
En los últimos años la Academia ha premiado a tres mexicanos: Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón. Tres amigos, los tres de México con muchas historias que contar. Público y crítica de los festivales internacionales más prestigiosos se han rendido ante su talento. Si en 2017 del Toro nos ganó con La forma del agua en 2019 Roma de Cuarón fue la película más premiada.
Los Oscar no ven barreras y en los últimos años los han ganado tres directores inmigrantes extranjeros procedentes de países cuyas tradiciones son ricas en espiritualidad. Un aspecto que del Toro nunca descuida en sus películas.
Pese a la apertura a nuevas perspectivas y al mercado internacional en el que se abren paso aspiraciones del más alto nivel, los orígenes mexicanos siguen siendo tangibles en la carrera de estos tres directores.
Roma fue galardonada con el León de Oro del Cine de Venecia y la aprobación unánime de la crítica hace pensar que oiremos hablar de ella durante mucho tiempo. Roma es un recuerdo; es la infancia de Cuarón contada desde una época alejada de los años de su madurez. El director se alejó de sí mismo y se sumergió en la perspectiva de una mujer que de otro modo habría sido invisible.
del Toro ya lo había anticipado La forma del agua un mensaje de amor hacia el otro contando su historia desde el punto de vista de una señora de la limpieza, alejándose así de los clichés.
En Roma Cuarón pone en escena a la criada de su infancia y dedica una película a su persona, su cultura y su lengua. Una película en la que lo extraordinario apenas se insinúa La vida cotidiana y la exclusión se vuelven protagonistas.
ADVERTENCIA: el artículo contiene spoilers.
Roma una experiencia visual
Cuarón profundiza en su infancia, en la vida de su adinerada familia en un mundo puesto a fuego y espada (por acontecimientos como el jueves Masacre de Corpus Christi de 71) para contarnos la historia de un personaje invisible: la criada de origen mixteco.
Dejándose abrumar por los detalles, la cámara enfoca las pequeñas cosas. como el agua de un trapo, un avión volando sobre el cielo o el excremento del perro de la casa .
Al mismo tiempo sigue a Cleo la protagonista. Su vida diaria nos muestra sus emociones; lo esconde, lo acompaña en todo momento. A través de los detalles y movimientos de cámara, Cuarón nos describe a Cleo y habla de ella sin decir una palabra. Las imágenes hablan por sí solas recreando un retrato realista.
Cada imagen está cargada de significado. ¿Por qué centrarse, por ejemplo, en el agua para la limpieza? ¿Por qué centrarse en los excrementos de perros? Cuarón utiliza el contexto del elemento visual de todos los elementos que enriquecen la historia; Pequeños detalles aparentemente insignificantes a los que otorga un significado poderoso y profundo que será la clave para entender esta historia. Lo invisible está cargado de significado. Lo invisible se convierte en protagonista a través del retrato de Cleo.
En Roma y símbolos adquieren gran importancia y explican todo lo que no se puede decir con palabras. El agua es sinónimo de vida de origen y principio. Ya en su época Tales de Mileto afirmaba que el arco es decir, el principio de todas las cosas es el agua.
El agua es concebida como símbolo de la vida de la maternidad de la inmortalidad; también se asocia con la purificación al renacer según religiones como el cristianismo en el que el agua es fundamental en el bautismo. En Roma este elemento está presente desde el primer momento, manifestándose como agua de limpieza, pista del trabajo de Cleo.
Agua y otros elementos clave
Cuadro tras cuadro el agua se presenta de diferentes formas: granizo, chaparrón, gotas que caen sobre la ropa tendida... hasta la inmensidad del mar. El agua es un elemento esencial del ser humano y también de nuestro planeta.
Apoya a Cleo en el desarrollo de la película hasta sumergirla en el océano. cuando salva niños aunque no sabe nadar. Una escena en la que ella está encerrada. la catarsis del personaje Evolución de la purificación.
Otros elementos como el fuego, los reflejos y la naturaleza son igualmente importantes y llenos de significado. Pero entre ellos quizás el que merece la pena destacar sea el avión. Un avión que vemos reflejado en el agua en los créditos finales, un avión que aparece en los momentos destacados y al final.
Ese plano se nos muestra como el devenir de la vida como trayectoria además como escape de la libertad y la aventura que contrastan con la vida monótona por Cleo.

La venganza de los marginados
Cuarón va de lo general a lo específico. Se sumerge en un entorno que conoce bien: los años 70 en México y los distintos conflictos de la época pero sin entrar en detalles. La profundidad es toda para Cleo pero también para su familia presentada a través del papel de madre y la separación de los padres.
La película se presenta como la vida misma: conflictos, problemas y acción toman forma de maneras inesperadas aunque hay algunas pistas.
La imagen del padre parece estar ligada a la del coche ; un gran coche americano que apenas pasa por la puerta principal y que representa poder, dinero. Sin embargo, se marcha para no volver nunca en un coche mucho más pequeño, lo que nos ofrece una escena que al principio no podemos captar, pero que irá adquiriendo significado a medida que se desarrollen los acontecimientos.
La madre es otro personaje importante. ; ella es quien tiene la tarea de deshacerse del coche-símbolo de ruptura con su pasado comprando un coche más pequeño y práctico.
El abrazo entre los padres adquiere un significado profundo: mientras la mujer está angustiada y abraza a su marido como si no quisiera soltarlo, el hombre muestra desapego. Finalmente es la mujer quien nos revelará que se han separado y así entendemos su papel en la película, sus preocupaciones y sus miedos.
Una reflexión sobre la diversidad
Roma nos sumerge en un delicado y nostálgico blanco y negro y nos ofrece la posibilidad de conocer el pueblo mixteco o al menos su idioma. La población indígena fielmente representada por Cleo cobra finalmente protagonismo en el cine, mostrándose ante nuestros ojos como una realidad tangible que vive, sufre y sonríe.
A pesar de su vida monótona, Cleo también se enamora sufre el fin de un amor y nos deja acompañarlo en los momentos más importantes de su vida.
La escena del nacimiento es sobrecogedora: podemos identificarnos con el dolor de Cleo y su sentimiento de culpa que se manifiesta al otro lado del océano.
Un dato curioso es que Cleo y su amiga Adela son interpretadas por dos mujeres mixtecas sin experiencia actoral pero que aportan un profundo realismo a cada escena.
Roma: consideraciones finales
Cuarón se reconcilia con su infancia. Nos presenta a Cleo que se inspira en la figura de Libo, su verdadera niñera. Construye un retrato perfectamente narrado; nos ofrece los detalles de la vida cotidiana, las sensaciones y emociones de Cleo, siguiéndola por cada rincón de la casa, mostrándonos las distintas estancias y la diferencia entre la vida de una familia rica y la de una criada .
Y lo hace para darle finalmente la consideración que merece para acoger la diversidad cultural, lingüística e individual que puebla un mismo mundo.