
Te amé hasta que escuché mi amor propio. Me quité las vendas de los ojos, me quité las cadenas del corazón y hasta los talones para ponerme a tu altura. Sólo entonces entendí: no eres el amor de mi vida ni de un día ni de un momento, solo alguien que me hizo creer que no valía nada cuando en realidad lo soy todo.
Comprender que nadie es tan importante como para hacernos sentir como si nada es sin duda un acto de revolución personal. Un acto de valentía y reafirmación de la propia autoestima que no todo el mundo tiene esa fuerza psíquica y emocional capaz de poner un límite entre el amor propio y la dependencia entre dignidad y renuncia.
Sabemos que la palabra amor propio está de moda que hay muchas libros los manuales y cursos que nos repiten casi como si fuera un mantra que Nadie puede establecer una relación sana si no se ama a sí mismo primero. Sin embargo, aunque conocemos bien la fórmula, no siempre la aplicamos correctamente.
El amor propio no se construye sólo a través de un libro o reflexionando sobre él. No es una entidad pasiva, sino todo lo contrario. El amor propio es un estado de aprecio absoluto por uno mismo que crece a partir de las acciones y que a su vez construye nuestra salud física y emocional .
Te invitamos a reflexionar sobre este tema.

No valías mucho y aún así te di todo mi universo
Los astrónomos dicen que en el universo ocurren fenómenos muy similares a nuestras relaciones emocionales. Sólo como ejemplo: hay una nebulosa llamada Henize 2-428 que, visto desde el telescopio, fascina por su singular belleza y su peculiar misterio. En realidad esta nebulosa es la unión de dos enanas blancas, dos estrellas viejas en su última fase de vida a punto de morir.
El aspecto curioso de esta pareja es que se orbitan mutuamente cada cuatro horas. Representan un baile letal pero increíblemente hermoso durante el cual tarde o temprano terminarán desplomándose. De algún modo también nosotros, sin ser cuerpos celestes, desplegamos este juego de fuerzas. sabemos que Hay amores destinados a ser poco más que polvo de una Recuerdo y aún así los alimentamos .
Quizás este amor no valió mucho pero hasta que nos dimos cuenta hasta que la dignidad pesó más que la cojera de las lágrimas y la dependencia permitiéndonos abrir los ojos. Sin embargo, debemos tener claro que no debemos alimentar el culto al sacrificio. Ningún universo puede aplastar nuestra individualidad, nuestro amor propio, nuestra luz única y excepcional. .
La receta del amor propio
Visualicemos por un momento el amor propio de manera muy concreta: el nuestro es como un esqueleto . Nos aporta apoyo, fuerza y resistencia y nos garantiza un movimiento armonioso y correcto para desenvolvernos en nuestra vida diaria. Si este esqueleto tiene una tibia o un fémur roto necesitaremos un par de muletas o una silla de ruedas. Dependeremos.
Esta dimensión personal necesita un apoyo vital excepcional. Sin embargo, sabemos que de vez en cuando tiene sus altibajos, su desgaste y el consiguiente dolor. Por esta razón es importante tomar en consideración los componentes que integran este receta para mantenerlo en buenas condiciones.
Pilares para consolidar el amor propio
El primer pilar es sin duda la coherencia personal . Es otro término que muchos definen y pocos aplican y por el que necesitamos ante todo valentía. Con el término coherencia nos referimos a la necesidad de mantener una correlación entre lo que sentimos y lo que hacemos; entre lo que pensamos y lo que expresamos.
Vivir con intención significa entender que para ser feliz es necesario tomar decisiones y no orbitar alrededor de otros como un cuerpo celeste que tarde o temprano colapsará y desaparecerá. Debemos aprender a bailar, a brillar con luz propia, a tener una voz segura y un corazón digno y valiente para atraer lo que realmente merecemos.
Imágenes cortesía de Chiee Yoshii Kris Knight