No podemos elegir nuestras emociones, pero podemos decidir qué hacer con ellas.

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Sentir envidia, enfado, tristeza o frustración es tan natural como respirar. Algunas emociones están íntimamente ligadas a la condición humana, aunque a veces nos avergüencemos cuando las sentimos. Sin embargo, rechazar nuestras emociones o no poder expresarlas puede aumentar drásticamente nuestros niveles de ansiedad.

Querer controlar lo que sentimos en cada momento es una batalla perdida por muy grandes que sean nuestros esfuerzos. Por otro lado aunque debemos tener cuidado con lo que decimos o hacemos cuando estamos bajo la influencia de una de estas emociones porque somos los únicos responsables de esa reacción.

Tomarse un tiempo para reflexionar sobre la posibilidad de que no todo salga como esperamos es una excelente manera de combatirlo frustración y decepción en lugar de enojarnos o deprimirnos por cuestiones que escapan a nuestro control. De lo contrario, sólo perdemos tiempo y energía. Como ves, la buena noticia es que aunque no podamos controlar nuestras emociones, todos somos capaces de decidir qué hacer con ellas. Te invitamos a profundizar más en el tema.

Como seres humanos, todos queremos ser felices y estar libres de sufrimiento y todos hemos aprendido que el secreto de la felicidad es la paz interior. Los mayores obstáculos para esta paz son las emociones que nos perturban, como el odio, el apego, el miedo y la sospecha, mientras que el amor y la compasión son fuentes de paz y felicidad.

-Dalai Lama-

Las emociones tienen una función adaptativa

Las emociones encierran un mensaje muy profundo: sirven para indicarnos que algo está pasando en nuestra vida y en algunos casos que hay un problema que resolver. Por ejemplo el ansiedad nos advierte de un peligro inminente y la tristeza nos dice que hemos sufrido una pérdida que debemos metabolizar. Por eso es importante aprender a descifrarlos para conocernos a nosotros mismos y actuar en consecuencia.

Todas las emociones son útiles por lo que no debemos luchar contra ellas. Es importante y necesario intentar comprenderlos y escucharlos. . Sólo así podremos elegir las estrategias más adecuadas y afrontar con éxito los problemas y dificultades que encontremos en nuestra vida.

Como puedes ver, no debemos asustarnos cuando sentimos emociones negativas como la tristeza. miedo envidia o frustración porque al centrarnos en ellas nos ayudarán a comprender cómo gestionar ese problema y en definitiva cómo mejorar nuestra vida. Sin embargo si la intensidad de estas emociones es cada vez mayor y llegamos al punto de no saber gestionarlas, la mejor solución es contacta a un psicólogo eso nos puede ayudar . De esta forma evitaremos hacernos daño a nosotros mismos y a las personas que nos rodean.

Por otro lado, no debemos olvidar que también existen emociones muy positivas: una de las más poderosas es la felicidad. Son emociones adaptativas siempre que se expresen de forma equilibrada. Estos últimos también contienen un mensaje: nos hacen comprender que estamos viviendo un momento que produce bienestar y nos hace sentir bien.

Las personas con una fuerte inteligencia emocional tienen cuatro habilidades importantes: saben identificar, comprender y regular las emociones.

-John Mayer-

¿Cómo podemos aprender a autorregular nuestras emociones?

No existe una receta mágica para regular mejor tus emociones y experimentarlas de forma equilibrada. Aunque lo claro es que Negarlos o intentar controlarlos sólo aumenta nuestro nivel de alteración lo cual no es nada bueno para nosotros. . Nuestra carrera hacia la perfección nos aleja de la realidad y de la humanidad. No somos robots ni superhéroes: somos personas y las personas sentimos muchos tipos diferentes de emociones.

Cuando hablo de controlar las emociones me refiero a las verdaderamente estresantes y debilitantes. Ser personas emocionales es lo que enriquece nuestras vidas.

-Daniel Goleman-

Como hemos visto, cuando nuestras emociones se vuelven demasiado intensas o persisten en el tiempo significa que algo anda mal en la forma en que las sentimos. Esto puede deberse a intentar controlar lo que no puedes controlar: Probablemente seguimos diciéndonos a nosotros mismos que las cosas deberían haber sido de otra manera. . Pero las cosas no siempre saldrán como queremos y la gente no siempre se comportará de forma compatible con nuestros principios y valores. Esto es algo que debemos tener muy claro.

Lo único que podemos controlar es la forma en que gestionamos lo que sentimos y para ello el primer paso es identificar el emoción en cuestión. Entonces debemos reflexionar y preguntarnos cómo podemos canalizarlo de la forma más saludable para nuestro crecimiento personal. En otras palabras, debemos practicar la responsabilidad emocional.

De esta forma, dependiendo de la situación, sentiremos una emoción u otra. Sin embargo, elegir qué hacer con él pasará a ser nuestra responsabilidad y allanará el camino hacia el bienestar emocional. Porque la cuestión no es decidir qué queremos sentir sino cómo gestionar lo que sentimos.

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