La felicidad reside en el hemisferio izquierdo.

Tiempo De Lectura ~7 Mínimo

El verdadero foco de nuestros sentimientos y emociones no se encuentra en el corazón sino en el cerebro. De hecho, como revelan estudios recientes la felicidad reside en el hemisferio izquierdo. Cuando nos sentimos entusiasmados, llenos de energía, la positividad y la esperanza son el área que presenta mayor

Daniel Goleman habló de ello en un artículo en New York Times explicando que en los últimos años la neurociencia, la psicología, el budismo y la espiritualidad están uniendo hilos para encontrar respuestas a disciplinas aparentemente lejanas. felicidad reside en el hemisferio izquierdo.

En este sentido, en mayo de 2000 tuvo lugar una reunión productiva y gratificante en la que participaron el Dalai Lama y los mejores neurólogos y psicólogos del momento. El objetivo del encuentro era explicar cómo el budismo gestiona las emociones negativas para conocer qué ocurre en el cerebro de una persona acostumbrada a practicar la meditación y utilizar (aparentemente) un enfoque mental basado en el bien. altruismo y felicidad.

La reunión duró cinco días y tuvo lugar en un entorno apartado de Dharamsala, India. La reunión dio frutos especialmente para uno de los científicos, el Dr. Richard Davidson. director del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin y autor de libros como La vida emocional de tu cerebro. (La vida emocional del cerebro). El hombre se inspiró en el encuentro para formular una hipótesis de trabajo.

Estudios recientes han demostrado que cuando empatizamos, establecemos una amistad o socializamos, el cerebro activa muchas de las redes que también se activan cuando experimentamos dolor físico o de otro tipo.

-Richard Davidson-

La felicidad reside en el hemisferio izquierdo.

El Dr. Richardson es famoso por sus estudios en el campo de la neurociencia afectiva. Tras años de trabajo y análisis en su laboratorio de la Universidad de Wisconsin, el científico repite siempre la misma frase en sus conferencias: la base de un cerebro sano es la bondad. Actualmente preside un centro de investigación sobre mentes sanas en la misma universidad y ya nos tiene acostumbrados con sus revelaciones.

En 2008, por ejemplo. impulsó un estudio con el que quería demostrar la relación entre neuroplasticidad y técnicas de meditación. Las personas que están acostumbradas a practicar la meditación de forma habitual (esto no aplica si empezaste de la nada) tienen mayor actividad eléctrica, mayor capacidad de concentración y mayor predisposición a aprender y generar nuevas conexiones neuronales.

Por otro lado, si nos basamos en su libro La vida emocional de tu cerebro. (La vida emocional del cerebro) de 2012 encontramos algunas teorías aún más interesantes. Entre todos, el que afirma que la felicidad reside en el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro. Veámoslo en detalle.

Los lóbulos frontales y nuestras emociones

Durante la fase evolutiva del hombre como especie, los millones de neuronas presentes en nuestro cerebro se han ido especializando paulatinamente. Decir que la felicidad reside en el hemisferio izquierdo no es más que una forma de expresar cómo y de qué manera nuestra emociones positivas se desarrollaron con el tiempo.

  • Hasta no hace mucho estaba vigente la idea de que todo el universo de sentimientos y emociones residía en la zona más primitiva de nuestro cerebro interno, la definida como reptil. Es el área donde se encuentran estructuras más antiguas como el sistema límbico que regula los procesos emocionales.
  • Gracias a un descubrimiento que data de hace más de treinta años la neurociencia ha revelado que las emociones no quedan relegadas a esta zona del cerebro. De hecho, el sistema límbico está directamente conectado con los lóbulos frontales implicados en el pensamiento más complejo, como las funciones ejecutivas.

La angustia, el estrés y la ansiedad se encuentran en el hemisferio derecho.

El doctor Richard Davidson partió precisamente de esta base. De hecho, ya era consciente de la relación entre el sistema límbico y los lóbulos frontales. Después de años de investigación y pruebas de resonancia magnética llegó a una conclusión:

La resonancia magnética funcional ha revelado que cuando experimentamos ansiedad, estrés o depresión, las áreas cerebrales más activas son los circuitos que convergen en la amígdala y la corteza prefrontal derecha.

La corteza prefrontal derecha está vinculada a la etapa de hipervigilancia común en momentos en los que experimentamos altos niveles de estrés.

El hemisferio izquierdo y las emociones positivas

La felicidad reside en el hemisferio izquierdo, más precisamente en el lóbulo frontal izquierdo. Cuando nos sentimos tranquilos, optimistas, relajados y confiados, la actividad neuronal es menor en el lóbulo frontal derecho y más intensa en el izquierdo.

Se trata de un dato interesante, una realidad que la neurociencia hoy da por sentada y que puede llevarnos a seguir reflexionando.

Durante mi investigación descubrí formas prácticas y efectivas de cambiar nuestro estilo emocional para mejorar nuestra capacidad de curación. Lo sorprendente es que sólo a través de la actividad mental podemos cambiar intencionalmente nuestro propio cerebro. La actividad mental abarca desde la meditación hasta la terapia cognitivo-conductual.

-Richard Davidson-

Cómo estimular el hemisferio izquierdo

El doctor Davidson afirma que la forma más válida de modificar la actividad cerebral es mejorar la nuestra pensamientos nuestra actividad mental. Esto se apoya en enfoques terapéuticos como la terapia cognitivo-conductual utilizada para tratar la depresión, la ansiedad, las fobias y el estrés.

Si la felicidad reside en el hemisferio izquierdo y queremos silenciar la hiperactividad del hemisferio derecho deberíamos recurrir a las siguientes dimensiones:

  • Meditación
  • Bondad
  • Altruismo
  • Descansar
  • Amistad
  • Tener una meta y motivación.
  • Sea entusiasta
  • Sea positivo y confiado.

Independientemente de dónde se encuentre un determinado proceso, cualidad o habilidad, podemos modificar y optimizar nuestros procesos cerebrales. Tenemos la obligación de abordar una línea de vida más relajada, abierta y flexible con la que establecer las auténticas bases neurológicas de la felicidad. .

Entradas Populares