
Las metáforas son un recurso muy explotado en terapia. Según Lankton una metáfora es una figura lingüística que implícitamente compara dos entidades diferentes. Se ha demostrado que
Las metáforas ponen al paciente ante una situación conocida o, mejor aún, vivida por él, estrechamente vinculada al problema existente y al mismo tiempo capaz de encontrarle una solución.
Para ser efectivas, las metáforas terapéuticas deben respetar una serie de características. Primero La metáfora debe ser comprensible para el paciente. por lo que habrá que adaptarlo a su nivel de comprensión. Por otro lado, es necesario conseguir que la persona se refleje en él para que comprenda la base del problema y se sienta motivada a realizar el cambio terapéutico necesario.
La metáfora también necesitará estructurarse en términos de acción por lo tanto, incluir los pasos concretos en la narrativa. fundamentos que el paciente tendrá que comprender para lograr el cambio. También debe ofrecer una solución o vía de escape del problema para que el paciente vea claramente que los pasos a seguir conducirán a la solución del problema que le llevó a terapia.
Algunas metáforas para entender mejor la vida
El uso de metáforas es bastante extenso especialmente en casos de Terapia de aceptación y compromiso (ACT) . Hoy queremos compartir con vosotros lectores algunas de las metáforas que en nuestra opinión pueden resultar más útiles para pacientes o personas que sienten que han perdido el rumbo.
La metáfora de los dos escaladores.
Imagine que usted y su terapeuta son dos escaladores, cada uno de los cuales escala dos montañas separadas pero adyacentes. El terapeuta puede ver el mejor camino para usted. pero no porque sea más inteligente o porque haya sido más rápido en subir allí montaña sino más bien porque está en una posición que le permite ver cosas que tú no puedes ver en este momento. Al final, aunque el terapeuta te muestra el camino, eres tú quien tiene que seguir subiendo.
La ventaja del terapeuta sobre el paciente es, por tanto, sólo una perspectiva. Puede ofrecer a su paciente una visión que desconoce; será este último quien decida integrar esta información para seguir adelante.

La metáfora de la luz.
Los pensamientos automáticos negativos, como su nombre indica, aparecen en nuestra mente automáticamente porque se han repetido sin cesar durante mucho tiempo. Se han convertido en un patrón de pensamiento creado por nosotros mismos.
Una metáfora muy utilizada en terapia para explicar este fenómeno mental tiene que ver con un hecho que nos ha pasado a todos: ¿qué pasa cuando se funde una bombilla o se apaga la luz? Pues entramos en una habitación y aunque sabemos que la luz no se enciende pulsamos el interruptor. Lo mismo ocurre con los pensamientos, ahora se han convertido en un mecanismo automatizado.
La metáfora de la casa y los muebles.
¿Una casa pierde valor si los muebles de su interior son viejos, feos o están dañados? La respuesta es no. La casa tiene un valor independientemente de los muebles que haya en su interior. La casa no se compone sólo de muebles. Asimismo el ser humano tiene un valor que va más allá del suyo propio pensamientos o sus acciones aisladas.
Podemos tener pensamientos o acciones más o menos dañinas o negativas pero esto no implica que nuestra persona sea así.
La metáfora de la tormenta de arena
Vivir en un estado de ansiedad es como estar en una tormenta de arena: cuanto más luchamos contra él para salir de él, más nos envuelve, haciendo la lucha aún más desesperada y enérgica . Lo que quiere explicar esta metáfora es que si te encuentras en un estado de ansiedad tendrás que intentar relajarte y actuar en contra de lo que tu cuerpo te pide.

La metáfora del viaje.
Tienes un objetivo: viajar
Esos pasajeros molestos no son más que pensamientos negativos: intentan boicotear tus objetivos, generan ansiedad y al final logran hacerte abandonar tu intento y hacerte retroceder para volver a tu zona de confort.
La metáfora de la fiesta y el invitado desagradable
Te han invitado a una gran fiesta: la boda de tu mejor amigo. Por supuesto que realmente quieres ir y aún has descubierto que también habrá una persona que no te gusta nada. Se trata de un colega del novio que ya conoces y que no te agrada mucho. ¿Renunciarás al matrimonio por esto? Es casi seguro que su respuesta será no, ya que

Las emociones negativas son como ese invitado. : Sólo porque fueron invitados a la fiesta de tu vida no significa que tengas que renunciar a las cosas que amas y que te importan.
La metáfora del calor
El emociones negativas son como el calor: muy desagradables. Sin embargo, probablemente sepas que un poco de bochorno no es la cosa más horrible o insoportable del mundo. Es molesto pero sabemos que de vez en cuando tendremos que vivir con ello, especialmente en verano. No es más que esto.
Asimismo Las emociones negativas existen y en ocasiones tendremos que vivirlas en nuestra propia piel. ¿Por qué no somos tan indulgentes también con nuestros estados emocionales? Emociones como la congestión, el dolor de cabeza o un grano en la frente no son más que fases fisiológicas aburridas o molestas pero que no tienen otra finalidad que la de facilitarnos información.
Ahora te toca a ti intentar aplicar estas y otras metáforas a situaciones de tu vida. Verás como desde esta perspectiva todo te parecerá más claro.
 
             
             
             
             
             
             
             
             
						   
						   
						   
						   
						   
						   
						  