
Sentir una caricia o la intensidad de un abrazo, bailar, saber orientarse en una nueva ciudad o durante un viaje. Coger un objeto y de repente recordar un momento feliz de nuestro pasado... Estos y muchos otros mecanismos asociados a las sensaciones, los recuerdos y el sentido de orientación son regido por esta área tan importante de nuestro cerebro: el lóbulo parietal .
Los neurocientíficos nos sorprenden continuamente con nuevos descubrimientos sobre uno de los cinco lóbulos cerebrales. Podemos decir que una de las áreas del cerebro más fascinantes es la situada detrás del lóbulo frontal. Su importancia viene dada principalmente por el hecho de que la mayoría de nuestros mecanismos sensoriales derivan de él.
David Eagleman uno de los neurólogos más importantes de nuestra era nos recuerda en incógnita -uno de sus libros- que ninguno de nosotros percibe las cosas como son. Vemos la realidad como nuestro cerebro pide verla. El lóbulo parietal es la zona que permite la interacción entre la mayor parte de la información procedente del resto de regiones del cerebro. ; es esta área la que organiza y nos permite percibir y comprender la realidad que nos rodea. Descubramos más.
¿Qué pensarías si te dijera que el mundo que te rodea con sus colores vibrantes, su textura, sus sonidos y sus aromas es todo una ilusión, un espectáculo que tu cerebro crea para ti? Si pudieras percibir la realidad tal como es, te sorprendería su silencio incoloro, inodoro e insípido. Fuera de tu cerebro, sólo existen energía y materia.
-David Eagleman el cerebro –
Lóbulo parietal: ¿dónde se encuentra?
El cerebro se divide en diferentes áreas: lóbulo frontal, parietal, occipital, temporal y parietal la corteza insular . El lóbulo parietal es uno de los más grandes y está ubicado cerca de la parte superior derecha en el centro de la corteza cerebral. Delante está el lóbulo frontal y un poco más abajo están los lóbulos occipital y temporal.
A su vez, queda separado del resto de zonas por el surco parietooccipital (que lo separa del lóbulo frontal) y por la cisura de Silvio que marca límite con el lóbulo temporal. Por otro lado, es interesante recordar que cada zona de nuestro cerebro está lateralizada, es decir, está modelada sobre el hemisferio derecho o izquierdo.
Estructura del lóbulo parietal
El nombre de lóbulo parietal proviene del latín y significa pared o muro. Representa esa estructura intermedia presente en el centro de nuestro cerebro en la que se establece una frontera simbólica, una frontera por la que pasan infinidad de información, mecanismos y conexiones.
Para comprender mejor la complejidad así como la importancia de esta área, veamos cómo se estructura a continuación:
- Corteza parietal posterior. Esta estructura nos permite procesar todos los estímulos que vemos y coordinar los movimientos.
- Lóbulo parietal inferior. Esta región es una de las más interesantes; tiene la tarea de conectar las expresiones faciales y las respectivas emociones. Además, también es fundamental para la práctica de operaciones matemáticas y para la ejecución del lenguaje o la expresión corporal.
- Reconocer estímulos y saber, por ejemplo, qué hacen, cómo son, qué recuerdos nos traen, saber qué se siente cuando los tocamos, olemos, percibimos… (por ejemplo, al ver un gato podemos recordar el gato que tuvimos, sabemos cómo se comporta, qué se siente al acariciarlo, etc.).
- Esta área nos permite saber en qué posición estamos, reconocer si algo o alguien nos toca, sentir frío, calor o dolor. También nos ayuda a tocar o reconocer cualquier parte de nuestro cuerpo sin necesidad de mirarnos al espejo (fundamental por ejemplo a la hora de vestirnos).

Funciones del lóbulo parietal
Como decíamos, el lóbulo parietal participa en todos esos mecanismos sensoriales y perceptivos que tan importantes son en nuestra vida diaria. Muchas veces, para dar un ejemplo verdaderamente claro de lo que puede hacer esta estructura, se toma como ejemplo la siguiente situación: una persona puede trazar una letra en nuestra piel con un dedo y seremos capaces de reconocerla.
Algo aparentemente tan simple implica una infinidad de mecanismos: siente el toque en el Este es un fenómeno fascinante, pero eso no es todo. A continuación vemos qué otras funciones nos permite realizar:
Funciones sensoriales
Gracias al lóbulo parietal podemos:
Procesos cognitivos y analíticos.
Estudios como los que realiza Temple Psychology College En Estados Unidos, en 2008, revelaron uno de los últimos descubrimientos: gracias a los avances de las técnicas de neuroimagen, se observó que el lóbulo parietal es la sede de la memoria a corto plazo y de la memoria episódica.
Estos procesos cognitivos son esenciales para retener información en el corto plazo para ser reutilizada posteriormente en otros contextos; sino también para procesamientos psicológicos complejos como Toma de decisiones o cálculo matemático.
También utilizamos este lóbulo cerebral para pensar en símbolos matemáticos, analizar secuencias, enumerar, etc.

Lesiones del lóbulo parietal
Personas que han sufrido daños traumáticos u orgánicos (como un ictus por ejemplo) del lóbulo parietal tienen serios problemas a la hora de reconocer el propio cuerpo, saber orientarse en un contexto, manipular o agarrar objetos, dibujar, lavarse ... En estos casos son muy habituales tanto las apraxias (incapacidad para realizar movimientos voluntarios) como las agnosias (incapacidad para reconocer objetos).
También afasias (o problemas del lenguaje) así como ataxias ( problemas de coordinación del cuerpo incluyendo problemas de visión) son recurrentes en casos de patologías asociadas a lesiones del lóbulo temporal.
En conclusión, podríamos definir el lóbulo parietal como la zona en la que se concretan la mayoría de nuestros procesos sensoriales. Nuestra capacidad para movernos e interactuar con el entorno y las personas que nos rodean depende de esta estructura.

 
             
             
             
             
             
             
             
             
						   
						   
						   
						   
						   
						   
						  