
Cuando una persona tiene claras sus prioridades toma sus decisiones mucho más fácilmente . Es como hacer espacio entre las ramas de un denso bosque para recordar dónde están nuestras raíces, aquellas que alimentan nuestra autoestima para saber quién y qué es demasiado para actuar sin miedo y escuchando siempre la voz del corazón.
Esta idea, que en apariencia podría parecer bastante obvia, en realidad contiene matices sobre los que vale la pena reflexionar. Vivimos en un mundo en el que hay una dimensión que cada vez se abre paso a pasos agigantados: la desesperación. . Esta emoción que muchas veces precede a un estado depresivo en el que una persona pierde el control total de su vida es como una espina que se clava profundamente hasta dejarnos sin aliento.
Esta debilidad emocional se origina cuando comenzamos a cuestionar nuestras creencias. decisiones tomada en un momento de nuestras vidas. ¿Por qué invierto tanto tiempo y esfuerzo en personas que luego me traicionan? ¿Por qué me preocupo tanto por hacer un trabajo por el cual no me valoran? ¿Por qué no escuché mi intuición en ese momento y me fui cuando tuve la oportunidad?
La desesperación o el desencanto vital provocan insatisfacción y la insatisfacción conduce a la pérdida paulatina del control de la propia vida. Estos son momentos en los que llegamos a pensar que cualquier cosa que haga no cambiará nada. En lugar de caer en este vacío, tenemos la oportunidad de aceptar ese momento de crisis personal como lo que es: un punto de inflexión en nuestras vidas. .
Este es el momento adecuado para encontrar nuevos significados para explorar nuestros universos interiores en busca de algo que dé fuerza, coraje y motivación a nuestra identidad: las prioridades.
Te invitamos a reflexionar sobre el tema.

Priorizar las necesidades y el cerebro emocional
Uno de los mayores problemas que tenemos hoy es la dificultad para separar nuestras prioridades de las necesidades de quienes nos rodean.
Si dedicamos nuestro tiempo a satisfacer las peticiones de los demás nos descuidamos y nos alejamos del centro de nuestro poder, el núcleo delicado a escuchar cada día: nosotros mismos. La raíz del problema radica en visualizar primero nuestras prioridades para permitir que las solicitudes pasen a esa esfera. Es decir, nadie puede pedirme que haga nada que vaya en contra de mis valores, que menoscabe mi autoestima o comprometa mi integridad física o emocional.
Teniendo todo esto en consideración en el día a día siempre tendremos que tomar decisiones que sigan esta línea: la del corazón o más bien la de nuestro cerebro emocional . ¿Cómo hacerlo? Para comprender mejor cómo hacer esto, primero vale la pena profundizar en los mecanismos cerebrales que acompañan cualquier toma de decisiones.

Neuronas emocionales y neuronas de toma de decisiones.
Según un estudio publicado en la revista Neurociencia de la naturaleza La estructura cerebral que orquesta nuestra toma de decisiones es la corteza orbitofrontal. Este trabajo ha puesto de relieve un dato útil y muy interesante: en esta estructura se concentran dos tipos de neuronas con una función muy concreta.
- Por ejemplo: algo me dice que debo rechazar esa oferta de trabajo porque sé que se requieren de mí ciertas habilidades que no van con mi carácter.
Una vez tomada la decisión en base a estos dos mecanismos, el emocional y el de valor atributivo, la corteza orbitofrontal asigna una nueva emoción a esta decisión. El propósito es simple: el cerebro intenta motivarnos en todo momento para lograr ese objetivo en esa petición.
La necesidad de tener prioridades claras para tomar decisiones más seguras
Una cosa que todos sabemos es que en la vida hay que correr riesgos. Habrá decisiones más acertadas y otras menos; A veces lo que al principio parece una locura al final resulta ser la opción más lógica y exitosa de nuestra existencia. Lo que queremos decir es muy simple: Para ser feliz es necesario tomar decisiones y responsabilizarse de ellas en todo momento. .
Si tienes que tomar decisiones, no lo dudes: toma la que te haga feliz.

El sentimiento de desesperación mencionado al inicio del artículo se resuelve conectando con uno mismo estableciendo prioridades que nadie tiene derecho a boicotear. Para lograrlo, vale la pena considerar tres estrategias simples:
Finalmente, cuando hayas completado estos pasos, sólo queda un último detalle maravilloso e imprescindible: trazar un plan de vida. Porque si hay una ventaja ligada al reconocimiento de las propias prioridades, valores, sueños y esperanzas, entonces esa ventaja es demostrar que podemos y debemos ser dueños de nuestro destino.
Cuando una persona finalmente tiene una idea clara de lo que quiere de la aventura de la vida, vuelve a emprender el camino.