
Todavía hay muchos padres que consideran la culpa como un método válido de educación. Piensan que la recompensa y el castigo son la base de un buen entrenamiento. Esto puede ser cierto a una edad muy temprana pero es importante entender que esta es una fase que hay que superar.
La culpa crea angustia emocional. Surge de una sanción simbólica y social pero no conduce necesariamente a desarrollar un sentido de responsabilidad. No promueve la autonomía y no permite que el niño elija los valores en los que creer . Utilizar la culpa para educar no educa sino condiciona.
Con ignorancia se desciende a la servidumbre, con educación se asciende a la libertad.
-Diego Luis Córdoba-
Recurrir a la culpa por educar sin duda aumenta el control ejercido sobre el niño, facilitando la tarea de un padre autoritario. El pequeño se llena de miedos y condicionamientos morales. . Obedece de buena gana porque su voluntad está debilitada. Rompe menos las reglas porque el miedo a hacerlo es muy fuerte. Se convertirá en una persona dócil pero no libre ni feliz.
Usar la culpa para educar destruye la autoestima
El niño necesita orientación pero ésta debe ofrecerse en términos que le permitan afirmarse. . el sentido de culpa actúa de manera contraria: lo obliga a pensar que todo lo que hace, siente, desea o piensa es inaceptable.

Expliquemos el concepto con un ejemplo. El niño no quiere comer verdura porque nota un sabor amargo que no le gusta. Si utilizamos el sentimiento de culpa para educarle le diremos que un buen niño come todo lo que le ponen en el plato sin hacer escándalo. . Si queremos ayudar al niño a afirmarse, le diremos que los campeones deportivos comen muchas verduras porque les da una fuerza inmensa.
Ningún niño actúa para molestar al padres de lo contrario. Lo único que quiere es complacerlos y hacerlos felices con él. La inmadurez emocional le lleva a no adaptarse a determinadas restricciones o normas . Nuestro trabajo es ayudarlo a comprender el motivo de ciertas restricciones.
La culpa impide el desarrollo de la conciencia.
Educar no significa enseñar a un niño a obedecer ciegamente las reglas. La educación sobre la culpa induce precisamente esto. Lleva al niño a creer que debe actuar según la voluntad de las figuras de autoridad. una voluntad indiscutible y cuya transgresión corresponde a una conducta inmoral.
Este método educativo crea una fractura entre la necesidad y el deber. El deber siempre acaba imponiéndose. El aspecto más grave de esta situación es que tal enfoque contribuye al deterioro de la capacidad crítica. bloquear el desarrollo de una verdadera conciencia de las propias acciones.

Tienes conciencia cuando eliges libremente cómo actuar cuando es tu propio razonamiento el que establece qué es bueno y qué es malo. Es poco probable que una persona con un amplio margen de conciencia se vaya. manipular fuerza o uso . Pero si está constantemente condicionada por la culpa, es incapaz de atribuir valor a su propio razonamiento y depende de la aprobación de una figura de autoridad para actuar.
Educar sin culpa
Al nacer todos somos egocéntricos. Un bebé o un niño no puede ver el mundo más allá de sus propias necesidades. . En esta etapa, el papel de los padres es satisfacer estas necesidades y brindar al niño un ambiente seguro. Es la forma correcta de sembrar en él confianza y amor propio.
Con el destete y el control de esfínteres comienza el largo camino hacia la inclusión en un marco regulatorio, es decir, en la propia cultura. Es natural que las limitaciones y restricciones sean una fuente de frustración y por tanto de rechazo . Al niño le cuesta metabolizar la idea de que el mundo no empieza ni termina en él. Esto crea fricciones que en ningún caso deben resolverse con sentimiento de culpa.

En este largo proceso de desarrollo, lo ideal es enseñar al niño las consecuencias de sus actos. Para ello es fundamental ayudarle a reconocer sus emociones, sus deseos y sus límites. . Hay que ampliar progresivamente el margen que le ayudará a elegir por sí mismo. Este proceso nunca es perfecto pero basta con que esté sustentado en una intención sincera y constante.
 
             
             
             
             
             
             
             
             
						   
						   
						   
						   
						   
						   
						  