
¿Quién no ha fracasado al menos una vez en su vida? ¿Quién no ha experimentado nunca esta sensación? Seguramente todo el mundo se ha sentido fracasado en algún momento de su vida.
La sensación de no haberlo conseguido suele ser intensa, vitalmente dolorosa y en ocasiones beneficiosa para el desarrollo personal. Sufrimos el fracaso pero podemos aprender muchas cosas de él si lo afrontamos con determinación, coraje y fuerza de voluntad.
Sentirse fracasado es una experiencia amarga
¿Qué es el fracaso? Hablamos de un sentimiento asociado a no haber podido alcanzar los objetivos deseados a largo o corto plazo. ella esta acompañada de una experiencia amarga desagradable y frustrante. Todos hemos tenido que afrontar una experiencia similar. ¿Es parte de la vida y la otra cara del éxito?
En este sentido, es bueno distinguir entre el sentimiento de fracaso ante un error o contratiempo real y ese sentimiento que se produce sin motivo alguno. En el primer caso el sentimiento deriva de la experiencia de haber fracasado donde es importante señalar algunos aspectos: la intensidad, la coherencia con el hecho que lo desencadenó y la forma en que se reacciona.
Por otro lado, en la mayoría de los casos sucede que una vez pasados los primeros momentos la persona comienza a pensar en los motivos de su fracaso. Una vez hecho esto, podrá superarlo y evitar que la situación se repita. Anómala, en cambio, es una reacción demasiado intensa, que dura demasiado o que no conduce a nada.

Nuestra personalidad afecta cómo manejamos el fracaso.
Cuando se trata de reaccionar Ante el fracaso, la personalidad es uno de los principales factores a tener en cuenta. En este sentido, las personalidades fuertes y maduras ponen en marcha todos los mecanismos de defensa para superar el revés de forma positiva. Las personalidades más débiles e inseguras tienden a colapsar cuando se enfrentan a obstáculos relativamente pequeños. Necesitan mucho apoyo externo para superarlos.
Por otro lado, sucede que nos sentimos fracasados sin ningún motivo para experimentar fracasos imaginarios. Las cosas pueden ir relativamente bien pero aún así puede suceder que te sientas golpeado y hundido incapaz de resolver el más mínimo contratiempo.
A veces sentimos que estamos fallando y que hemos fallado en general o en algo específico. En ese caso hablamos de fracaso imaginario . Este sentimiento de fracaso enciende complejos de inferioridad y disminuye o acompaña a los episodios de depresión.
Y luego, en la fase de depresión, se produce un colapso que puede ir acompañado de esta sensación y que entra dentro del ámbito de la patología. No hay ningún razonamiento válido: el punto de partida de este sentimiento no es real ni lógico.
El síndrome del fracaso
El síndrome del fracaso es esa sensación constante de haber fracasado y no haber conseguido nada. Quienes se sienten fracasados creen que ya no tienen ninguna posibilidad. Este síndrome implica el pasado el presente y persiste en el futuro .
Puede ser fruto de motivos tanto reales como imaginarios pero el resultado siempre será que la persona se sienta insatisfecha consigo misma y con su vida. Una reacción casi predecible es hundirse en la frustración, la renuncia y el abandono.
Este es uno de Las experiencias más desalentadoras que se pueden tener. y el sujeto se transforma en un ser pasivo. Se hunde en la tristeza y la incapacidad de superarse a sí mismo.
Quienes se sienten fracasados pierden el sentido de la iniciativa, la capacidad de lucha y la resistencia ante acontecimientos inesperados; cae en fases depresivas y puede desear morir. No pocas veces alcoholismo y drogas se convierten en la única salida.

Superar el fracaso es posible
Ante el fracaso, hay quienes sienten que se hunden y quienes se sienten perdidos; que recupera fuerzas de la debilidad y no tarda en volver al camino. Sentirse fracasado no es el fin del mundo ni la conclusión de aquello en lo que hemos fallado. Este es un punto de partida para superar el momento.
Debemos analizar el fallo y descubrir sus causas. Estas causas pueden ser objetivos descomunales, no haber puesto todo el esfuerzo, mala preparación, exigencias excesivas, etc. Lo mejor es conocer tus errores, corregirlos y superarlos planificando nuevas acciones y estrategias de comportamiento.
Sentirse fracasado: hay que reaccionar
Recuerde: los fracasos se pueden superar. Sentirse fracasado es una sensación temporal y depende de nosotros evitar que se cronifique. Además, en determinadas situaciones sólo podemos aprender a comportarnos después de haber cometido un error.