
Ojo que no ve corazón que duele. Es cierto que no hay persona más ciega que la que no quiere ver pero esto No significa que el dolor, la tristeza o la angustia puedan desaparecer mágicamente con sólo cerrar los ojos. . No basta con chasquear los dedos para cambiar las cosas, hay que aceptar el dolor y aprender a afrontarlo.
Esto puede dar miedo, pero nunca será tan malo como pensamos. Uno de los mayores monstruos es el pensamiento catastrofista que muchas veces alimentamos para protegernos de las decepciones. Y contra los grandes monstruos nada se puede hacer excepto coraje.
¿Cómo podemos afrontar lo que más tememos? Paso a paso, empezando por aceptar nuestra batalla interna, esa que nos hace negar todo dolor, esa que nos dice que nada está mal aunque no lo esté. Una vez que hayamos admitido y aceptado el malestar despertaremos a nuestros más grandes. miedos y estaremos así en condiciones de elegir las mejores armas para hacerles frente.
El mundo es un lugar hostil para todos pero sólo aquellos que lo afrontan sin miedo viven su vida plenamente.
Sentirás el peso del mundo.
Al principio podemos tener la sensación de tener que llevar el peso del mundo sobre nuestros hombros o de que todo se va apagando poco a poco pero entenderemos que solo tenemos que darle un nombre al pánico o depresión que vive en nuestro interior . Después de aprender a llamar todo por su nombre, los miedos desaparecen porque sabemos lo que está pasando y podemos pedir ayuda en caso de amenaza.
Darle un nombre a lo que sentimos no significa reducir la realidad a unos simples detalles que caben en una etiqueta. Ni siquiera es una excusa válida para escondernos cuando cometemos un error o nos definimos. El nombre es solo una pequeña parte de nosotros que nos completa pero no nos define porque somos mucho más .
Darle un nombre a las emociones no significa olvidar el contexto del problema, el apoyo de los demás o los propios recursos. Es una forma sencilla de delimitar un conjunto de emociones, pensamientos y comportamientos que de otro modo serían complicados de entender.
Simplificar, sin embargo, no significa olvidar que detrás de un nombre, un miedo o un monstruo, se esconde una persona con sus propias peculiaridades. . Una persona que sufre y que además es valiente, una persona que necesita ante todo apoyo y comprensión.
No pierdas el tiempo negando la realidad.
No debemos perder el tiempo negando la realidad. ¿Qué es lo peor que nos puede pasar si admitimos y aceptamos lo que nos está pasando y dejamos de evitar las experiencias de la vida? Se abre una oportunidad en el horizonte: comenzaremos a vivir intensamente.
Así que nuestro pensamiento no sólo estará formado por monstruos sino por un mundo lleno de posibilidades, ya sean buenas o malas. De esta manera nos conoceremos a todos los niveles y nos aceptaremos sin condiciones. Sin embargo, el aspecto más importante es comprender que somos más fuertes de lo que pensábamos.
Por supuesto que tendremos miedo pero tendremos mil armas para combatirlo. Sentiremos dolor pero también sentiremos la intensidad del cariño y calidez de las personas que nos rodean. Y nos daremos cuenta de que la dictadura a la que nos sometemos cuando pretendemos vivir una vida sin dolor Es el que más nos duele. nos duele porque niega una parte de nuestra realidad.
No es feliz el que no siente dolor sino el que reconoce y acepta sus emociones. Depende de nosotros aceptar lo que sentimos y afrontarlo. El resultado siempre será para nosotros un motivo de esperanza, una esperanza que compartir con quien queramos.