
El cariño y sus manifestaciones cotidianas son sin duda el tendón psicológico y emocional que sustenta toda relación feliz y duradera. Sin embargo, hay quienes no saben, no pueden o se niegan a darle forma a este lenguaje. Estas personas se definen como de corazón frío; son individuos llenos de contradicciones de miedos y envueltos en alambres, causando profunda tristeza a sus cónyuges e incluso a sus hijos porque son incapaces de expresar sus sentimientos.
No es de extrañar que tanto el afecto como la propia comunicación afectiva sean la piedra angular sobre la que se sustenta todo vínculo significativo. Lo son tanto que son el principal motivo por el que muchas personas acuden a terapia de pareja. De hecho, es muy común que un miembro de la pareja declara que no te sientes reconocido ni apreciado o incluso que existe una clara desigualdad entre lo que ofreces y lo que recibes.
Muchos psicoterapeutas definen este problema como hambre de piel Pocas situaciones pueden ser tan destructivas para una persona como verte envuelto en este tejido de un abismal vacío emocional en el que tarde o temprano empiezas a dudar de la relación y de si eres realmente amado...

El afecto y nuestra supervivencia emocional
Las personas no sólo necesitamos alimentos para sobrevivir, nutrientes de los que obtener energía para que las células puedan llevar a cabo todos esos fascinantes procesos que nos permiten ir más allá de la mera supervivencia. Por extraño que parezca El cariño también nos nutre, nos ofrece fuerza y sentido de pertenencia a un pequeño grupo de personas con las que nos identificamos. e discutimos pero que también nos hacen sentir seguros y felices: nuestros amigos y familiares.
Un ejemplo de todo esto lo encontramos en Juan Mann, fundador del famoso movimiento Abrazos gratis . Este joven se sintió tan privado del contacto humano que por algún tiempo pensó lo peor. Abandonado por su novia y amigos con padres divorciados y una abuela enferma, sintió que se estaba muriendo. Sin embargo, un día, durante una fiesta, sucedió algo maravilloso: una chica lo abrazó espontáneamente, empatizando con su tristeza. El frío abandonó por un momento su corazón y el mundo recuperó la armonía, el equilibrio y sobre todo el sentido.
Luego de esta breve experiencia, Juan Mann decidió salir a la calle con un cartel anunciando que se ofrecía a abrazar a quien lo tuviera.

Nunca había estado tan feliz y de hecho, tal y como él mismo explica en un documental, lo que más le fascinó fue ver cómo la gente se acercaba, inicialmente extraña, pero tras separarse del abrazo, todos tenían un gran sentimiento. sonrisa escrito en sus rostros: todos salieron victoriosos.
Corazón de hielo o la incapacidad de ofrecer cariño
Ya sabemos que ofrecer cariño es primitivo y necesario, no sólo lo vemos entre nosotros los seres humanos, incluso nuestros amigos animales siempre buscan esa caricia de esa mirada a través de la cual podemos emocionarnos con nuestra complicidad con el hielo ?
- Primero que nada debemos entender que no hay una sola causa relacionado con esta dificultad emocional. No podemos agrupar todas estas conductas bajo una misma etiqueta ni concebir esta incapacidad como patológica como un trastorno.
- En la mayoría de los casos hay uno baja autoestima
Es decir, si me muestro cálido, afectuoso y sensible hacia los demás, destaco mi fragilidad interna y mi baja autoestima. Lo más prudente, por tanto, es mantener las distancias, evitar las muestras de afecto y salvaguardar así mi (falsa) apariencia de persona fuerte.

- Por otro lado, hay otro aspecto que no podemos pasar por alto: lo estilo educativo . Nacer y crecer en un entorno caracterizado por una total privación de afecto en el que el apego es inseguro o incluso
- No olvidemos el Manifestaciones alexitímicas. empatía y un estilo cognitivo orientado únicamente hacia el exterior, la racionalidad y la concreción. Sin embargo, y es importante tenerlo en cuenta, la alexitimia o analfabetismo emocional se produce en muchos casos en sujetos a los que se les ha diagnosticado algún trastorno.
Finalmente y para concluir no podemos pasar por alto un último dato. No podemos obligar a estas personas a expresar su cariño porque esta estrategia no tiene ningún efecto. Por el contrario, intentarlo de forma muy directa puede provocar un resultado contraproducente y contrario al deseado. No olvidemos que no pueden expresar sus sentimientos.
Lo ideal es trabajar partiendo de las necesidades de cada persona y su realidad psicológica y emocional. En la mayoría de los casos la estrategia terapéutica más lógica estará orientada al crecimiento de autoestima del tema para construir una autoimagen más positiva y segura.
Recordemos, pues, que detrás de este corazón helado, de esta pareja, de este amigo o de este niño incapaz de mostrar afecto, hay una carencia o un problema que debemos conocer y sobre el que tendremos que trabajar juntos.