
Querer es no poder. Hay una distancia a veces infinita entre el deseo y su realización. . Para bien o para mal, nuestra mente no gobierna la realidad. Nuestro poder es limitado, nuestras expectativas son frágiles, el error común diario sale caro y es un auténtico golpe de suerte cuando nos hace crecer. Cuando es una base de apoyo y no un suelo resbaladizo. Pues querer es no poder.
Tomemos como ejemplo las canciones de amor: algunas hablan de corazones emocionados, otras de corazones rotos. Muchas veces no somos quienes nos gustaría porque nuestros intentos son fugaces. . Por otro lado, hay relaciones que terminan a pesar de que el amor que sobrevive al tiempo y nunca amaina sigue vivo.
Deseo y control querer no es poder
La falta de control no es patológica pero sí la obsesión o determinadas estrategias que pretenden ser una adaptación. La repetición nos da confianza el compulsión es el mejor alimento para la ansiedad .
Los manuales de diagnóstico en manos de un novato conducen a la exageración. Todos encajamos en un marco más o menos igual al que el horóscopo puede describir nuestro futuro incierto. Incluso un reloj parado da dos veces al día.
La diferencia entre un corazón roto y un corazón entero es la esperanza. . Quien lo alimenta vive, quien no muere. Por eso es lo último que mudamos de nuestra última piel antes de convertirnos en fantasmas. Sin eso estamos solos vulnerable . Cuando tenemos un corazón roto o se lo confiamos a otra persona, podemos tener intimidad.
Todos somos adictos o capaces de darlo todo si tocan los hilos correctos de nuestro corazón. También somos capaces de volvernos egoístas cuando nos sentimos amenazados o sentimos que nos han dejado solos para proteger nuestros propios intereses.
Nos separamos de la víctima o del verdugo intentando encontrar elementos que nos distingan. Sin embargo, la psicología social nos dice que en unas condiciones concretas todos o casi todos somos capaces de cometer actos que en otro momento habríamos censurado. El miedo es una emoción tan poderosa que puede hacernos negar nuestra esencia más de tres veces . Hay precipicios cuya existencia preferimos no reconocer. Por tanto querer es no poder.
Cuando hablamos de adolescencia solemos hablar de la importancia de la igualdad del valor que atribuimos a sentirnos parte de un grupo. Sin embargo, en muchas ocasiones olvidamos que esta motivación está siempre presente a lo largo de nuestra vida.
Nos referimos a una motivación que también va en sentido contrario: podemos llegar a criticar una idea independientemente de su contenido sólo porque cuenta con el apoyo de un grupo al que no estamos vinculados. Un fenómeno que ocurre frecuentemente en política .
La culpa, el miedo, las heridas abiertas, las palabras que nos guardamos para nosotros mismos… Cuando nuestra vida no va como nos gustaría sólo tenemos que imaginar una paralela . Juzgarnos a nosotros mismos sabiendo las consecuencias es una trampa. Nadie quiere sufrir, la mayoría sufre cuando siente que ha lastimado a otra persona.
L' olvido No es una prueba irrefutable de falta de interés. Nuestra memoria es caprichosa y en ocasiones deja palabras en la punta de la lengua. Nuestra atención se agota rápidamente.
Los valores que realmente importan
La honestidad es quizás el valor que más escasea . A todo el mundo le ha pasado que se burlen de él al menos una vez en la vida; hemos vivido traiciones que nos duelen o nos creíamos locos por querer ser buenos.
Hay varias variables que escapan a nuestro control. y estrechamente relacionado con el destino. En parte, por lo tanto, querer no es poder, no hay determinismo en el resultado final.
Deseo es deseo o anhelo pero los demás elementos de la ecuación también son importantes. ¿Qué recursos tenemos disponibles? ¿Qué margen tenemos? El realismo se separa del pesimismo cuando nos ofrece opciones.

Más allá de querer no hay poder
Querer es no poder, al menos no necesariamente. Lo cual no quita que a veces con nuestras ganas seamos capaces de obtener una efecto pigmalion o una profecía autocumplida. Si pensamos que mejoraremos seremos más fieles al tratamiento que nos han prescrito. De esta forma podemos afrontar la competencia o intentar buscar soluciones a los problemas que surjan.
Entonces es realmente cierto que la imposibilidad merece la posibilidad. Hay que potenciar la inteligencia en el proceso de toma de decisiones, nuestro lado humano para superar la desconfianza y apostar por la honestidad o la generosidad frente al egoísmo, respuesta fácil cuando surge el miedo.
Querer es no poder; En cambio amar es señal de vida . Si la esperanza es nuestra última piel, el deseo es lo que nos permite existir.
 
             
             
             
             
             
             
             
             
						   
						   
						   
						   
						   
						   
						  