La fuerza de las emociones guía nuestras vidas.

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Elecciones, relaciones e incluso pensamientos... Gran parte de lo que hacemos todos los días está mediado por las emociones. Dan impulso a la vida por lo que estamos obligados a entender su mensaje para que trabajen a nuestro favor.

La fuerza de las emociones a menudo precede al pensamiento mismo. . Al fin y al cabo, no debemos olvidar que somos entidades emocionales que aprendimos a pensar hace poco más de 100.000 años. Por otra parte, las emociones siempre han sido una especie de raíz primaria de nuestro cerebro; un conjunto de mecanismos fundamentales que han garantizado nuestra supervivencia.

Aceptar esta idea no siempre es fácil. No se debe principalmente a que a la mayoría de nosotros nos guste pensar que tenemos control total sobre todo lo que hacemos y decidimos. Sin embargo, ignoramos que gran parte de nuestro comportamiento está regido por un universo emocional poderoso pero velado del que no siempre somos conscientes.

Cuando nos levantamos por la mañana lo hacemos con un determinado estado emocional; a veces más motivado, a veces con una voluntad un poco menos definida. Nuestro estado de ánimo influye plenamente en nuestro día.

El impulso principal detrás de cada paso que damos, ya sea grande o pequeño, está filtrado por las emociones. Es cierto que en muchos casos intentamos pensar en cada decisión que tomamos pero son estas las que nos dan el empujón inicial y dejan huella. Tampoco podemos negar que muchas de nuestras compras están mediadas por emociones así como por relaciones sociales y emocionales.

Las emociones con su importancia, su influencia y su enorme complejidad Dan forma a todo lo que hacemos y a cómo reaccionamos ante el medio ambiente. . La fuerza de las emociones por tanto, es innegable.

No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero utilizarlos, disfrutarlos y dominarlos.

–Óscar Wilde El retrato de Dorian Gray

La fuerza de las emociones está en todo lo que hacemos.

Un concepto que se repite mucho en los libros de autoayuda o gestión emocional es aprender a controlar tus emociones . En estos manuales (así como en el lenguaje popular) nunca faltan términos como gestionar, dominar y controlar. Muchos de los lectores de estas palabras podrían pensar que las emociones son casi como un coche o una cuenta bancaria que hay que saber gestionar.

Pues nadie puede controlar ni gestionar nada si no comprende lo que tiene en sus manos o mejor dicho en lo más profundo neuronal de su cerebro. Así dice el neurólogo Antonio Damasio nos introduce en este universo. en libros como En busca de Spinoza. Emociones, sentimientos y cerebro. el El extraño orden de las cosas. Vida, sentimientos y creación de cultura. nos ofrece ideas muy interesantes.

Nuestras emociones quieren que sobrevivamos y estemos bien.

La emoción es una respuesta química y neuronal. Esta reacción es generada por nuestra propia cerebro cuando procesa un estímulo que requiere una determinada conducta por nuestra parte (veo una serpiente, sé que puede ser un peligro. Por eso es normal que me aleje sin siquiera pensarlo). Al mismo tiempo, la respuesta química interna genera una gran cantidad de cambios en el organismo con un único fin; permitirnos adoptar una respuesta conductual.

El propósito de nuestras emociones es ayudarnos a reaccionar ante lo que sucede a nuestro alrededor. Nos permiten sobrevivir y encontrar la homeostasis es decir, equilibrio y bienestar. Bueno, en promedio todos tenemos un problema básico: no sabemos qué quieren decirnos.

Miedo tristeza ira frustración... Muchos de estos estados emocionales que definimos como negativos juegan un papel específico : nos advierte que algo anda mal y que debemos reaccionar. Sin embargo, es más frecuente

La fuerza de las emociones, sentimientos y pensamientos.

Las emociones siempre preceden a los sentimientos y muchas veces incluso al pensamiento mismo. . Libros como ALa búsqueda de Spinoza. Emociones, sentimientos y cerebro. de Damasio revelan la importancia de comprender la diferencia entre emociones y sentimientos. Las emociones conciernen al cuerpo y los sentimientos a la mente.

En primer lugar experimentamos emociones. Ante cada acontecimiento que nos sucede, ante cada situación, se produce una emoción. Pues bien, la experiencia mental que adoptamos ante los cambios que se producen en el organismo moldea los sentimientos. Y los sentimientos a su vez dan impulso a la mente, nos motivan o, por el contrario, nos bloquean.

Esto es lo que sucedió en el último paso de nuestra evolución cuando aprendimos a tener una mayor comprensión y control de nuestras emociones. Con el desarrollo de lóbulos frontales y prefrontales tomamos conciencia de los sentimientos y emociones dando forma a comportamientos más refinados, creativos, racionales y poderosos.

Sin embargo, no debemos olvidar que las emociones y los pensamientos nunca viajan por separado; juntos nos dan un mayor impulso. Una emoción controlada y jugada a nuestro favor a través del pensamiento suele dar forma a comportamientos más innovadores y positivos.

Las emociones deben convertirse en nuestras aliadas, no enemigas

La fuerza de las emociones es innegable; Son precisamente estos los que influyen en gran medida en nuestro comportamiento. . Al mismo tiempo los sentimientos nos imbuyen de eso. entusiasmo lo que parece revitalizarlos cuando se conectan con los pensamientos que habitualmente manejamos. Por ello es fundamental no sólo entender qué son las emociones sino también aprender a gestionarlas, canalizarlas y utilizarlas en nuestro beneficio.

Lograr esto no es nada fácil. Esa autoconciencia a través de la cual podemos conectarnos con lo que sucede dentro de nosotros y responder en consecuencia lleva tiempo. Como él señala Daniel Goleman Tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente. La felicidad y el auténtico bienestar consisten en hacerlos actuar en una única dirección. Piénselo.

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