
¿Cuándo necesitamos ayuda? ¿Cuándo debemos buscar una mano amiga o pedirla y no remar solos? ¿Cuándo es necesaria la ayuda externa? ¿Existen patrones objetivos para acudir a alguien y pedirle ayuda? En definitiva, ¿cuándo es el momento de pedir ayuda?
No podemos definir un momento concreto que marque universalmente cuando necesitamos pedir ayuda. .
El índice para pedir ayuda está dentro de cada uno de nosotros y debemos ser capaces no sólo de reconocerlo sino también de abandonar el orgullo y acudir a alguien que pueda ayudarnos. Aguantar y resistir sin cesar no genera ningún progreso, lo que nos desanima y no nos lleva a ninguna parte. En este sentido, a veces la ayuda oportuna conduce a una batalla ganada.
En muchos casos pedir ayuda nos ofrece una nueva oportunidad de encontrar la esperanza salvándonos de una situación que creíamos imposible de resolver pero para ello debemos saber bien a quién acudir y cuándo. Una vez superados los límites personales debemos abrirnos a alguien y dejarnos ayudar.

Pedir ayuda es señal de valentía
Ocultar los sentimientos, creer que llorar es débil, pensar que las fuerzas van mucho más allá de la energía que realmente pueden aportar, abrazar la idea de que nadie nos entenderá, son hilos que pueden asfixiarnos.
Las batallas se ganan con esfuerzo y decisiones inteligentes y ser inteligente también significa utilizar las herramientas que otros pueden aportar o que nos ayudan a encontrarnos con nosotros mismos cuando hemos perdido el mapa personal. Pedir ayuda es algo valiente porque implica reconocer la necesidad además de indicar que no nos damos por vencidos y que la tenemos. esperanza para conseguir lo que queremos.
Cuando sentimos que la situación está superando el límite cuando creemos que ya no somos las mismas personas de antes y no somos felices cuando consideramos que hemos llegado demasiado lejos solos cuando antes podíamos encontrar esa dulzura que reside solo en las pequeñas cosas y ahora ya no podemos hacerlo cuando todo lo que nos entretenía deja de hacerlo y no podemos encontrar otras actividades que den el mismo efecto es el momento adecuado. Es hora de pedir ayuda .

Aprende a pedir ayuda
Quizás el primer paso sea el más difícil: hablar de nosotros mismos, contarle a alguien cómo nos sentimos, expresarnos y buscar de manera decidida lo que nos falta. ¿Cómo podemos aprender a pedir ayuda? El primer paso será encontrar a alguien en quien depositar la nuestra. confianza . Si lo hemos probado con las personas que nos rodean y no hemos visto ninguna mejoría o si la ayuda que nos prestan no es suficiente, es el momento de pedir ayuda a un especialista.
La variedad es tan grande que probablemente no será difícil encontrar un especialista que pueda ayudarnos específicamente en lo que necesitamos. Si nos duele la garganta acudimos al médico; si no podemos mover el cuello acudimos al fisioterapeuta; si no vemos bien acudimos al oftalmólogo; si tenemos caries acudimos al dentista; Por lo tanto si nos duele el alma por que no ir a psicólogo ?
El psicólogo es un especialista más y verlo como alguien que sólo trabaja con locos es una descripción muy pasada de moda y limitada de la ayuda que es capaz de brindar. En este sentido trabajar con el psicólogo permite a la persona aumentar su gama de recursos para afrontar las dificultades . Además, puede ayudarnos cuando queremos discutir una teoría para disipar ese sentimiento no deseado, casi asfixiante. soledad que todos hemos probado alguna vez o que puede servir para reforzar nuestra motivación si esta se ha debilitado. Y si ese es el caso, ¿por qué no pedir ayuda incluso antes de necesitarla, cuando es la mejor decisión?