
Antes de comenzar a abordar el tema de este artículo, es importante subrayar que las mentes normales y las mentes anormales no existen. Si prestas atención a lo que en un lugar determinado es La mente y el comportamiento humano tienen manifestaciones muy variadas y el hecho de que algo esté fuera de lo común no significa necesariamente que sea un problema.
Sin embargo, también es una buena práctica recordar que la mente puede tener problemas o enfermarse . Por ejemplo, este es el caso de personas que desarrollan ideas o comportamientos que sistemáticamente dañan a ellos mismos o a los demás o cuando existen serias dificultades para distinguir entre fantasía y realidad.
Las cadenas de la esclavitud sólo atan las manos: es la mente la que hace al hombre libre o esclavo.
-Franz Grillparzer-
La mayor dificultad de las personas que padecen problemas psicológicos es la de no ser conscientes de sus propios problemas. En general, suele producirse una relación cruzada: Cuanto más graves son los problemas psicológicos de una persona, menos consciente es de ellos. . esto es necesario
Por este motivo es sumamente importante prestar atención a los síntomas. Estos se definen como rasgos, signos o características de comportamiento. No dan un diagnóstico definitivo pero pueden sugerir la existencia de una determinada dificultad mental. . A continuación te describimos siete.
1. Percepción y problemas mentales
La percepción es la capacidad de conocer el mundo a través de los sentidos. Oído, vista, tacto, gusto y olfato. Lo ideal es percibir el color, el olor, la forma, etc. tal como son realmente. Por supuesto que hay margen de cambio porque nuestro sistema de percepción muchas veces nos juega malas pasadas y esto no significa que nuestra mente tenga un problema grave.
Para determinar si nuestra capacidad perceptiva es la adecuada, un consejo es evaluar cuánto afectan estas bromas a nuestra vida. ¿A qué nivel lo hacen? ¿Causan molestias?

A veces nuestra mente percibe algo que en realidad no está ahí. Vemos, oímos o escuchamos algo que no existe. Pueden ser experiencias que nos parezcan muy reales aunque no lo sean. A cualquiera le puede suceder sufrir alucinaciones a veces.
Por ejemplo, es común cuando estamos solos o nos encontramos en una casa muy antigua: en estas situaciones nuestra mente amplifica la intensidad de cualquier tipo de estímulo. Sin embargo, el problema sólo se agrava cuando situaciones de este tipo se convierten en una constante en nuestra vida y nos provocan un verdadero malestar.
2. La organización del pensamiento
Es comprensible que tengamos momentos o períodos en nuestra vida en los que estamos más distraídos y distraídos. Pasamos de un tema a otro de una actividad a otra sin orden. El estrés hace que todo nos parezca aún más caótico. En general, la consecuencia de una actitud de este tipo es sólo un aumento adicional del estrés.
El problema aparece cuando esta dispersión se convierte en inconsistencia y se produce de forma casi constante. Cuando hablamos de incoherencia nos referimos a la incapacidad de seguir el hilo de un pensamiento o discurso. Saltamos de una idea a otra sin que exista una conexión lógica real entre ambas.
3. El contenido del pensamiento
El contenido del pensamiento puede ser síntoma de un problema mental cuando presenta determinados rasgos. El más evidente es el de la fijación y el pensamiento obsesivo. . Las creencias intensas e inflexibles son un problema en sí mismas. Pero cuando además están lejos de la realidad de los hechos pueden provocar un angustia muy profundo.

Una cosa es tener una creencia absurda pero ser capaz de entender que no es posible que sea cierta. Esto quiere decir que esa persona podrá superar el malestar y que no se trata de un problema grave ni continuo. En este caso podemos hablar de una simple intolerancia. Pero si esa creencia se fija y genera grandes niveles de angustia, el problema podría ser de una naturaleza completamente distinta.
4. El estado de conciencia
Cada día ocurren diversos hechos que escapan a nuestra conciencia. Es un rasgo común de cualquier mente normal. Por ejemplo, nos pasa cuando nos levantamos de la silla para hacer algo y nada más levantarnos olvidamos o dejamos de lado deliberadamente lo que debíamos hacer.
Cuando estos escapes de conciencia se vuelven habituales o comienzan a referirse a hechos relevantes de nuestra vida, se puede sospechar de un problema mental. Si una persona realiza una acción sin tener la más mínima idea de por qué ni cómo la hizo, lo mejor es interpretarla como una señal de alarma. .
5. La mente y la atención
Los problemas de atención tienen que ver con la ausencia o exceso de concentración. Cuando no lo logramos centrar la atención la mente salta de un lado a otro sin seguir un camino. Por ejemplo, esa persona no podrá seguir una serie de instrucciones paso a paso.

En cambio, si hay excesiva concentración, la persona pierde atención periférica. Esto significa que no podrá mantener una conexión con el mundo exterior cuando su atención se centre exclusivamente en otra cosa . Naturalmente, para interpretarlo como un problema mental, este síntoma debe ser grave y estar presente durante el tiempo que establecen los criterios diagnósticos.
6. Memoria y reconocimiento
los problemas de memoria y el reconocimiento puede tener diferentes causas. Surgen por estrés, cansancio o exceso de estimulación. La memoria humana no es como la de una computadora. Por ejemplo, las emociones influyen mucho en la profundidad con la que registramos un evento o dato en nuestra cabeza.
Lo que algunos llaman lapsus de memoria o amnesia parcial o total sobre hechos relevantes puede considerarse un indicio de El olvido constante o la incapacidad de reconocer hechos en los que hemos participado son elementos que deben ponernos en alerta.
7. Lenguaje y mente
El lenguaje es el principal vehículo del pensamiento. Un lenguaje claro es sinónimo de una mente clara. Viceversa Lenguaje confuso, desorganizado o irrelevante que no es apropiado al contexto.
El campo del lenguaje también incluye: expresiones no estrictamente verbales como el tono de voz o los gestos. Una persona que no puede mantener la mirada o que hace movimientos excesivos al hablar puede tener un problema. Recuerde que en este caso también como para los demás síntomas. Siempre es imprescindible que el diagnóstico lo realice un profesional.
Imágenes cortesía de Henrietta Harris