
La ayuda psicológica a personas con epilepsia es un recurso muy útil para disfrutar de una vida mejor. La epilepsia es una enfermedad del sistema nervioso central que se manifiesta con una convulsión provocada por una disfunción temporal de las neuronas. El equilibrio entre las neuronas con función excitadora y las que tienen función inhibidora se altera y muchas células nerviosas sufren una descarga simultánea demasiado fuerte.
Existen diferentes tipos de convulsiones y esto depende de si el cerebro puede verse afectado en su totalidad o solo en algunas partes. La convulsión puede originarse en una parte del cerebro y luego extenderse a otras.
No hablamos de epilepsia cuando hay una única crisis que se produce por circunstancias particulares. (por ejemplo intoxicación, falta de oxígeno, convulsiones febriles, etc.). Hablamos de epilepsia cuando las crisis se repiten.
Más de la mitad de las epilepsias aparecen en la infancia y más de dos tercios de los epilépticos sufren su primera crisis antes de los veinte años.

Causas de la epilepsia y tipos de ataques.
Generalmente la epilepsia ocurre debido a una predisposición congénita o daño cerebral adquirido. Las lesiones cerebrales ocurren con mayor frecuencia durante el período prenatal durante el parto o la primera infancia. También pueden ser causadas por infecciones, heridas, tumores cerebrales, hemorragias, intoxicaciones, mala vascularización, etc.
Sin embargo, cabe destacar que la mayoría de las personas con epilepsia no padecen una enfermedad neurodegenerativa sino más bien convulsiones repetidas que pueden controlarse más o menos mediante fármacos.
¿Cómo se manifiestan las diferentes crisis epilépticas?
La manifestación clínica de las convulsiones depende del tipo de epilepsia. Puede ser diferente y manifestarse de las siguientes maneras:
- El sujeto realiza contracciones musculares incontroladas durante unos segundos.
- De repente el sujeto cae en un estado de confusión y sus movimientos se descontrolan.
- El sujeto cae al suelo y pierde el conocimiento. se pone rígido y luego hace movimientos convulsivos con la cabeza y las extremidades.
- Saque a la persona que sufre la convulsión de una zona peligrosa para evitar posibles lesiones.
- Si la persona que sufre la convulsión usa anteojos, quíteselos.
- Tómese el tiempo para conocer la duración de la crisis.
- Coloque a la persona en una posición lateral de seguridad (preferiblemente a la izquierda).
- Quédese con la persona si la confusión persiste.
- Si es posible dale algo de tiempo para descansar.
Otras formas en las que se puede presentar una crisis epiléptica son: movimientos estereotipados, tics, obstrucciones, temblores de ojos, salivación, vómitos, dificultad para respirar, pérdida de orina o heces, etc. En algunos sujetos epilépticos la crisis se anuncia mediante señales de alarma ( aura epiléptica ).
Generalmente Las crisis epilépticas no duran mucho y terminan por sí solas, excepto en los casos de estado epiléptico. Otras veces, durante las convulsiones, algunas funciones fisiológicas están fuera de control.
Tratamiento de la epilepsia
La mayoría de las epilepsias responden positivamente a los tratamientos farmacológicos. En la mayoría de los casos, un solo fármaco es suficiente (monoterapia); en algunos casos, sin embargo, será necesario utilizar dos o más medicamentos (polifarmacia).
Generalmente se recomienda tomar medicamentos antiepilépticos durante varios años. En el caso de resistencia a los medicamentos o cuando persisten las convulsiones graves o frecuentes, la cirugía puede ser una opción.
Ayuda psicológica para personas con epilepsia
El diagnóstico de epilepsia obliga al paciente y a su familia a afrontar una situación nueva. Cuando se ofrece ayuda psicológica a las personas con epilepsia, generalmente afrontan mejor sus propios ataques emociones y estará mejor equipado para controlar la enfermedad.
Aprender sobre la epilepsia es un paso importante. Unirse a una asociación, hablar con un especialista y hacerse miembro de un grupo de apoyo son excelentes formas de recibir información sobre la enfermedad y disfrutar de apoyo y comprensión.
Algunas personas recurren a un médico especialista o a uno psicólogo recibir ayuda psicológica. En este sentido Es importante construir una red de personas en torno a la persona que sufre epilepsia. Estas cifras pueden ofrecer un apoyo importante al paciente.
Sin embargo, existen otros problemas menos visibles pero igualmente importantes. Nos referimos a la aceptación de la enfermedad, el manejo de la ansiedad (fundamentada e infundada), las normas de higiene del paciente, las dificultades familiares, los planes de futuro, etc.
Siempre es recomendable involucrar al paciente en el manejo de su enfermedad. Tener control, gestionar conductas, observar las circunstancias en las que se produce una crisis, eliminarlas o modificarlas mediante medidas preventivas son aspectos muy importantes. Finalmente, si es posible, busque y utilice un método de intervención que ayude al paciente a controlar las convulsiones.
Colaboración entre múltiples profesionales desde la infancia para ofrecer ayuda psicológica a personas con epilepsia
Proporcionar una atención adecuada a los niños con epilepsia. Es importante comprender los factores neurológicos y emocionales que causan los síntomas de la enfermedad. Es un trabajo muy difícil porque siempre hay una interacción entre los distintos factores.
Por este motivo, se debe desarrollar un diálogo constante entre los distintos profesionales y partes interesadas durante las reuniones para los controles periódicos de los niños.
El neuropediatra en colaboración con el neuropsicólogo preparará una evaluación neuropsicológica de las capacidades y dificultades del niño comparando la tabla de trastornos cognitivos – generalmente descrita en el tipo de epilepsia que presenta el niño – con los trastornos cognitivos realmente observados. Esto le dará una idea inicial de qué trastornos se pueden atribuir a la condición neurológica del niño.
Ayuda psicológica a personas con epilepsia: la comunicación de los profesionales con el paciente y su familia.
Las conversaciones que niños y adolescentes mantienen con psicólogos tienen como objetivo comparar las diversas experiencias de la epilepsia y sus consecuencias, que muchas veces se viven como humillantes y tristes. Se trata de ver la realidad de las cosas, las perspectivas de futuro y las metas personales en función de las capacidades de cada individuo.
Todo profesional y cualquier persona que cuide al niño tendrá que enseñarle a evaluar las posibilidades y riesgos que desencadenan un ataque epiléptico. Los padres de niños epilépticos están familiarizados con las manifestaciones de las convulsiones y pueden decirles tanto a los niños como a sus familiares exactamente cómo actuar cuando ocurre una.
Saber comportarse emocionalmente entre convulsiones
Muchas personas que padecen epilepsia notan que sus emociones y sentimientos influyen en la frecuencia de las convulsiones. Importantemente aprender a gestionar mejor las emociones puede reducir el número de ataques.
Es posible cambiar tu actitud. Por ejemplo, no percibirse a sí mismo como un epiléptico y centrarse en las cosas que puede hacer en lugar de las que no puede hacer. Las crisis se pueden prevenir aprendiendo a gestionar el estrés mediante técnicas de relajación como yoga o escribir tus pensamientos en un diario.
Otras medidas importantes que pueden ayudar a prevenir las convulsiones son: dormir lo suficiente realizar actividad física regularmente (para evitar hiperventilación ) consumir regularmente comidas equilibradas y nutritivas Evite la cafeína, los edulcorantes, el alcohol, las drogas y tome los medicamentos a la hora prescrita.

¿Qué hacer si nos encontramos en presencia de un ataque epiléptico?
De un momento al siguiente la persona que sufre un ataque epiléptico se vuelve extraña y tiene actitudes incomprensibles. Es muy común que quienes observan estos comportamientos experimenten una sensación de impotencia. Por este motivo, es necesaria una buena información para reducir la ansiedad.
Si te encuentras frente a uno convulsión tónico-clónica generalizado (también conocido como Grand Mal) debes:
Al final de las convulsiones:
Salvo en los casos en que la enfermedad sea especialmente leve, es importante que el paciente epiléptico forme parte de un proyecto de acogida personalizada en la escuela o en los entornos en los que desarrolla su actividad diaria.