
Todos somos capaces de abandonar nuestros teléfonos móviles. ¿Pero por cuánto tiempo? ¿Una hora, media hora, tal vez dos minutos? Esta es una prueba que todos deberíamos hacernos en algún momento para medir nuestro nivel de adicción. Lo queramos o no, nuestros teléfonos inteligentes son una extensión de nuestro cuerpo de la que es muy difícil prescindir.
Los llamamos teléfonos inteligentes porque como bien sabemos pueden realizar diversas funciones extraordinarias que nos hacen la vida más fácil. La psicología está analizando un aspecto muy importante y es que nuestros móviles actúan como un sustituto comodín de la inteligencia. Les encomendamos funciones que deberíamos realizar delegándolas por comodidad, rapidez y eficacia.
Hace no muchos años muchos de nosotros sabíamos de memoria los números de teléfono de nuestros amigos, familiares y novios. Ahora apenas recordamos el nuestro. Otro aspecto que podemos notar es que estamos perdiendo ciertas habilidades en cuanto al sentido de orientación. Hoy en día utilizamos GPS casi siempre evitando eso. esfuerzo lógico-espacial lo que nos permite orientarnos en un espacio determinado.
Podríamos decir -sin temor a equivocarnos- que hemos llegado a un punto en el que no somos nosotros quienes controlamos el celular sino que el celular gobierna nuestras habilidades.
Entre otras cosas, se está produciendo un fenómeno interesante a la par que alarmante. Los smartphones están reduciendo nuestro rendimiento, nuestra energía y nuestra motivación. ¿Cómo? Profundicemos en este aspecto.
Necesitamos ser más inteligentes que nuestros teléfonos inteligentes para evitar que nos controlen.

Dejar el móvil unas horas: un problema de salud
Lo creas o no, no pasará nada. El mundo no se detendrá. Si alguien nos llamara o nos escribiera no se desintegraría si recibiera nuestra respuesta un par de horas más tarde. Todo seguirá ocupando su lugar, cada persona seguirá estando ahí y también en todas partes del horizonte. Después de esta desconexión habremos cambiado porque nos sentiremos mucho mejor. Aquí está el secreto.
Sin embargo, por muy lógico que nos parezca, lo cierto es que nos cuesta mucho llevar a cabo esta acción. Y esto es tan cierto que hay un comportamiento común que implementamos pero del que somos poco conscientes. Hemos llegado a un punto en el que dependemos de los teléfonos móviles incluso en nuestra propia casa. momentos de descanso y tiempo libre. Un descanso en el trabajo mientras vamos en el metro mientras hacemos cola mientras esperamos la película en el cine... Cualquier momento es bueno para echar un vistazo al teléfono.
Los efectos de utilizar el teléfono incluso cuando estamos relajados son perjudiciales. El cerebro necesita desconectarse cada cierto tiempo pero ofreciéndole estímulos tan intensos como los que resultan de los dispositivos digitales esta necesidad no será satisfecha. Y las consecuencias de esto son claras. Al menos esto es lo que ha demostrado un interesante estudio.

Sobrecarga mental y teléfonos móviles.
La Universidad de Rutgers en Nueva Jersey (Estados Unidos) dirigió un estudio sobre un gran grupo de estudiantes universitarios . Más de 400 alumnos realizaron una serie de ejercicios psicotécnicos de relativa dificultad. Una vez llegados a la mitad del recorrido se les pidió que descansaran una hora antes de realizar el examen. Durante este receso no se les permitió utilizar teléfonos celulares.
Al segundo grupo se le permitió utilizar el teléfono móvil durante el descanso. Siguiendo estas pautas previas y tras realizar las pruebas, los resultados fueron sorprendentes. Los estudiantes que habían utilizado el teléfono durante el recreo cometieron un 22% más de errores. También tardaron casi el doble de tiempo en procesar y comprender cada pregunta del cuestionario. prueba psicotecnica .
Estos datos demuestran algo que los investigadores ya habían comprendido: los dispositivos electrónicos reducen nuestra atención y nuestra capacidad para resolver problemas complejos. Se ha demostrado así que tomar un descanso del móvil durante al menos una hora nos permite recuperar energía mental.
Deshazte del móvil: deshazte del proxy por unas horas
El estudio citado demostró lo siguiente: subestimamos los recursos que consume nuestro celular. Y no nos referimos a la energía eléctrica para recargar su batería sino a la nuestra, a nuestros recursos cognitivos, a nuestra elasticidad mental, a nuestra capacidad de concentrarnos, observar, reaccionar, saber orientarnos en una ciudad y por qué no incluso ponerse en contacto unos con otros de una manera más íntima y más humana.
La respuesta a este problema no es utilizar teléfonos más básicos. La tecnología tiene todo el derecho a perfeccionarse cada vez más, a progresar y a ser sofisticada. Todo esto se refleja en nosotros de muchas maneras y, como tal, es incluso deseable. La solución está en el uso que hagamos de estos recursos. Ciertamente son prodigiosos, no habría motivo para hacernos daño si tuviéramos un mayor control sobre estos dispositivos.
Dejar el móvil dos o tres horas o una tarde entera no está de más. Ser siempre intensamente conectado nos perjudica. Daña nuestro cerebro y lo sobrecarga, quitándonos instintos, habilidades e incluso bienestar. Este es un aspecto del que deberíamos ser más conscientes, como nos dicen muchos expertos Hemos establecido un vínculo emocional con el celular. Ya no es una herramienta, es un amigo que no podemos abandonar en casa.