
A veces la vida se queda estancada ahí, en el epicentro de nuestro cuerpo. Como un nudo que se lleva el aire, el hambre y las ganas de vivir junto al estómago. No se trata de mariposas sino de un agujero negro que todo lo captura y lo consume todo. Ansiedad: un enemigo que sabemos a veces ingobernable que acelera la vida y distorsiona ambiciones y prioridades.
Los expertos llevan tiempo estudiando los huecos que deja la ansiedad en el organismo. El tema, por extraño que parezca, sorprende. En el departamento de psiquiatría del Hospital Johns Hopkins, por ejemplo, se descubrió que los sujetos que padecen un trastorno de ansiedad generalizada acumulan tensión crónica en el músculo frontal, situado justo en la frente, así como sobrecargas constantes en los músculos gastrocnemios, los llamados músculos de la pantorrilla.
-Konrad Lorenz-
Sin embargo, el síntoma más común, el más reconocible y el que provoca mayor malestar afecta al sistema digestivo: esófago, estómago e intestino. El dolor gastrointestinal y la ansiedad comparten una unión biológica muy estrecha. No podemos olvidar eso Nuestro sistema digestivo está revestido por una red muy complicada de células nerviosas. y aunque esta red de neuronas no emite ni produce ningún tipo de pensamiento afecta al nuestro ánimo .
Este segundo cerebro se encarga de regular la producción de serotonina, la famosa hormona de la felicidad, y reacciona ante el estrés. Cuando estamos nerviosos o tenemos problemas de presión arterial, ansiedad o inquietud el estómago reacciona produciendo adrenocorticotropo una hormona proteica que a veces actúa como neurotransmisor.
Es en ese momento cuando aparece el dolor, la hipersensibilidad visceral y la motilidad intestinal cuando todo en nuestro estómago parece retorcerse.

Mariposas y agujeros negros
Marta tiene dos trabajos y muy poco tiempo libre. Sólo ve a su hijo de 6 años cuando llega a casa y se queda despierto un poco más para permitir que su madre le dé las buenas noches y lo arrope antes de dormir. Todos los días él le pregunta cuándo pueden hacer algo juntos, jugar, dibujar, salir a caminar... Marta siempre le contesta el domingo. El domingo hacemos lo que quieras ya verás.... Sin embargo, cuando llega ese día, Marta se siente asfixiada hasta el punto de no poder levantarse de la cama.
Es en esos domingos de inquietud y amargura que me envuelvo en las sabanas cansancio y la desesperación añora aquellos días en los que sólo se revolvían mariposas en su estómago. Ahora hay agujeros negros, lágrimas escondidas, miedo a no llegar a fin de mes y a que los días no tengan horas suficientes para hacerlo todo... Su estómago es como una gran bola de nudos retorcidos que cada día le pesan más.
Es posible que muchos de los que miráis esta historia desde un punto de vista externo veáis la solución más sencilla al problema de Marta: organizarse mejor, dejar uno de los dos trabajos o buscar uno mejor que le permita tener más tiempo libre para dedicarlo a su hijo. Sin embargo Cuando se sufre ansiedad el circuito cerebral que nos hace tomar decisiones no funciona correctamente. Ese mecanismo neuronal está completamente equivocado en estos casos.

Tomar decisiones es un proceso cognitivo muy refinado que requiere sopesar riesgos, evaluar recompensas y analizar la relación entre nuestras acciones y sus consecuencias. Cuando alguien tiene un alto nivel de ansiedad todas estas habilidades heurísticas fallan. Esto se debe a que no podemos olvidar que la ansiedad se compone de un componente cognitivo y otro somático. El primero queda ligado a los pensamientos que actúan bloqueando a la persona: Es lo que tengo, no puedo cambiarlo, ya no sirvo para nada, todo está perdido...
La conducta somática, por otro lado, involucra todos los procesos físicos que acompañan al estado de ansiedad: sequedad de garganta, temblores, dolores musculares, dolores de cabeza y cambios digestivos. Como resultado, pensar con claridad resulta realmente complejo.
33 formas de afrontar la ansiedad
Cuando hablamos de qué estrategias adoptar para afrontar la ansiedad y los agujeros negros que nos rodean debemos recordar una vez más que No existe una fórmula única que pueda resolver todos los problemas. El enfoque debe ser siempre multidimensional, abarcando las áreas conductuales, cognitivas y físicas.
Lo único que debemos temer es el miedo mismo.
-Franklin D. Roosevelt-
Ese vacío en el estómago al que muchos nos encontramos muchas veces en el día a día y que muchas veces nos quita salud y bienestar se puede solucionar poniendo en práctica varios consejos que a continuación veremos en detalle. Sólo hay que poner fuerza de voluntad y ser constante. recuerda que no vale la pena dejar para mañana el dolor o la preocupación que sentimos hoy.

Estrategias para calmar la ansiedad
- Practica la respiración lenta y profunda.
- Dígase en voz alta cómo se siente: soy asustado ¿Cómo es que siento esto y aquello?
- Sal a caminar todos los días durante al menos media hora.
- Mandalas para colorear.
- Recibe un masaje.
- Sal a caminar por la naturaleza.
- Pregúntate: ¿Qué es lo peor que me podría pasar?; luego respóndete: ¿Cómo debo comportarme si me pasara a mí?
- Tómate el tiempo para trabajar activamente en la solución de un problema y deja que tu mente encuentre una solución con calma y sin prisas.
- Date un baño relajante.
- Perdónese por no haber podido evitar que un problema vuelva a ocurrir.
- Limpiar la casa y tirar lo que no usas y no necesitas pertenece a un momento más de tu vida.
- Apaga tu celular o televisión y déjate abrazar por el silencio.
- Ver a alguien que nos hace sentir bien.
- Realiza hoy esa actividad que llevas tiempo pensando en realizar.
- Abrazando a tu mascota.
- Si has cometido un error, formula un plan de acción para que no vuelva a suceder en el futuro.
- Pregúntate si llegas a conclusiones precipitadas y demasiado negativas sobre determinadas cosas.
- Pregúntate si abordas la vida con una perspectiva demasiado catastrófica.
- Haz una lista de las cosas que nos gustan de nosotros mismos.
- Si el comportamiento de una persona nos perturba, analícelo y qué podemos hacer al respecto.
- Hacer yoga .
- Cambia tu rutina.
- Leer antes de ir a dormir. Conviértelo en un hábito diario como último momento del día.
- Piensa en cómo te gustaría que fuera tu vida y qué puedes hacer para que sea así.
- Pregúntale a un amigo qué hace para lidiar con la ansiedad.
- Aprende a comer tranquilamente sin prisas.
- Asegúrate de no caer en errores de pensamiento como: tomarse todo personalmente ver la vida en blanco y negro creer que la suerte sólo les pasa a los demás.
- Frases para regalar cada día: un paseo, una película, una hora de buena música...
- Recuerde cómo se enfrentaron las dificultades en el pasado.
- Si imaginas un resultado negativo para una determinada actividad o situación, cambia las cartas sobre la mesa: imagina un resultado positivo.
- Anota tres cosas que nos preocupaban en el pasado y que ya no suceden.
- Practica un deporte que nunca antes hayas probado: natación, zumba, tiro con arco…
No dudes en hacer tuyas la mayoría de estas sencillas propuestas. Los cambios que puedas experimentar pueden sorprenderte.