
¿Ir o quedarse? He aquí un dilema existencial que nos llena de dudas y nos llena de miedos. Sabemos que a veces quedarse significa estar a años luz mientras que interponer cierta distancia implica redescubrir nuestra auténtica esencia. Sin embargo, es posible que esta regla de oro no funcione en todos los casos. ¿Cómo saber cuál es la mejor opción? ¿Cómo tomar la decisión correcta?
Cualquiera pagaría por poder tomar siempre la decisión correcta ser infaliblemente precisos e impecables en cada paso que damos. Pues por mucho que lo queramos nadie viene al mundo con una brújula perfectamente calibrada para guiarnos en el camino. camino de la vida. En cierto sentido, ésta es precisamente nuestra verdadera grandeza, nuestra auténtica aventura: trazar nuestro camino a fuerza de errores y de decisiones acertadas.
En el mapa de nuestra existencia el único error que podemos cometer es precisamente el de no tomar decisiones dejar que el azar tome el timón, abandonando esa pequeña porción de control que siempre mantenemos. Quedarse a merced del miedo significa dejarse atrapar por la inacción, significa echar el ancla del barco en la playa seca de la vida. Sin embargo, aquellos que sean capaces de elegir entre una dirección u otra podrán extraer de su decisión la lección más importante de todas.
Probablemente las mejores decisiones no sean resultado de la reflexión del cerebro sino de la emoción.
-Eduardo Punset-

¿Ir o quedarse? Decidir no siempre significa rendirse
Los seres humanos nos encontramos tomando decisiones casi constantemente. Elegimos entre autobús o coche entre tomar un té o una café entre quedar con un amigo o no, entre ahorrar un poco este mes o vivir el día a día satisfaciendo nuestros deseos... Estas elecciones más o menos banales no requieren un gran esfuerzo por nuestra parte ya que de ellas no se deriva ningún tipo de pérdida.
Las decisiones en las que se concentra un mayor nivel de tensión emocional son aquellas por las que nuestro cerebro entiende que habrá una pérdida de equilibrio. Deja lo nuestro o no pareja cambiar de trabajo, abandonar nuestro país para empezar un nuevo proyecto… todo ello enciende en nosotros lo que los psicólogos definen como aversión a la pérdida. Es como si se activara en nuestro interior una alarma que nos advierte de la existencia de un riesgo para el que no estamos preparados.
De esta manera ante la pregunta ¿Debo irme o quedarme? Es necesario comprender algunos aspectos que pueden ayudarnos.
- Otro ejemplo: si decides darle a tu pareja una nueva oportunidad para quedarse y seguir un poco más de una relación casi imposible, estás perdiendo, te estás haciendo daño. No olvidemos que aguantar puede ser mucho más doloroso que soltar.
- Insomnio
- Problemas de digestión
- Dolor de cabeza
- dolor musculoesquelético
- cambios de humor
- Taquicardia
- Problemas de concentración

En este sentido tiene sentido intentar dar sentido y dirección a cada una de nuestras decisiones. Si elijo quedarme o irme será por un propósito muy concreto: invertir en mí para seguir trabajando cada día en mi felicidad . Esta es una decisión que debe tomarse personalmente: nadie puede calzarse nuestros zapatos y recorrer nuestro camino, nadie puede identificarse completamente con nuestras circunstancias porque el conocimiento más profundo de ellas en la mayoría de los casos es sólo personal.
La respuesta está dentro de nosotros.
¿Debo irme o quedarme? A veces esta pregunta se vuelve tan crónica que todo lo que nos rodea comienza a nublarse, la calidad de nuestra vida disminuye y lo que es peor nuestro cuerpo comienza a somatizar esa angustia, esa duda perpetua que queda sin resolver. Algunos síntomas pueden ser:
Cuando nuestra mente no está en paz pierde conexión con nuestro cuerpo y deja lugar a la confusión. una indicación clara de que hay un problema que resolver. Hacerlo no sólo es aconsejable, es una obligación real que debe abordarse de la mejor manera posible. A continuación se presentan algunos pasos en los que pensar.

Dos componentes para tomar la decisión correcta
Cuántas veces hemos escuchado que la respuesta correcta está dentro de nosotros. Lograrlo es un acto de valiente autoexploración que se puede lograr a través del modelo de resolución de problemas de Thomas D'Zurilla y Marvin Goldfried. Esta propuesta teórica es sencilla y requiere para su puesta en práctica dos procesos:
Para concluir, ante la eterna pregunta de ¿Me voy o me quedo? es bueno comprender que en realidad no siempre una opción es más acertada que la otra, no existe un camino dorado y otro lleno de espinas. somos nosotros tener claras nuestras prioridades para garantizar que la elección realizada sea la más adecuada; somos nosotros quienes con nuestro esfuerzo daremos vida a una realidad más satisfactoria.
Al final siempre recorremos el camino.
 
             
             
             
             
             
             
             
             
						   
						   
						   
						   
						   
						   
						  