Onicofagia: 7 consejos para dejar de morderse las uñas

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Un examen, una reunión familiar, una cita esperando al médico… todas estas situaciones tienen algo en común. En todos ellos puede invadirnos la ansiedad, la preocupación o la timidez. Estas emociones o pensamientos se pueden expresar a través de palabras, movimientos o determinados gestos. Las manos son un elemento comunicativo importante. . Con ellos acariciamos, tocamos y expresamos. Con ellos también expresamos inquietud, aburrimiento, ganas de terminar una reunión o incluso mala educación.

Dentro de la expresión mediante el uso de las manos, uñas o padrastros puede estar el reflejo de nuestras emociones o de nuestros pensamientos. Para muchas personas es una herramienta para canalizar las emociones, aunque sea de forma inconsciente. Esta condición se conoce como onicofagia. La palabra proviene de dos términos griegos: ónix fageína (comer).

Generalmente morderse las uñas se considera una compulsión, es decir, se lleva a cabo para gestionar sensaciones de ansiedad, pensamientos intrusivos y sentimientos de inquietud. Daña gravemente a uno mismo Salud bucal, imagen social y autoestima en los casos más graves. . A pesar de las dificultades, cambiar este hábito no es imposible. Si no es un caso clínico solo hace falta un poco de voluntad y conciencia. motivación .

Morderse las uñas: un problema sin resolver

Lo cierto es que la tendencia a morderse las uñas u onicofagia aún sigue siendo un misterio para el mundo de la psicología, la medicina o la psiquiatría. En el Revista de terapia conductual y psiquiatría experimental un artículo que afirmaba que morderse las uñas no era un síntoma de nerviosismo o ansiedad como se pensaba sino más bien un signo de perfeccionismo . Esta actividad podría ayudar a las personas a gestionar su insatisfacción o irritación.

Otros estudios demuestran que un tercio de las personas que sufren morderse las uñas viven en un entorno familiar donde algún otro miembro del grupo sufre el mismo problema. En este caso hablamos de imitación por parte de los niños en familias en las que uno de los padres o un hermano se muerde las uñas. Otros estudios simplifican la ecuación y relacionan morderse las uñas con el placer: comerse las uñas genera sensaciones placenteras.

¿Se inicia voluntariamente?

Parece un cliché. La voluntad… se dice que es cuestión de voluntad para dejar de hacer algo o lanzarse hacia una meta. Si no lo hace, significa que en realidad no lo quiere. Un cliché lleno de confirmaciones y desmentidos. Ciertamente nos proporciona una visión simplista de la realidad pero esto no quiere decir que no sea cierta. Voluntad y motivación son el motor y la fuerza para empezar. (bajo cualquier circunstancia). Sin ellos ni siquiera podríamos situarnos en el cuadro de salida. Sin embargo, hay que tener cuidado porque querer muchas veces no es poder.

La fuerza de voluntad no mueve montañas pero es importante empezar. No importa si fracasamos, si cometemos errores o si pasamos un verano entero sin morderse las uñas y volvemos a la costumbre de volver a Trabajar . Todos los finales son nuevos comienzos. Si una fórmula no funciona, debes probar otra. Si no quieres cambiar el qué tienes que cambiar el cómo.

¿Qué hicimos mal la última vez? ¿Cuál fue el error? Recordamos la sensación de éxito y comenzamos de nuevo. En el momento en que tomemos la decisión, escribamos un mensaje positivo para nosotros, algo que tenga significado y coloquémoslo en un punto visible. Nos ayudará cuando surjan las tentaciones.

ser consciente

Para corregir errores nada es tan importante como tomar conciencia de ellos. En el trabajo en una relación de pareja en la comunicación y en cualquier actividad que queramos mejorar. Luchar contra morderse las uñas es una carrera a campo traviesa. Una buena forma de empezar es hacer auto-registros en los que anotes los momentos en los que te muerdes las uñas. ¿Dónde estamos? ¿Qué estamos haciendo?

Registrarlo nos ayuda a tomar conciencia de qué actividades o personas rodean esta actitud.

saber que

-Confundido-

Esto prepara el cerebro y lo entrena para identificar momentos de peligro. En primer lugar, registramos los momentos en los que nos mordemos las uñas; cuando ya dominamos este punto marcamos los tiempos en los que traemos el a mí en la boca (sin morderse las uñas). Al final el ejercicio consistirá simplemente en darnos cuenta cuando pensamos en hacerlo. Son técnicas para frenar los automatismos.

un pequeño paso

Pequeños pasos conducen a grandes éxitos. Las metas imposibles son el peor enemigo de la motivación . Quizás tienes un evento o una entrevista de trabajo y decides no morderse las uñas. Es paradójico porque en el momento de mayor ansiedad dejas a un lado el arma para combatirla. Seguramente en algún momento olvidarás el objetivo y te comerás las uñas, creando así una sensación de fracaso e incapacidad.

Esto presupone demasiada presión para eliminar un hábito como morderse las uñas que probablemente llevamos años arrastrando. Ciertamente hay personas que lo han logrado de inmediato, siempre está la persona que habla de su último cigarrillo. ¿Pero para quién no trabaja así?

Tratar de no ser demasiado duro contigo mismo es ideal cuando la tentación socava tu voluntad . Pruebe con uno o dos dedos, o fíjese una meta más pequeña el fin de semana o el domingo. vacaciones . La suma de los objetivos simples y más fáciles nos permitirá alcanzar grandes metas. Cada paso tiene su valor y así como debemos registrar el comportamiento que queremos cambiar, es importante registrar los éxitos obtenidos.

Prepárate para la tentación

Después de haber identificado las situaciones, personas o momentos del día en los que se produce morderse las uñas, el siguiente paso es evitar las tentaciones. Sin embargo, no podemos huir de ellos ni evitarlos constantemente.

Una de las estrategias es utilizar nuestra mente para lidiar con ellos. Anticipar la situación y cómo salir de ella sin morderse las uñas significa visualizar un momento de éxito con el que podrás hacerte más fuerte . Busque pensamientos alternativos en los que concentrarse y mensajes positivos que lo apoyen.

Otro recurso es entrenar tu cuerpo en cuanto a respiración y relajación para combatir situaciones que te pongan nervioso.

Así como es posible entrenar el cuerpo y la mente, también podemos aprender a controlar la conducta.

Buscar alternativas (para la boca y las manos)

Todo aquel que ha luchado contra un mal hábito (más o menos inofensivo) sabe lo difícil que es. Además, son frecuentes los malentendidos por parte de las personas que rodean al individuo que quiere abandonar este hábito, llegando incluso a hacer comentarios que aluden a su debilidad mental.

A veces el visualización La fuerza de voluntad o la mentalización no son suficientes. Entonces encontrar alternativas puede ser una solución. No olvidemos que para una persona será válida una opción y no otra. Lo importante es recordar que se puede actuar sobre dos aspectos: la boca y las manos.

Ante la necesidad de tener algo en la boca para calmar los nervios, la agitación o el aburrimiento, podemos recurrir a chicles, jengibre o regaliz, caramelos, etc. Esto elimina la necesidad de ocupar este espacio con la mano.

Otro punto sobre el que podemos actuar son los dedos. Lavarse las manos con frecuencia, usar un par de guantes, ponerse tiritas o incluso aparatos ortopédicos invisibles evitará la acción. Como mínimo puede servir como un recordatorio directo del objetivo previsto. También podemos optar por otras distracciones como un llavero, una pelota, un bolígrafo, etc. cualquier cosa con la que pueda jugar y mantener las manos ocupadas.

El que busca encuentra

Es una tentación... Hay un momento en el que las uñas empiezan a crecer y se produce una sensación extraña.

Involuntariamente nos tocamos los dedos, los miramos o nos acariciamos las uñas. Otro hábito común es pasar las yemas de los dedos por las uñas o intentar frotarlas en la ropa. Evitar estos gestos será fundamental. Una vez que hayamos entrenado nuestra atención para ser consciente de lo que hacemos, nos resultará fácil evitar caer en la tentación.

Un truco sencillo es llevar siempre contigo una lima por si hay irregularidades en la uña o se rompe. De esta forma evitaremos tener que utilizar los dientes para limarnos las uñas. Si nos encontramos realizando esta actividad podemos solucionarla juntando las manos o si estamos de pie cerramos los puños y buscamos con quién iniciar una conversación; si estamos sentados metemos las manos en los bolsillos o debajo de los muslos.

Digamos si lo estamos haciendo bien

En este párrafo queremos señalar la dificultad común a la hora de reconocer los propios méritos. Muchas veces por la educación que hemos recibido o por miedo a dar una imagen diferente a la que queremos proyectar, dejamos de valorar los pequeños éxitos que conseguimos. Esto es perjudicial para la construcción de la propia imagen. Si hemos alcanzado una meta debemos premiarnos. Esto no nos hará menos humildes ni nos creeremos superiores a los demás.

Aunque las personas que nos rodean puedan considerarlas acciones de poca importancia, si nos hemos marcado una meta y la hemos conseguido, será positivo potenciar la satisfacción que proviene de éxito . Fijémonos pequeñas recompensas si hemos conseguido, por ejemplo, no mordernos las uñas durante una semana. A pesar de eso buscar la complicidad de quienes nos rodean sin duda puede ayudarnos en el proceso . Al comprender la situación y ser empáticos representarán un apoyo fundamental.

Por otro lado, si morderse las uñas se convierte en un problema de salud hasta el punto de provocar sangrado, deformación de los dedos o si se asocia a un trastorno obsesivo-compulsivo, depresión o ansiedad crónica, será imprescindible contactar con un especialista que pueda aconsejar cómo orientar y analizar el hábito y todas sus consecuencias.

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