Dejar de hablar con un familiar no es fácil

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Son muchas las emociones que surgen cuando decides dejar de hablar con un familiar. Además de la decepción, conviene comprender los motivos.

Cuando se opta por dejar de hablar con un familiar, en la mayoría de los casos existen motivos que justifican esta elección. . No es una decisión sencilla ni que se tome a la ligera o impulsivamente de la noche a la mañana. La ruptura con un familiar muchas veces responde a ciertos roces, desacuerdos crónicos, heridas sin cicatrizar y la negativa de una de las partes a realizar un cambio o mejora.

Expertos en dinámica familiar comentan que deja de hablar con un familiar responde a una de las realidades más dolorosas que el ser humano puede vivir. El sufrimiento, sin embargo, no siempre surge de la decisión de poner un límite. A veces esta forma de hacer las cosas puede conducir a una mejora. El verdadero malestar se centra en las mismas experiencias pasadas que motivan esta difícil elección.

Por otro lado, también es necesario analizar otro hecho indiscutible que ocurre con mucha frecuencia. La sociedad proyecta un juicio muy severo hacia aquellos decide distanciarse de su familia . Casi de inmediato aparecen etiquetas estereotipadas, como las de hijo antinatural, sobrino desagradecido, hermana pobre... Nunca se deja el espacio adecuado a la duda ni a esa empatía desde la que se podría partir para llegar a un diálogo posible y positivo.

Asimismo, es importante subrayar que hay muchas personas que, a pesar de haber intentado crear las condiciones para el compromiso, siguen sintiéndose mal. Por tanto, necesitan apoyo psicológico para afrontar, gestionar y desenmarañar la maraña de un pasado que les sigue doliendo. Ese mismo cuya huella continúa sin borrarse y de hecho gana peso con el paso de los días.

He aprendido que estar con quienes amo es suficiente para mí.

Walt Whitman

Dejar de hablar con un familiar es una decisión dolorosa

Las personas dejan de hablar con un familiar cuando sienten que han llegado a su límite . Cuando las discrepancias crean muros cuando las emociones negativas afloran en casi cada situación, circunstancia y palabra. Sin embargo y pese a que esta decisión marcará un antes y un después, el distanciamiento ya se produce desde hace un tiempo. Reconocer esto será de gran ayuda.

Insistimos una vez más en que no es una decisión fácil y que normalmente nadie se lo toma a la ligera. Tanto es así que aún hoy existen organizaciones destinadas a ofrecer apoyo a personas que se han distanciado de su familia. Por ejemplo, en 2015 se publicó un estudio del Centro de Investigación Familiar de Londres y la Universidad de Cambridge.

El objetivo era analizar esta realidad que, aunque parezca sorprendente, ocurre con mucha más frecuencia de lo que pensamos. La obra se tituló Voces ocultas: distanciamiento familiar en la edad adulta . Se revelan datos interesantes como el hecho de que alejarse de un familiar (o de varios) muchas veces genera el enfado de otros familiares . A menudo surgen recriminaciones o incluso enfrentamientos y humillaciones.

No importa si a veces hay una justificación clara (como mal trato psicológico o físico). No todas las personas respetan estas decisiones ni son sensibles a la realidad de alguien que es visto como una especie de traidor a la familia.

Alejarse de la familia: un dolor emocional muy complejo

El distanciamiento familiar se produce según datos de un amplio campo generacional. Por lo general es . Hay quienes esperan hasta ser mayores de edad para dar el gran paso. Otros, sin embargo, tardan al menos más tiempo hasta que realmente se sienten preparados para dejar de hablar con un miembro de la familia.

A veces este retraso en la elección es fruto del miedo, otras veces de la indecisión. Pero la causa que hace que la mayoría tienda a la aceptación y al silencio es la presión social . La misma que nos enseña desde pequeños que alejarnos de nuestra familia es inapropiado, casi un sacrilegio. Sin embargo, las estadísticas siguen aumentando. Expertos en psicología familiar como el Dr. Joshua Coleman señalan que este hecho suele ser una realidad silenciada que sin duda requiere de más estudios, apoyo y sensibilidad.

Cuando decides dejar de hablar con un familiar experimentas

  • Está todo el sufrimiento experimentado en el pasado cuando no sabíamos cómo comportarnos.
  • Otro sentimiento que muchas personas experimentan en primera persona es evidentemente la vergüenza. . El de revelarle al mundo que no perteneces a una buena familia ni a una familia normal. .
  • Las críticas vendrán de otros familiares pero también de personas que viven en nuestro entorno. Siempre y sólo habrá un culpable: los que eligieron a los que tuvieron el coraje de decir basta.
  • El peso del estigma social e incluso la aislamiento influirá en la vida de uno a partir de este momento.

¿Es correcto dejar de hablar con un familiar?

Dejar de hablar con un familiar no es una decisión que se tome a la ligera. La reacción de un adolescente no es un capricho ni el resultado de un malentendido casual. En la mayoría de los casos lo que aparece es la última capa de un problema que se ha desarrollado lentamente y con causas muy diferentes: abuso autoritarismo desprecio falta de apoyo invisibilidad falta de cariño …

Obviamente cada persona vive de manera diferente la realidad que ha creado y en la que cree. Hay quienes se niegan a aceptar o reconocer la violencia, otros la ven en cada gesto o palabra . Sin embargo y a pesar de todo, hay un conflicto no resuelto en la base. Lo ideal en estos casos es afrontarlo y sacarlo a la luz, dando a las personas la oportunidad de impulsar cambios en los que cada integrante sea parte activa y colabore.

Si esto no sucede, si no hay ganas de diálogo y el dolor es muy fuerte, la distancia es la única respuesta correcta. Sin embargo, te aconsejamos que tengas en cuenta y evalúes estos tres consejos:

    Programe contacto regular. Podría intentar programar reuniones una vez cada dos semanas o una vez al mes. Piensa también en la duración de estas visitas (30 minutos una hora dos...).
    Elija el mejor tipo de contacto para usted. Visitas domiciliarias, llamadas telefónicas, mensajes de texto de audio…
    Evaluar cada situación y circunstancia. Poco a poco podrás ir emitiendo un juicio sobre la marcha de la relación. Decide si aumentar la frecuencia de contacto o, por el contrario, abandonar paulatinamente las comunicaciones.

A veces, cuando dejas de hablar con un familiar el problema no termina. En algunos casos quedan varios cabos sueltos, muchas heridas que generan malestar y que necesitan ser tratadas. En estas situaciones el terapia psicologica siempre será útil. Piénselo.

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