
Lo primero que debes saber es esto: Mantener la calma es una cualidad que . Aunque nuestra herencia genética puede hacernos más o menos impulsivos, es normal empezar a afrontar la vida abandonándonos cuando somos jóvenes emociones y a las pasiones desde
Si tenemos la suerte de poder contar con condiciones favorables para nuestra evolución y desarrollo, aprendemos que Para comportarnos racionalmente debemos controlar nuestros impulsos. También somos conscientes de que sin esto autocontrol
La vida es como un viaje por mar: hay días de calma y días de tormenta; lo importante es ser un buen capitán de tu barco
–Jacinto Benavente–
La mala noticia es que no todos hemos recibido una educación destinada a promover el autocontrol. Lo positivo, sin embargo, es que una vez pasada la infancia podemos aprender este tipo de educación por nuestra cuenta. De hecho, una vez que seamos conscientes del problema tendremos todas las herramientas disponibles para poder corregir esta dinámica.
Al hacerlo, inevitablemente terminamos con reprimir algunos de nuestros impulsos. Esta es una acción normal al entrar en el mundo de la sociedad: renunciar a aquellos apetitos y deseos que chocan con la correcta convivencia con el mundo circundante.
Aunque en realidad El autocontrol es esencial para nosotros mismos – nos evita desperdiciar energía emocional innecesariamente y nos permite ser más dóciles. Te proponemos 4 trucos para aprender a mantener la calma en los momentos más delicados.
Para mantener la calma, elimina el estímulo estresante inmediatamente.
La pérdida de control se produce ante un estímulo. lleno de tensión . Bajo la etiqueta de estresante se puede colocar todo aquello que nos asusta o amenaza. Pero también aquello que nos hace dudar, que nos deja estupefactos o que va en contra de nuestros deseos.

Si no has cultivado el autocontrol, cuando aparezcan estímulos similares te verás llevado a activar mecanismos de defensa expresándote en forma de agresión : gritar gestos de naturaleza violenta utilizando lenguaje ofensivo o palabras destinadas a herir o incluso amenazar.
Puedes controlar estos impulsos simplemente permaneciendo en silencio durante 20 segundos. . Si sientes que es imposible no reaccionar, detente un momento y reflexiona sobre la situación inhalando y exhalando profundamente. Hay una pizca de gran verdad cuando se dice que hay que contar hasta diez. A veces la diferencia entre un éxito y un error reside en esos pocos segundos.
Dirige tu atención a tu cuerpo.
Es importante prestar atención a todo lo que sucede en tu cuerpo. . Activa el chip cada vez que te sientas incómodo con algo o alguien. Deja de pensar en la realidad externa y por un momento dirige tu atención a cómo se comporta tu cuerpo. Las señales vienen de ahí, él es quien muestra los primeros signos de ansiedad, bloquéalo.
Concéntrate en tu respiración y los latidos de tu corazón. Piensa en la temperatura de tu cuerpo y si sientes calor, refréscate con agua o aire fresco. Detente si sientes que tus músculos se tensan y haz algunos estiramientos. Sin darte cuenta tomarás las riendas de la situación.

Para activar el chip, repite esta orden continuamente: Quiero entender las reacciones de mi cuerpo. Si te parece extraño e irritante, aprende a repetirlo automáticamente: quiero entender las reacciones de mi cuerpo. Esta frase es una apertura a la autoobservación y en consecuencia al autocontrol.
Practica siempre
Si eres uno de esos casos crónicos (personas que suelen perder los estribos por todo) necesitas urgentemente introducir algo de ejercicio diario en tu rutina. Mejor aún si te dedicas a un deporte de verdad, uno que suponga tal gasto de energía que no te quede para cuando pierdas el control.
Está científicamente comprobado que el ejercicio activa la producción de diversas hormonas que afectan el estado de ánimo. Desperdiciar energía física también te permite liberar esa tensión emocional que te mantiene irritado o al borde de explotar. La disciplina necesaria para ejercitar o deporte también es una forma de entrenar la capacidad de autocontrol.

No es un deporte que se practique a toda costa por la competición o por el afán de ganar. Lo importante es disfrutar la actividad y escuchar tu cuerpo incluso en contextos donde es libre de expresarse. imponiéndole un ritmo más rápido y enérgico.
Mejor si es una actividad que te llame la atención y con la que disfrutes al menos un poco. Sin embargo, si te encuentras en esa fase en la que no te apasiona nada, realiza ejercicios sencillos incluso en casa o sal a caminar durante el día a un ritmo rápido. Verás que en poco tiempo te sentirás mucho mejor.