Emociones primarias y secundarias.

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Conocer tu universo emocional facilita el crecimiento personal y relacional. Saber lo que sientes tú y lo que sienten los demás aumenta la empatía y te ayuda a conocerte mejor a ti mismo.

Comprender las emociones primarias y secundarias permite un mejor desarrollo a nivel personal y relacional. Las personas con mayores habilidades sociales generalmente conocen mejor a sí mismas y las emociones que sienten en un momento dado. Al mismo tiempo son capaces de comprender, interpretar y utilizar estas herramientas para relacionarse más fácilmente reconociendo sus propias emociones y las de los demás.

Pero ¿cómo podemos definir las emociones primarias en la práctica? Partiendo de la teoría de Paul Ekman encontramos seis emociones básicas: ira, tristeza, alegría, miedo, sorpresa y asco. Se definen como primarias por ser interculturales e innatas; es decir, nos acompañan desde el nacimiento y las expresiones faciales asociadas a ellos son independientes de la cultura y reconocibles en cualquier parte del mundo.

Las emociones secundarias, por otro lado, están sujetas a la influencia social. y dependiendo del período histórico y la cultura se expresan de una forma u otra. Además de esto, es necesario el contacto interpersonal para desarrollarlos. Entre ellos podemos encontrar: vergüenza, desprecio, culpa, orgullo, etc.

Hoy en día existen numerosos estudios dedicado al reconocimiento e identificación de emociones. Algunos apoyan la existencia de cuatro emociones llamadas básicas mientras que otros hacen referencia a un número mayor añadiendo algunas secundarias.

En cualquier caso, lo importante es ser capaz de identificarlos, reconocerlos y aprender a actuar de acuerdo con ellos . Descubramos en las siguientes líneas cuáles son. emociones primarias y secundarias .

Los sentimientos y las emociones son el lenguaje universal que debe ser honrado. Son la auténtica expresión de quiénes somos.

-Judith Wright-

Emociones primarias y secundarias.

Todas las emociones son adaptativas. aunque los hay más positivos como la alegría y más negativos como la tristeza, el enfado o el asco. De hecho, todos ellos nos permiten adaptarnos al entorno que nos rodea. Es por ello que una mejor definición de las emociones podría consistir en definirlas como placenteras o desagradables y no negativas.

Las emociones secundarias se definen como tales porque muchas veces están formadas por la unión de emociones básicas. Por ejemplo el celos puede contener miedo e ira, mientras que la emoción de vergüenza puede incluir miedo al rechazo y tristeza por el fracaso. Estas emociones requieren de una interacción con los demás y de un desarrollo que nos permita saber qué sentimos ante diferentes situaciones o conflictos.

Un aspecto curioso a destacar se refiere a la única emoción definida como neutra, la sorpresa. . Esta emoción dura menos que las demás ya que su tono hedónico se transforma rápidamente en otra emoción. Por ejemplo en alegría si la sorpresa es agradable o en tristeza si la sorpresa no es de nuestro agrado.

Sin embargo, como se indicó anteriormente, las emociones primarias y secundarias siempre son adaptativas. Por ejemplo, el asco nos permite no consumir alimentos que puedan estar caducados. El miedo nos protege de estímulos que podrían ser perjudiciales para la supervivencia y la tristeza nos protege brindándonos un momento de calma y contacto con nosotros mismos.

Educación emocional: la base para un correcto desarrollo personal

El óptimo desarrollo personal va de la mano del desarrollo de la inteligencia académica y emocional . El correcto reconocimiento de las emociones nos permite hacer un buen uso de ellas y saber actuar ante los demás y hacia nosotros mismos.

Conocer las diferentes emociones y sus efectos nos hace más fuertes ya que nos da mayor autoconocimiento y la capacidad de conectarse con los demás. Pero… ¿en qué se traduce todo esto?

La educación emocional nos permite incrementar la nuestra autoestima ya que sabemos quiénes somos precisamente porque sabemos lo que sentimos. Nuestro desempeño social también mejorará ya que permitirá un mejor desarrollo de habilidades interpersonales y sociales. Si entendemos lo que sienten los demás, será más fácil relacionarnos con ellos de forma adecuada.

Como puedes ver, conocer las emociones deja espacio para un crecimiento más equilibrado ya que al reconocerlas nos permitimos dejarlas expresar y no dejar que asuman la polaridad opuesta. Mala gestión de miedo por ejemplo, podría provocar fobia o pánico.

Somos y vivimos con emociones primarias y secundarias. Conocerlos y saber cómo se expresan nos permite crecer cada día más.

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