La felicidad proviene del movimiento, no de la inercia.

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Todos deseamos que llegue el día en el que podamos cerrar los ojos, respirar hondo y sentir una agradable sensación de bienestar al pensar que además de sangre, en nuestro cuerpo también fluye la felicidad. ¿A quién no le gusta sentirse bien y sentir la felicidad en la piel?

El problema es que el felicidad no llega de la noche a la mañana como un milagro . Ser feliz es más que esperar y adaptarse; se trata de decidir tomar acción y utilizar tus valores y motivación para construir algo sólido. La felicidad es una condición interna. Aquí está el secreto.

La felicidad no es algo ya hecho. Proviene de nuestras acciones.

Dalai Lama

La trampa de la inactividad

Todos podemos pensar que tenemos mala suerte porque la felicidad no entra en nuestras vidas y es igualmente común preguntarnos: ¿cuándo seré feliz?. El caso es que la felicidad no depende del tiempo, de las condiciones externas ni de la suerte. Depende de lo que hagamos para lograrlo. .

Segundo El 50% de nuestra capacidad para ser felices está influenciada por factores genéticos, el 10% por factores externos y el 40% por lo que hacemos o pensamos. . En este sentido, nuestros pensamientos y acciones tienen 4 veces más peso que aquello que no podemos controlar. Por tanto, no tenemos excusa para trabajar en nuestra felicidad.

Si no estamos contentos con la forma en que vivimos, las cosas no cambiarán por sí solas, debemos actuar. Quejarse nunca es el remedio ni la solución para alcanzar el bienestar, es simplemente la trampa que conduce a la apatía y al malestar.

Esta tentadora inactividad o inercia a la que estamos acostumbrados no es positiva. No hay excusas: si queremos ser felices debemos actuar . ¿Estamos realmente convencidos de que si seguimos actuando de la forma que ya nos hace sentir mal las cosas cambiarán y podremos ser felices? Hasta ahora nada ha cambiado, entonces ¿por qué seguir tan ciego?

¿Qué significa ser feliz?

Como hemos visto, para ser felices debemos aprender a controlar nuestros pensamientos. Entre ellos, el que más determina e influye en nuestro estado de ánimo es nuestro concepto personal de felicidad.

¿Qué es la felicidad para nosotros? ¿Qué es la felicidad para mí? ¿Qué es la felicidad para los demás? Soy solicitudes genérico pero muchas veces no los tomamos en serio . Pero si no hacemos esto, ¿cómo podremos entender cuándo somos felices? Incluso si nos equivocamos en la respuesta, al menos debemos hacernos la pregunta.

Una vez planteada la pregunta, hay que tener en cuenta varias ideas como que la felicidad no es lo que sentimos cuando compramos un coche o una casa; en otras palabras, no tiene nada que ver con las cosas materiales. Es cierto que las cosas materiales dan una sensación agradable, pero sigue siendo materialista. No se trata de cantidad sino de calidad. .

La felicidad no es una sonrisa, incluso si la sonrisa ayuda a construirla. La felicidad ni siquiera es vivir sin preocupaciones sino afrontar la realidad y construir lo que nos hace sentir bien sin dañar a los demás sin considerarlos un medio o un instrumento.

La verdadera felicidad es una condición.

Si quieres felicidad en tu vida, toma decisiones.

No basta con querer ser feliz, también hay que hacer algo para ser feliz. Este es el aspecto más importante. Porque la felicidad depende de nosotros, de lo que pensamos, de lo que hacemos, de cómo nos sentimos y en definitiva de nuestras decisiones. Es nuestra voluntad en movimiento .

Somos nosotros quienes elegimos si ser protagonistas de nuestra vida o, por el contrario, quedarnos y observarla como espectadores. En el primer caso abordaríamos el bienestar, en el segundo abordaríamos el rol de víctimas. Todo depende de nosotros. El decisiones que tomamos dejan huellas que crean un camino .

No podemos olvidar que la felicidad requiere valentía, valentía para afrontar los propios miedos, esos que sólo aumentan la incertidumbre. Ni siquiera podemos ser felices si creemos que no lo merecemos, por eso es muy importante creer en esta posibilidad. . Porque la felicidad es una actitud, una condición que cultivamos dentro de nosotros mismos en movimiento.

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