
Las migas te permitirán sobrevivir saltando de un lugar a otro a medida que pasa el tiempo. Te permiten seguir viviendo pero apenas te sostienen. Arrastran por el suelo nuestra autoestima y nuestras esperanzas.
Hay demasiadas personas en el mundo que se conforman con migajas y, sin embargo, tienen sensibilidad y talento. Y hay muchos otros que se comen toda la tarta sin demostrar un mínimo de decencia y delicadeza.
Si no hubiera alguien que se conformara con migajas, ni siquiera existirían personas que expanden su ego hasta tales extremos o al menos no les sería tan fácil apropiarse de todo. Estos dos tipos de personas se complementan creando una perfecta relación tóxica: el sádico con el masoquista el trabajador adicto al trabajo y el jefe explotador el marido devoto y la esposa opresiva el padre permisivo y el hijo que se convierte en un pequeño tirano .
¿Cree usted que estos dos extremos que se han convertido en verdaderas dicotomías unidas por una
Por supuesto que este no es el caso. Nadie nace con estas predisposiciones del mismo modo que la frenología antigua no logró demostrar científicamente las teorías según las cuales los negros tenían estructuras en el cerebro que los predisponían a la sumisión y los blancos, en cambio, se inclinaban a la dominación y el mando.
La incapacidad para rebelarse viene de lejos y el resultado de esta conducta es una autoestima que se ve reducida por miedos que en realidad no son más que sombras. Pensamientos ahumados que no tienen ningún tipo de correlación con la realidad más allá de las cadenas impuestas a las personas que así piensan.

Las migajas nos permiten sobrevivir sólo hoy.
Las migajas que hoy nos permiten sobrevivir causarán hambre e incertidumbre mañana. No es fácil entender cuando nos alimentan con migajas y cuando en cambio recibimos algo completo y completo.
Tomemos, por ejemplo, el caso de una mujer que busca el amor y con el que tiene que lidiar cada vez. hombres que mienten y que además la ignoran y por tanto tienen un papel muy marginal en su vida.
Esta mujer valora el amor, quiere sentirse acompañada, cree en la intimidad de los abrazos. Necesita esto para seguir adelante. Da mucho en la relación y termina con tan poco que siente que no tiene nada. Se encuentra con un beso en medio de mil abandonos con una frase hermosa, después de una infinidad de hechos que la contradicen, se encuentra durmiendo con alguien a quien parece conocer cada vez menos.
Mucha gente piensa que dar amor sin esperar nada a cambio es bonito. Pero el problema de esta relación emocional desequilibrada es que cuando damos tanto sin recibir nada, también acabamos perdiendo nuestra amor propio .
Debemos entender que amar sin pedir nada a cambio es diferente a entregarse sin límites hasta encontrarnos agotados y deshidratados sin nada positivo que compense nuestro esfuerzo. Hasta que nos damos cuenta de que hemos terminado en una situación en la que ni siquiera hay espejos puestos.

No tenemos que firmar un contrato para saber cuánto estamos dispuestos a perder cada vez. No se trata de predecir posibles daños y prejuicios. Tu autoestima necesita mantener los ojos bien abiertos y el oído atento para escuchar con inteligencia
Tu autoestima no se contentará con migajas
Su autoestima no se contentará con migajas porque así no podrá crecer. Tu autoestima crece gracias a la empatía, la asertividad y la capacidad de ser independiente . Y la autoestima dañada es similar a que un trabajador reciba un salario mediocre. Trabaja horas y horas sin parar jamás sin poder siquiera vivir una vida digna.
Dar todo lo que tenemos, soportar el maltrato de los demás o aceptar su indiferencia por el placer nunca conducirá a ninguna parte. De hecho, nos transforma en un elemento subsidiario de emoción en una persona que vive una historia de amor, pasando el 90% del tiempo soportando los altibajos y el 10% disfrutando de los aspectos positivos. Esto sólo nos destruye y nos agota por completo. Ya no tendremos la fuerza ni la autoestima necesaria para buscar algo que realmente nos llene y no conformarnos con las migajas que nos están tirando.
Si quieres que tu autoestima esté segura y tus planes de vida no vayan a la deriva, no dejes que los demás te den migajas y sigue viéndose como una persona contenta. No agradezcas lo poco que te dan, no debes pensar que es lo único a lo que puedes aspirar.
El resultado de estos comportamientos es un círculo vicioso: al final de una relación seguirás sintiéndote débil y hambriento, te saciarás con esas migajas sin poder probar nunca el pastel entero. Y todo esto porque te convenciste a ti mismo y a los demás de que no lo mereces. Y esto simplemente les favorece y les deja con la porción más grande del pastel. Recuerda: ante las migajas nada más que indiferencia.