Personalidad límite: actuar durante una crisis

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Las personas con trastorno límite de la personalidad tienden a experimentar crisis a lo largo de su vida. Son episodios de inestabilidad emocional que se viven con profundo sufrimiento y en la mayoría de los casos con miedo a ser abandonados. Pero ¿qué hay detrás de estas crisis y cómo actuar en estos casos?

El trastorno límite de la personalidad (TLP) se caracteriza por un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales en la imagen que uno tiene de sí mismo y en la percepción de las emociones. En la mayoría de los casos este modelo podría definirse como destructivo.

Es un trastorno en el que el paciente experimenta crisis de diversos grados a lo largo de su vida y como respuesta a algún estresor o factor biológico.

El trastorno límite de la personalidad va perdiendo fuerza con el paso de los años pero no hay que olvidar que al ser un trastorno de la personalidad tiene un carácter crónico que merece la pena aprender a gestionar.

Crisis del trastorno límite de la personalidad

Las crisis de TLP se viven como un tsunami emocional tremendamente dificil de controlar . La impulsividad, el miedo a la impotencia y al abandono y en ocasiones la necesidad de hacerse daño se abren paso sin que la persona pueda hacer nada para evitarlo.

Es como si otra identidad tomara posesión de su ego. De hecho, una vez pasada la crisis, surgen sentimientos de vergüenza y culpa porque no se identifica con el episodio.

Por otro lado, el entorno que no comprende lo que le sucede al individuo que sufre una crisis de TLP, intenta por todos los medios bloquear acciones de las que el individuo en cuestión podría arrepentirse más adelante.

Evidentemente el dolor para el familiar que padece este trastorno es enorme. No sólo porque la crisis puede reservar incluso agresiones verbales o físicas sino porque sabemos que al final es él quien sufre más que nadie.

Qué pueden hacer nuestros seres queridos en caso de una crisis de trastorno límite de la personalidad

Si preguntáramos a varios pacientes que padecen un trastorno límite de la personalidad qué necesitan cuando se encuentran en medio de una crisis, lo más probable es que respondieran que sólo necesitan recibir cariño comprensión y ante todo amor.

Cuando surge una crisis la persona afectada se siente terriblemente vacía, como si le faltara una parte emocional. Y en base a este sentimiento sale en busca de tal pieza aunque no lo hace adecuadamente. En lugar de solicitar cariño y atención con palabras, lo hace a través de exigencias y críticas teñidas de ira, inestabilidad o disforia perpetua.

Al principio, es posible que los seres queridos quieran prestarle atención y comprensión, intentar razonar con la persona, etc. Pero viendo que todo esto no produce resultados, lo más probable es que al final se distancien. Esta situación acaba por confirmar ese sentimiento de abandono tan temido por las personas con TLP. Y esto aumenta sus emociones disforicas .

Lo más sensato que pueden hacer los familiares es dar su apoyo sin juzgar en caso de crisis de BPD. Profundizaremos en este aspecto a continuación.

Algunas estrategias para gestionar la crisis de personalidad límite

La mayoría de las personas con trastorno límite de la personalidad crecieron en ambientes donde sus emociones no eran valoradas (un fenómeno conocido como entorno incapacitante ). Este aspecto combinado con una cierta predisposición biológica a padecer este trastorno contribuye a su desarrollo.

Aunque no podamos controlar la parte biológica, no podemos decir lo mismo del medio ambiente.

En medio de una crisis de TLP, el paciente necesita ser apoyado y no juzgado, sentirse aceptado incondicionalmente y sentir que sus emociones no son subestimadas. Esto paradójicamente bajará la intensidad emocional y hará que las crisis duren menos.

Algunas estrategias que -como familiares- podemos poner en práctica para reducir la intensidad de las crisis límite de personalidad son las siguientes:

Aceptación incondicional

La persona con trastorno límite necesita sentirse aceptada incondicionalmente a pesar de padecer este trastorno. Esto implica que la persona que está a su lado debe aceptar sus trastornos y el hecho de que a veces pueden ocurrir crisis y debemos considerarlas como tales: crisis por enfermedad.

De esta manera, cuando aparezcan no sermonearemos al sujeto, no nos pondremos a la defensiva ni en contra de él, al contrario entenderemos que son parte de su trastorno y que son episodios acabados.

Dar cariño a quienes padecen trastorno límite de la personalidad

En medio de una crisis, como ya se indicó, la persona que sufre TLP necesita amor, compañerismo, cariño y empatía. Por todo esto todo lo que tenemos que hacer es estar a su lado sin juzgarla.

Si te insulta, no es aconsejable que te pongas a la defensiva ni se lo reproches. Simplemente necesitamos decirle que estamos ahí para ella a pesar de todo. Es difícil mantener tal claridad cuando alguien a quien amamos nos trata mal pero es la única forma de desactivar este comportamiento.

Si nos ponemos a discutir lo único que conseguiremos será intensificar la crisis. y fomentar una conclusión desagradable de la situación.

Ayúdala a separarse de su patología.

Podemos recordarle que ella no es su TLP. La enfermedad es autónoma. Como ocurre con cualquier otra patología, ésta también provoca sus propios síntomas pero esto no significa que la persona sea mala persona o que esté de acuerdo con los síntomas que presenta.

Esto ayuda a que la persona se sienta comprendida y protegida y por tanto se sienta menos culpable. cuando la crisis termine.

Dale confianza

En algunos casos pueden surgir episodios de autolesión que actúan como reguladores de las emociones; en ese caso es importante no dejar sola a la persona.

Si entendemos que puede haber dioses intentos de autolesionarse o suicidio, lo ideal sería evitar objetos como cuchillos, pastillas, etc.

Evite ser sobreprotector

Dar cariño a alguien no significa sobreprotegerlo. Una cosa es demostrar emociones y aceptar el trastorno, y otra hacerlo dependiente. Está bien animar a la persona a mantener sus hábitos cotidianos, su autonomía y sus responsabilidades .

De esta forma se toleran las crisis pero la vida del paciente continúa como de costumbre.

Las crisis de TLP no son fáciles de manejar ni para el paciente ni para sus familiares. La intensidad emocional alcanza niveles tan altos que sólo queremos alejarnos. El paciente intenta controlarse haciéndose daño mientras quienes lo rodean lo hacen distanciándose.

Quizás podríamos planificar la estrategia inversa. En lugar de huir del abismo emocional del paciente con personalidad límite podríamos empezar a abrazarlo. Aunque no nos resulte natural, aunque en ese momento querríamos evitarlo a toda costa, podemos sorprendernos de cómo los abrazos en ocasiones desactivan los demonios y devuelven a la persona el sentido común.

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