El rechazo es la herida emocional más profunda

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Hay heridas que no se ven pero que pueden arraigar en lo más profundo de nuestra alma y permanecer allí por el resto de nuestros días. Las heridas emocionales son las marcas que dejan los problemas que hemos vivido durante infancia y que en ocasiones son decisivos para nuestra calidad de

Una de las heridas emocionales más profundas es la del rechazo. De hecho, quienes la padecen se sienten rechazados en lo más profundo de sí mismos y termina interpretando todo lo que sucede a su alrededor a través del filtro de esa herida sentirse rechazado incluso cuando en realidad no lo es.

Veamos con más detalle en qué consiste esta herida de la infancia.

El origen de la herida emocional del rechazo

Rechazar significa despreciar, rechazar, oponerse; una actitud . Esta herida puede surgir de negativa de los padres hacia un hijo o en ocasiones por el mero hecho de sentirse rechazado sin que este sentimiento corresponda a la verdadera intención de los padres.

Ante los primeros síntomas de rechazo, el niño

En los casos de sobreprotección Incluso si este comportamiento a menudo se enmascara como una forma de amor, el niño seguirá percibiéndose rechazado por sus padres que no lo aceptan tal como es. El mensaje que le llega es que no puede arreglárselas solo y por eso hay que protegerlo.

¿Cómo cambia una persona después de la herida del rechazo?

Las heridas emocionales sufridas durante la infancia juegan un papel importante en la formación de nuestra personalidad. Por esta razón, quienes han sufrido la herida del rechazo tenderán muchas veces a subestimarse y desear la perfección a toda costa. Esta situación le llevará a una búsqueda constante de aprobación y el reconocimiento de los demás es difícil de satisfacer.

Según Lisa Bourbeau, esta herida se manifestará sobre todo hacia el progenitor del mismo sexo, frente al cual habrá una búsqueda más intensa de amor y reconocimiento. Incluso como adulto, el niño herido seguirá siendo muy sensible a cualquier comentario o juicio de ese padre.

Las palabras nada inexistente o desaparecer formarán parte de su vocabulario habitual Por eso es normal que prefiera Cuando se encuentran en situaciones en las que necesariamente tienen que compartir una experiencia con alguien, estas personas intentarán hacerlo de puntillas y siempre protegidos por una armadura, casi nunca hablando o abriendo la boca sólo armándose de valor.

Además, se trata de personas que viven en una ambivalencia constante: cuando son elegidas o elogiadas no lo creen y se rechazan hasta el punto de autosabotearse; cuando son excluidos se sienten rechazados por los demás.

Con el paso de los años, quien ha experimentado la herida del rechazo y no la ha sanado podría convertirse en una persona resentida con tendencia al odio por culpa.

Cuanto más profunda sea la herida del rechazo, más probabilidades tendrás de ser rechazado nuevamente o de rechazar a otros.

Sanar la herida emocional del rechazo

Cuanto más profunda es la herida del rechazo, mayor es el rechazo hacia uno mismo y hacia los demás, actitud que podría esconderse en forma de vergüenza. Además habrá mayor tendencia a escapar pero es sólo una máscara para protegerse del sufrimiento que genera esta herida.

El origen de cualquier herida emocional viene de la incapacidad de perdonar lo que alguien nos ha hecho o lo que nosotros hemos hecho a los demás.

La herida del rechazo se puede curar prestando especial atención a la propia. autoestima empezando a reconocer el propio valor e importancia sin necesidad de la aprobación de los demás. Para hacer esto:

    Un paso fundamental es aceptar la herida como parte de nosotros mismospara poder liberar todos los sentimientos atrapados en nuestro interior. Si negamos nuestro propio sufrimiento, nunca podremos trabajar para curarlo. El segundo paso una vez que aceptas la herida esperdonar para deshacerse del pasado. En primer lugar debemos perdonarnos a nosotros mismos por cómo nos hemos tratado a nosotros mismos y en segundo lugar a los demás. Las personas que nos lastimaron probablemente habían experimentado un dolor profundo o experiencias traumáticas. El tercer paso es empezar a cuidarnos con amor y priorizarnos.Darnos la atención adecuada y darnos todo el amor y valor que merecemos es una necesidad emocional imprescindible para seguir creciendo.

Incluso si no podemos borrar el sufrimiento del pasado, siempre podemos aliviar nuestras heridas y cerrar las cicatrices para que

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