
Uno de los poemas más famosos de Charlie Chaplin que en una de sus partes nos ofrece una espléndida lección sobre el crecimiento personal dice: Cuando comencé a amarme de verdad comprendí que siempre y en cada ocasión me encontraba en el lugar correcto en el momento correcto y que todo lo que sucede está bien. Desde entonces he podido estar tranquilo. Hoy sé que eso se llama autoestima.
Cuenta la historia que hubo un tiempo en el que en el mundo del arte, la ciencia y la cultura sólo había dos nombres que brillaban más que todos los demás: Charlie Chaplin y Sigmund Freud . Si el primero tenía el rostro más familiar y admirado, el segundo al menos aparentemente tenía la mente más brillante.
No debemos tener miedo de enfrentarnos a nosotros mismos...
-Charlie Chaplin-
La notoriedad de ambos fue tal que durante muchos años Hollywood intentó involucrar al padre del psicoanálisis en una producción. Fue en 1925 que el director de MGM (Metro-Goldwyn-Mayer) Samuel Goldwyn convocó a Freud para elogiar sus obras y publicaciones, definiéndolo como el mayor especialista en amor del mundo. Posteriormente le propuso colaborar como consultor en una nueva película: Cleopatra.
Le ofreció más de 100.000 dólares pero Freud se negó. . La rigidez del psicoanalista hacia el séptimo arte era tal que se creía que odiaba el cine y toda la industria cinematográfica. Sin embargo en 1931 Sigmund Freud escribió una carta a un amigo revelando su profunda admiración por una persona a la que definió como un genio . Era Charlie Chaplin.

En aquella carta Freud analizaba superficialmente lo que Charlie Chaplin transmitía en todas sus películas: una persona de origen muy humilde que había vivido una infancia difícil y que a pesar de ello avanza en su maduración con valores bien definidos. Independientemente de todos los obstáculos que enfrentaba a diario Chaplin siempre mantuvo este corazón humilde. Y así a pesar de las adversidades y barreras de una sociedad compleja y desigual siempre logró resolver sus problemas gracias a Amar .
No sabemos si Freud tenía razón o no en su análisis, pero esto fue lo que Chaplin dejó traslucir en sus películas y sobre todo en sus poemas. Lecciones reales de sabiduría y crecimiento personal.
Charlie Chaplin el hombre detrás de la poesía
Se dice que Charlie Chaplin escribió el poema. Cuando comencé a amarme a mí mismo . También hay quienes sostienen, sin embargo, que no se trataría de una obra suya sino de una adaptación libre de un párrafo del libro When I Loved Myself Enough de Kim y Alison McMillen. En cualquier caso hay que decir que no es el único texto de Chaplin en el que encontramos un argumento tan bello, ameno y enriquecedor sobre el poder y el valor de la mente humana.
También tenemos poesía. tu vives donde entre otras cosas se nos recuerda que el mundo pertenece a quienes se atreven vivir no es solo pasear por la vida sino luchar, sentir, experimentar, amar con determinación. En realidad, por tanto, no importa si este poema es una readaptación de otro ya existente o si surgió de la mente y el corazón de este genio icónico que nos conquistó con su andar, su bigote y su bastón.
Detrás de Charlot, este personaje andrajoso, un vagabundo solitario, poeta y soñador, siempre en busca de un idilio o una aventura, había una mente muy clara: la de un hombre con las ideas muy claras sobre lo que quería comunicar. Y lo que nos ofreció en sus producciones se integra perfectamente en cada una de ellas. libertad condicional de este poema. De hecho, en sus memorias dijo que cada característica que definía el disfraz del personaje tenía un significado:
- Sus pantalones desafiaron las convenciones.
- Su sombrero y su bastón fueron un intento de mostrarse digno.
- Su bigotito era un pequeño rasgo de vanidad.
- Sus zapatos eran los obstáculos que aparecen cada día en el camino de las personas.

A A través de la inocencia de sus personajes, Charlie Chaplin siempre intentó despertar nuestra conciencia. abrir nuestros ojos a las complejas paradojas del mundo. Un lugar donde sólo nuestras fortalezas humanas y psicológicas pueden hacer frente a lo ilógico, la desigualdad y la presencia del mal. Sin duda tenemos un ejemplo en El Gran Dictador en el que nos invitó a conectarnos mucho más con nosotros mismos y con el resto de los seres humanos defendiendo nuestros derechos y los de nuestro planeta.
Hoy en día no podemos negar que el legado de Charlie Chaplin no ha pasado de moda. De hecho, siempre será necesario e indispensable porque las lecciones que da la tragicómica son las que más nos hacen reflexionar y poemas como Cuando comencé a amarme de verdad son regalos para el corazón, invitaciones explícitas a superarnos.
Cuando realmente comencé a amar a Charlie Chaplin
Cuando comencé a amarme de verdad entendí que siempre y en cada ocasión estaba en el lugar correcto en el momento correcto y que todo lo que sucede está bien. Desde entonces he podido estar tranquilo. Hoy sé que esto se llama... autoestima .
Cuando comencé a amarme de verdad me di cuenta de que el sufrimiento y el dolor emocionales 
son sólo una advertencia que me dice que no viva en contra de mi verdad. Hoy sé que esto se llama... Autenticidad  .
Cuando comencé a amarme de verdad dejé de desear otra vida y me di cuenta de que todo lo que me rodea es una invitación a crecer. Hoy sé que esto se llama... Madurez .
Cuando comencé a amarme de verdad comprendí lo vergonzoso que es haber querido imponer mis deseos a alguien aun sabiendo que no era el momento oportuno y que la persona no estaba preparada. 
incluso si esa persona fuera yo. Hoy sé que esto se llama... Respeto  .
Cuando comencé a amarme de verdad me deshice de todo lo que no me hacía ningún bien: alimentos, personas, cosas, situaciones y todo lo que me deprimía y me alejaba de mí mismo. Al principio lo llamaba egoísmo saludable pero hoy sé que esto es... amor propio .

Cuando comencé a quererme de verdad dejé de privarme de mi tiempo libre 
y concebir planes grandiosos para el futuro. Hoy sólo hago lo que me trae alegría y diversión, lo que amo y lo que me hace reír a mi manera y a mi propio ritmo. Hoy sé que esto se llama... Sencillez  .
Cuando comencé a amarme de verdad dejé de querer tener siempre la razón. Y así cometí menos errores. Hoy me di cuenta que esto se llama... Humildad .
Cuando comencé a amarme realmente a mí mismo me negué a vivir en el pasado y preocuparme por mi futuro. Ahora vivo más en el momento presente donde todo tiene un lugar. Es mi condición de vida diaria y la llamo... Plenitud .
Cuando comencé a amarme de verdad y a amar me di cuenta de que mi Pensamiento puede 
hazme miserable y enfermo. Pero cuando aprendí a hacerlo comunicar con mi corazón. 
El intelecto se ha convertido en mi mejor aliado. Hoy sé que esto se llama... ¡Saber vivir!  
 
             
             
             
             
             
             
             
             
						   
						   
						   
						   
						   
						   
						  