
Los vampiros emocionales no chupan nuestra sangre sino nuestra vitalidad, valor y energía. Acechan en casi todos los contextos para crear progresivamente entornos disfuncionales en los que uno se siente agotado, aislado y rodeado de una interacción agotadora que puede socavar gravemente la salud física y psicológica.
Aunque el término vampiro emocional tiene muy poco de científico y ningún manual de diagnóstico ha establecido un protocolo para identificarlo, se ha la psicología popular ha favorecido la definición de un perfil muy concreto conocido y cercano a todos. Mucho se ha escrito al respecto, de hecho tenemos una infinidad de libros disponibles; sin embargo es necesario subrayar los distintos matices.
La magia de las interacciones humanas siempre genera diversos cambios a nivel cerebral que a su vez van acompañados de una recompensa a partir de una carga química positiva dada por los neurotransmisores. Bueno, cuando nos encontramos en presencia de un vampiro emocional no hay intercambio. La relación es siempre unidireccional. comunicación no es fluido no hay tu me das te doy la reciprocidad positiva que el cerebro humano reconoce como sana y significativa no existe.
En cambio, hay un montón de emociones negativas que, acumulándose día tras día, provocan una sobreestimulación cerebral y una sensación corrosiva de estrés que puede tener dos consecuencias: nos aniquila colocándonos en el rincón de la vulnerabilidad o produce en nosotros la respuesta más adecuada, la huida.

Vampiros emocionales y sus efectos en nuestra salud
Decíamos al principio que el término vampiro emocional fue acuñado por la psicología popular pero esta dinámica y este perfil están cada vez más presentes en la práctica clínica y en autoestima nos permite realizar cualquier actividad.
Cada interacción negativa y constante representa, por tanto, un desgaste progresivo e irremediable que actualmente es mucho más intenso que en el pasado debido a un elemento muy concreto: las nuevas tecnologías. El móvil que no apagamos ni siquiera por la noche es una herramienta habitual del vampiro energético cuya presencia es constante gracias a WhatsApp, Facebook o Twitter.
El contagio del vampiro emocional y sus consecuencias
Hay muchas razas de vampiros emocionales.
Podríamos poner mil ejemplos pero aún así no serían suficientes porque cada uno de nosotros tiene uno en mente, un vampiro emocional que, conscientemente o no, nos quita la calma, nos drena la energía y nos somete a su carrera hacia el abatimiento. Estos trucos funcionan gracias a un elemento maravilloso que todos tenemos: las neuronas espejo .
Precisamente estas neuronas actúan como mediadoras en este contagio emocional. Nos obligan a prestar atención al vampiro emocional y a ser sensibles y receptivos a todo lo que nos transmite: miedo odio infelicidad amargura preocupación… a mayor carga negativa corresponde mayor desgaste, mayor sobreexcitación del cerebro, mayor estrés y debilidad.
Los síntomas que iremos notando poco a poco son los siguientes:
- Cansancio.
- Párpados pesados.
- Dolores de cabeza tensionales.
- Disminución del estado de ánimo.
- Sensación de querer escapar.
- Problemas de concentración.
- Bajo rendimiento laboral.
Tipos de vampiros emocionales
Judith Orloff No todos los vampiros emocionales son conscientes de serlo. no saben que sus interacciones y comportamientos generan un impacto negativo en quienes los rodean.
Otros, sin embargo, no sólo lo saben sino que lo buscan con un objetivo muy concreto: promover la supremacía y fortalecer su autoestima. Enviar para de hecho, sentirse más importante es una estrategia habitual en el vampiro emocional.
1. El narcisista
Su lema es yo primero. Todo gira en torno a él. . Anhela admiración y reconocimiento y siempre quiere sentirse apreciado. Carece de empatía y siempre nos obligará a afrontar cualquier actividad o situación siguiendo sus expectativas, sus principios y su opinión. No es capaz de reconocer o tomar en consideración a los demás para ofrecerles un afecto auténtico, una amistad verdadera o una amor incondicional .
¿Cómo protegerse?
- La solución es saber comunicarse con estas personas, poner límites, ser honestos y señalarles su tedioso ego y su escasa capacidad para tomar en consideración a los demás.
- No debemos dejar en sus manos nuestra autoestima, por ello debemos ser capaces de verlos objetivamente, conscientes de su pobreza emocional y relacional.
2. El crítico
Nada de lo que hagamos, digamos, pensemos o declaremos será adecuado para la personalidad crítica. Nada será suficiente para su gusto refinado, su sabio concepto de la vida y su conocimiento ilimitado. Sin embargo, tenga cuidado porque el su principal habilidad es hablar con sutil cariño y paternalismo irónico para hacernos sentir siempre inferiores a él/ella. .

¿Cómo protegerse?
- Abre tu paraguas protector y desactiva el poder que puedan tener sobre ti sus críticas.
- Privas de poder al vampiro emocional al señalar que sus opiniones son de poca importancia y saber exactamente qué está bien y qué está mal debilitará a la persona crítica.
3. El conversador incansable que nunca escucha
Al inagotable charlatán no le interesa lo que los demás tengan que decirle. comer pensamientos o los sentimientos de los demás. Sólo quiere a alguien que le escuche y que le haga de recipiente en el que echarlo todo y desahogarse, como quien tira la basura para reciclarla.
En presencia de una persona conversadora incansable, el agotamiento físico y emocional es evidente y muy intenso.
¿Cómo protegerse?
Estos individuos no responden al lenguaje no verbal. por tanto, la única opción es interrumpirlos de manera decidida pero educada, especificando que no estamos en su compañía para escuchar todos sus problemas y que no somos su diario personal ni su basurero. Somos personas con las que podemos establecer diálogos sobre nuestras necesidades e igualmente dignas de escuchar.
4. La víctima
La víctima constante, a la que siempre le pasa lo peor y que ha sido relegada por todos -en su opinión- al rincón de los marginados, se puede reconocer al instante porque sus discursos son siempre negativos y Se representa a sí misma como un muñeco vudú que recibe continuas y persistentes heridas. .
¿Cómo protegerse?
Estas personas esconden una baja autoestima, hay que dejarlo claro desde el principio, por ello lo ideal es racionalizar todas sus tragedias tanto como sea posible . Evitaremos ser duros con ellos, más bien intentaremos serlo. mirada lucidez para mostrarles que con paciencia todo se puede solucionar y que deben tomar las riendas de su vida con responsabilidad.
5. El controlador
Esta persona intenta controlar de forma casi obsesiva todos los aspectos de nuestra vida. Él manipulará nuestras emociones para anularnos. para privarnos del aire de positividad de nuestra autoestima e incluso de nuestra identidad. Nos invalidará hasta el punto de convencernos de que sólo lo necesitamos a él/ella.

¿Cómo protegerse?
El secreto para vencer a un controlador es la asertividad y la confianza en uno mismo. No te dejes persuadir, agradécele sus consejos pero dile claramente que tienes ideas personales que siempre te han sido muy útiles.
6. El agresivo
Vampiros emocionales que usan la ira y la ira. violencia verbales o físicas son las más peligrosas.
¿Cómo protegerse?
Hay dos estrategias más útiles en presencia de estas personalidades. Cuando tenemos al lado a una persona con comportamiento violento, la única opción es aconsejarle que busque ayuda para aprender a gestionar estas reacciones. En el caso de que no pueda o no quiera, lo más saludable -y necesario- es distanciarse de este individuo.
7. El sarcástico
Hay quienes ven el sarcasmo como una sofisticada herramienta de lenguaje con la que expresar la ironía de la vida. Mientras lo veamos desde esta perspectiva, no hay problema. En el momento en que utilizamos el sarcasmo para ridiculizar a los demás, humillarlos con elegancia y subir al podio del ingenio con la corona de la crueldad y el cetro de la arrogancia entonces no hay duda: nos encontramos en presencia de un vampiro emocional.

¿Cómo protegerse?
- Tenemos que señalar en voz alta que no nos gustó lo que dijo. Ante la risa y la creencia de que se trata sólo de una broma, debemos reiterar asertivamente que esta broma no tiene gracia porque duele.
- Si la persona sarcástica no ve los efectos de sus acciones ni realiza ningún cambio, lo mejor es alejarse de ella.
- Pensamientos negativos y catastróficos.
- Necesito tener todo debajo controlar especialmente las personas que nos rodean.
- La necesidad de desahogarse con los demás sin tener en cuenta sus inquietudes, opiniones o comentarios.
- Ser muy crítico con los demás.
- Sensación constante de que todo va mal y que el mundo parece ir en tu contra.
- Saber que estás en dificultades pero no dejarte ayudar. Enfadarse cuando alguien lo intenta.
¿Qué pasa si soy el vampiro emocional?
A estas alturas la pregunta es casi inevitable e incluso obligada… ¿y si nosotros mismos estuviéramos adoptando conductas de agotamiento emocional y vampirización hacia los demás? Aunque pueda parecer extraño La mayoría de los seres humanos utilizan uno o más de estos comportamientos al menos una vez. por baja autoestima o durante un momento complicado.
Sin embargo, nunca está de más reflexionar sobre algunas pistas que pueden advertirnos de esta condición:
Si conocemos estas realidades, debemos hacer un análisis de conciencia y comprender que antes que nada necesitamos fortalecer nuestra autoestima, mejorar nuestra gestión emocional y nuestras habilidades comunicativas. Sin embargo, ni siquiera debemos tener miedo de pedir ayuda a un profesional porque a veces un estado depresivo puede esconderse detrás de esta costra de negatividad.
Los vampiros emocionales son de muchos tipos y cepas. Muchos de ellos aunque pueden volver a humanizarse con la ayuda adecuada con una orientación sensible y correcta.
Bibliografía
-Judy Orloff (2017) Guía de supervivencia del empático.
