La obsesión por tener una vida perfecta

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Pocas veces en la vida experimentamos un sentimiento de satisfacción total. Al menos considerando el concepto de total que tenemos en mente. En un mundo totalmente artificial y plagado de falsas necesidades, sentir que nos falta alguna pieza puede oscurecer la alegría que nos brindan las piezas con las que podemos contar. Es como si ese fragmento que tapa el agujero vacío que sentimos que tenemos fuera la solución definitiva e imprescindible para los nuestros. felicidad .

Si hiciera un trabajo que me gustara sería más feliz. Si tuviera una pareja estable y pudiera formar una familia con él definitivamente al final sería feliz. Estos pensamientos que todos hemos formulado al menos una vez son un obstáculo en el camino hacia nuestro bienestar. Son en su mayoría producto de nuestra cultura y nuestra educación: nos han enseñado que cuantas más cosas tengamos, más felices seremos.

Vivimos con la tensión y la autonecesidad de tener todas las piezas del rompecabezas y concebimos la vida de esa misma manera que nos llena de ansiedad, frustración y tristeza.

Cuando alcanzamos una de nuestras metas (especialmente si son materiales) inmediatamente intentamos obtener la siguiente; después de lo cual nos fijamos otra meta y luego otra hasta quedar exhaustos.

Tener deseos y metas es legítimo y saludable. ¿Qué significado tendría la vida si no cultiváramos metas y esperanzas ? Pero es muy diferente pensar que necesitamos todo lo que queremos. Distinguir

La vida perfecta no trae felicidad.

Necesitamos que esto lo sepan todas las personas que han logrado hacer realidad todos sus sueños y aún no se sienten completos. Millones de personas en todo el mundo vistas desde fuera parecen tener vidas envidiables. Y si empezamos a observarlos sentiremos celos y pensaremos que han encontrado una manera de vivir en paz y felicidad pero esto es mentira.

Si estas personas son felices no es ciertamente gracias a lo que poseen o han logrado, sino a que saben mirar la vida con una perspectiva especial.

Es muy difícil para el ser humano encontrar la calma con lo que tiene. Siempre siente que podría tener algo más, algo que puede ser mejor.

Después de enormes esfuerzos recopilamos todos los éxitos nuestras posesiones lo que debería hacer nuestra vida feliz... Pero terminamos agotados y con el cuerpo dolorido. Una vez que hemos logrado todo esto, la felicidad no se manifiesta y entonces necesitaremos empezar a subir el siguiente escalón nuevamente.

Si un individuo ha obtenido una licenciatura, ahora tiene que hacer un doctorado y luego tendrá que buscar pareja para una relación estable. Después de eso tendrá que hablar algún idioma extranjero. viajar tener hijos, etc. Y lo peor es que si por alguna razón no tiene éxito será considerado un fracaso.

Este pensamiento es la semilla que hace que la desgracia crezca en nuestras vidas. Dado que la perfección no es más que un concepto irreal pero aun así queremos alcanzarla, lo cual es totalmente imposible, siempre tendremos la sensación de ser perdedores.

Entonces ¿cuál es la solución?

Lo primero que debes aprender es que ningún elemento externo tiene tanto poder para cambiar nuestro estado emocional. Nadie es más feliz que antes porque tiene más cosas al menos no a largo plazo.

Cuando los niños me desenvuelven regalos traídos por Papá Noel parecen más felices pero esta felicidad sólo dura unos días. Tras este efímero placer, los pequeños querrán cambiar de juego y los regalos que acaban de recibir quedarán a un lado.

A los adultos les pasa lo mismo. Las cosas pierden valor con el tiempo así como lo que obtendrán en el futuro. El ser humano se adapta y la costumbre le lleva a

Porque Michael Jackson, dueño de una casa equipada con un parque de diversiones, estaba más infeliz que Pepe Mujica ¿Quién vive en un cobertizo?

El segundo punto a tener en cuenta es que la felicidad, la alegría, el bienestar o como se le quiera llamar se encuentra dentro de nosotros y consiste en una forma de ver la vida que valora y ama lo que ahora poseemos sin desear nada más. Este concepto también es retomado por el psicólogo Rafael Santandreou quien lo describe como la capacidad de darte cuenta de que lo que tienes ya es suficiente y que en realidad no necesitas nada más para sentirte bien.

Finalmente, un ejercicio útil es renunciar conscientemente a casi todo y estar dispuesto a vivir sin todas esas cosas. Puedes intentar hacer realidad tus deseos pero aceptando que tal vez nunca lo consigas y que ello no debe poner en peligro tu bienestar personal.

Aceptar la vida tal como es es una de las estrategias más importantes para ser feliz.

Tal vez pienses que esto significa llegar a un acuerdo, pero no es así. Te aconsejamos que tengas deseos, motivación y metas. Para intentar llegar a ellos pero siempre con la idea terriblemente real de que nada de esto tiene por qué hacerte feliz.

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