
El paleoantropólogo español Juan Luis Arsuaga ha desarrollado unas interesantes reflexiones sobre la pandemia el coronavirus sobre todo apelando a la moderación, el realismo y la humanidad.
Este experto en evolución humana, Premio Príncipe de Asturias y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, pide claridad para afrontar la crisis y ve implicaciones innovadoras en su experiencia.
Una de sus frases más lapidarias afirma que la vida es una crisis perpetua. Juan Luis Arsuaga afirma que lo extraordinario no es la muerte sino la vida. Sostiene que todas las especies están continuamente al borde de la extinción y que ninguna enfrenta procesos estables. Inestabilidad es una característica intrínseca de la vida .
El optimista es el que cambia las cosas. El pesimista no cambia nada. Y también el predicador.
-Juan Luis Arsuaga-
El aspecto que más preocupa a Juan Luis Arsuaga es la proliferación de interpretaciones imaginativas sobre pandemia . Muchos han optado por ver el virus como un castigo divino, un anuncio del fin del mundo o como el fruto de una maldición. Afirma que la situación ha favorecido a muchos charlatanes que dan una interpretación sobrenatural del contexto actual.
Juan Luis Arsuaga y el pensamiento racional
Juan Luis Arsuaga insistió en que tienen hechos evidentes: epidemia y pandemia son tan normales y predecibles que por eso mismo existe una rama de la ciencia llamada epidemiología.
Los virus son dañinos y por eso existe la virología. La única diferencia entre esta pandemia y otras es que pone en duda el modelo de sociedad en el que vivimos.
Que era quienquiera que viajaba propagar el virus para el mundo es un hecho. Y sucedió porque vivimos en una realidad donde viajar de una parte del mundo a otra es cada vez más barato. De hecho, sucede a menudo que subimos a un avión lleno de gente en un lugar donde si una persona tose al menos otras cinco pueden ser alcanzadas por sus estornudos.
En opinión de este experto, la vida se trata de resolver problemas. Sucesivamente Resolverlos significa alcanzar un punto de equilibrio siempre inestable. Una dinámica que podríamos definir como poder quitar una pieza sin que se derrumbe la estructura o añadir una pieza sin que se derrumben los cimientos. Sólo los minerales y los muertos no tienen problemas dice Juan Luis Arsuaga.
Un cambio histórico profundo
Arsuaga afirma que en un período de crisis encadenadas o de crisis relativas a un aspecto particular que desencadena una nueva crisis, existe la posibilidad de que toda una civilización llegue a su fin. Esto es lo que pasó en Imperio romano colapsó debido a una serie de crisis en cadena que no le dieron tiempo a recuperarse. Aquí lo tienes el factor clave no es la crisis como tal sino su frecuencia.
La crisis del sector sanitario se superará porque están sentadas las bases para que esto suceda. Pero si a esto le sumamos una crisis económica, social y quizás militar o climática, las cosas podrían ser diferentes. Básicamente, es posible que tengamos que decir adiós a la civilización tal como la conocemos. Por tanto, lo ideal sería resolver cada problema a conciencia.
Según Juan Luis Arsuaga hay que aprender de todo esto. No olvides lo importante que es financiar la ciencia y la investigación una vez que se haya encontrado una solución. coronavirus . Según este pensador, los verdaderos protagonistas de la crisis actual no fueron los científicos sino los políticos. Esta es la razón por la que mucho de lo que suceda dependerá de las decisiones gubernamentales junto con las decisiones individuales de cada ciudadano.

Aquí hay razones para ser optimistas.
Al igual que otros pensadores, Arsuaga cree que la pandemia no es un factor de cambio en sí mismo. Sólo aceleró procesos que ya estaban en desarrollo, incluida la tensión entre el modelo neoliberal y la necesidad objetiva de un estado de bienestar para la mayoría de las personas.
Sumemos a esto que cada época tiene su crisis y que la pandemia es la que ha afectado a nuestra época. Advierte que estas situaciones traen consigo miedo y que Cuando las personas tienen miedo tienden a renunciar a parte de su libertad. y sus derechos.
Pero con altibajos, Arsuaga está convencido de que la pandemia ha activado un sentido de colaboración entre muchas personas. Este último es concéntrico y orientado primero hacia los parientes cercanos, luego hacia la familia extensa, luego hacia los amigos y conocidos y finalmente hacia la región, el país y el mundo.
En su opinión, después de la crisis los problemas que existen hoy no se solucionarán pero seremos más conscientes de las necesidades de cada uno.