A veces no puedo hacerlo todo, pero está bien.

Tiempo De Lectura ~7 Mínimo

A veces no puedo hacerlo todo, no puedo hacerlo, no llego. No tengo suficientes manos, ojos y tiempo para todos y para todo... pero no tiene nada de malo. Esto no es relevante porque conociendo el mío límites y saber dónde terminan mis posibilidades es algo correcto y saludable. Comprender que yo también me necesito y que tengo todo el derecho a poder decir que no puedo más es fundamental para no perder el hilo de mi vida.

Puede parecer irónico pero Si hay una fase emocional a la que todos llegamos tarde o temprano es la de sentirnos cansados ​​de estar cansados. Se trata de una experiencia vital sin duda abrumadora: no sólo nos convertimos en prisioneros de un cuerpo que se siente asfixiado, sino que en nuestra cabeza se esparcen dos pensamientos que gritan al unísono. El primero no hace más que repetir, no pares, ahora tienes tantas cosas que hacer, el otro insiste sin descanso en repetir que he agotado todas mis fuerzas.

¿De qué se cansa el hombre cuando ya no puede más? De la vida misma. De aburrimiento. Del cansancio que sientes cuando te miras al espejo por las mañanas.

-Henning Mankell-

En estas situaciones no tiene sentido cantar la canción Let it Go de la película de animación Frozen o dibujar mandalas o tomarse una tarde libre o finalizar la sesión de todos durante un par de horas imaginando que éramos los únicos habitantes de la tierra solos y sin nadie a quien prestarle atención. Estos son sólo remedios temporales para una herida muy profunda, anestésicos que no detienen la hemorragia y que son difíciles de curar o curar.

Aunque pueda parecer extraño hay cansancios que reflejan problemas ocultos, procesos de estrés y ansiedad muy debilitantes. Fases en las que tropezamos con la árida imposibilidad de pensar con claridad y utilizar las estrategias adecuadas para afrontar un estado de ánimo que apaga nuestra vitalidad haciéndonos caer al suelo.

Me siento cansado de sentirme cansado y asfixiado por no poder asumir mis responsabilidades.

Para comprender la complejidad de estas situaciones, he aquí un ejemplo sencillo sobre el que reflexionar. Carolina trabaja todos los días de 9 a 17 horas. Cuando termina su jornada laboral se ocupa de su madre enferma. Alzheimer . Cada mes reserva parte de su salario para poder pagar la maestría de su hermana menor, ya que su marido actualmente desempleado no puede hacerlo. Carolina quiere lo mejor para todos, quiere cuidar de su madre, ofrecer un futuro a su hermana y dar una imagen de normalidad a la pareja.

El nivel de agotamiento físico y mental alcanzado paulatinamente por el protagonista de nuestro ejemplo es extremo. Hay días en los que reflexiona sobre otras opciones como pagarle a una persona para que cuide a su madre pero sabe que al hacerlo tendría que renunciar al dinero necesario para pagar la maestría de su hermana.

Su cerebro busca constantemente alternativas y los lóbulos frontales que reflexionan y analizan se encargan de esta actividad. Sin embargo, cuando no pueden encontrar las soluciones adecuadas a los momentos difíciles, el cerebro primitivo entra en acción.

Ahí es cuando nos sentimos inmovilizados a medida que cambia la química de nuestro cerebro. y la mente se convierte en un laberinto sin salida en el que quedamos atrapados en que cualquier cosa que hagamos saldrá mal. El corazón se acelera, las hormonas se alteran y el miedo se apodera. Ese ciclón interno que arrasa con todo, también abruma la mente y el cuerpo, obligándolos a un estado de actividad tan intenso con cansancio Eso

A veces no podemos hacerlo todo pero no tiene nada de malo

Tengo tantas cosas que hacer que no sé por dónde empezar pero si no empiezo ahora será peor después. Mi jefe me regañará si no termino esta tarea. Decepcionaré a mis padres si no voy con ellos esta noche... Si pensamos en estas y otras frases que tiñen nuestro lenguaje nos daremos cuenta de cómo vivimos arraigados en el concepto de si no lo hago es posible que...

-Syd Barrett-

Vivir en este mundo de suposiciones casi siempre asociadas a pensamientos catastróficos asfixia la mente y aniquila la alma . Admitir firmemente que no siempre se puede hacer todo lo que hay que hacer es un principio de salud e higiene emocional porque quien carga con todo sobre sus hombros tarde o temprano se quedará sin fuerzas. Por eso te proponemos reflexionar por un momento sobre las siguientes dimensiones. Estamos seguros de que te ayudarán.

¿Estás cansado de estar cansado? Es hora de un cambio

Aunque nos cueste admitirlo, a veces caemos en nuestra propia trampa. R Decirnos que todo lo podemos es una inclinación muy peligrosa un error que hay que corregir integrando patrones de pensamiento más motivadores y respetuosos. Éstos son algunos:

  • Cada día al despertar recuerda esta sencilla frase: Estoy dando lo mejor de mí considerando los recursos que tengo y el estado físico en el que me encuentro.
  • Evite la trampa en la que muchas veces caemos con nuestro lenguaje o pensamiento. Reemplace el No lo hago lo suficientemente bien Tengo que trabajar duro para tener éxito en todo con el Doy lo mejor de lo que soy capaz cada día y cada momento sin descuidarme.
  • Cuando te sientas asfixiado y sientas que tu cuerpo no puede más, analiza tus pensamientos sin importar tu nivel de cansancio. A veces nuestros propios pensamientos negativos No puedo hacerlo y cualquier cosa que haga no servirá de nada.

Por último, pero no menos importante, es fundamental prestar atención a tus ritmos y rutinas diarias. Permitirse unos momentos de descanso, tener unas horas al día sólo para nosotros no significa que no nos importen menos los demás: es un equilibrio saludable y da bienestar.

Asimismo tener el coraje de admitir en voz alta tus límites, el no poder ir más lejos o la imposibilidad de asumir más responsabilidad no implica ninguna catástrofe No es el fin del mundo las estrellas no caerán del cielo ni las flores se pudrirán...

Pruébalo, pon en práctica estos consejos y descubrirás que NADA malo pasará…

Entradas Populares