La química del amor: ¿por qué nos enamoramos?

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El amor no es sólo un elemento cultural sino también el resultado de una serie de interacciones neuroquímicas en el cerebro.

Albert Einstein dijo una vez que explicar lo que sentimos por una persona especial utilizando términos relacionados con la química del amor equivale a privarlo todo de la magia. Sin embargo, existen procesos como la atracción o pasión más obsesivo en el que la neuroquímica delimita los límites de un territorio fascinante y complejísimo que a su vez define parte de quiénes somos.

El amor desde un punto de vista romántico o filosófico es algo de lo que siempre han hablado poetas y escritores. A todos nos gusta hundirnos en estos universos literarios en los que se idealiza un sentimiento que a veces, todo hay que decirlo, crea más misterios que certezas. Aunque en realidad Son los neurólogos quienes pueden aportarnos datos más precisos sobre el enamoramiento como tal y desde el punto de vista biológico . De una manera menos evocadora, sí, pero en definitiva objetiva y real.

El encuentro de dos personalidades es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman.

-CG Jung-

Los antropólogos también nos ofrecen una perspectiva interesante que se integra muy bien con la química del amor que conocemos a través de la neurociencia. De hecho, en nuestra sed de conocimiento siempre hemos tratado de identificar las

Los antropólogos nos explican que la humanidad parece hacer uso de tres tendencias cerebrales distintas. El primero es aquel en el que el impulso sexual impulsa gran parte de nuestro comportamiento. El segundo se refiere al amor romántico en el que se crean relaciones. dependencia con un alto coste emocional y personal. El tercero es el que constituye el apego más sano en el que la pareja construye una complicidad significativa de la que ambos miembros se benefician.

Pero además de entender qué garantiza la estabilidad y felicidad de una pareja, hay otro aspecto que nos interesa. Hablemos de enamoramiento, hablemos de la química del amor, ese proceso extraño, intenso y desconcertante que a veces lleva nuestra mirada, nuestra mente y nuestro corazón a dirigirse a la persona menos adecuada. O por el contrario hacia lo más correcto, lo definitivo…

La química del amor y sus ingredientes.

Es muy probable que más de uno de nuestros lectores piense que el enamoramiento sólo puede explicarse desde un punto de vista neuroquímico, que la atracción es resultado de una fórmula cuyas variables se adaptan a esa química del amor y a los neurotransmisores que median en este proceso. Allí donde nuestro cerebro caprichoso orquesta esta magia, este deseo y esta obsesión como le place...

No es así. Cada uno de nosotros tiene preferencias específicas muy profundas, idiosincrásicas y, a veces, incluso inconscientes. . Además, hay pruebas claras de que tendemos a enamorarnos de personas con características similares a las nuestras: nivel de inteligencia, sentido del humor, valores…

Sin embargo, en todo esto hay algo que destaca como algo fascinante. Podemos encontrarnos en una sala con 30 personas con características similares a las nuestras, gustos similares y valores similares pero no nos enamoramos de todas ellas. El poeta y filósofo indio Kabir dijo que El camino del amor es angosto y en el corazón solo hay lugar para una persona. . Y luego… ¿Qué otros factores provocan este hechizo, la llamada química del amor?

Dopamina noradrenalina serotonina… cuando nos enamoramos somos una fábrica de medicamentos naturales

-Helen Fisher-

El aroma de los genios

Intangibles, invisibles e imperceptibles. Si decimos que en este preciso momento nuestros genes están liberando un olor particular capaz de llamar la atención de unas personas y de otras no, lo más probable es que más de un lector arquee una ceja en señal de escepticismo.

Sin embargo más que genes El responsable de este particular olor del que no somos conscientes pero que guía nuestro comportamiento atractivo es nuestro sistema inmunológico, concretamente las proteínas MHC.

Estas proteínas tienen una función precisa dentro de nuestro organismo: activan la función defensiva.

Se sabe, por ejemplo, que mujer Inconscientemente se sienten más atraídas por hombres con un sistema inmunológico diferente al de ellos. Y si este olor les guía en este proceso prefiriendo perfiles genéticos diferentes al suyo es por una razón muy sencilla: la descendencia generada con esta pareja tendrá una carga genética más variada.

Dopamina: Me siento bien contigo necesito estar cerca de ti y no sé por qué

Puede que tengamos delante a una persona muy atractiva y, sin embargo, puede que no estemos en la misma onda. No nos hace sentir bien la conversación no fluye fluidamente no hay armonía no nos sentimos a gusto no la hay conexión . Sin duda muchos dirían que no hay química y no se equivocarían.

La química del amor es auténtica y lo es por una sencilla razón: Cada emoción es desencadenada por un neurotransmisor preciso. un componente químico que el cerebro libera en función de una serie de estímulos y factores más o menos conscientes.

Tomemos como ejemplo la dopamina, ese componente biológico que nos excita. Es una sustancia química esencialmente relacionada con el placer y la euforia. Hay personas que rápidamente se convierten en objeto de todas nuestras motivaciones de forma casi instintiva. Estar con ellos genera un placer indiscutible, un bienestar sensacional y una atracción a veces ciega.

La dopamina es también ese neurotransmisor que cumple el papel de una hormona y se asocia a un sistema de recompensa muy potente hasta el punto de tener hasta 5 tipos de transmisores dentro del cerebro.

Una cosa que todos hemos experimentado es la necesidad persistente de estar junto a una persona y no con otra. Enamorarse nos vuelve selectivos y es la dopamina la que nos obliga a centrar todo nuestro mundo en esa persona en concreto hasta el punto de convertirla en una obsesión.

Noradrenalina: cerca de ti todo es más intenso

Sabemos que una persona nos atrae porque nos provoca un carrusel de sensaciones caóticas, intensas, contradictorias y a veces incontrolables. . Nos sudan las manos, comemos menos, dormimos pocas horas o nada, pensamos con menos claridad. Así, sin casi darnos cuenta, nos encontramos transformados en un pequeño satélite que orbita alrededor de un único pensamiento: la imagen de la persona amada.

¿Hemos perdido la cabeza? Absolutamente. Estamos bajo el control de la noradrenalina que estimula la producción de adrenalina. Es lo que acelera los latidos de nuestro corazón, lo que hace sudar las palmas de las manos y lo que activa al máximo todas nuestras neuronas noradrenérgicas.

El sistema de noradrenalina tiene poco más de 1500 neuronas a cada lado del cerebro. No es mucho pero cuando se activan generan una sensación abrumadora de alegría, entusiasmo inmenso, nerviosismo hasta el punto de desactivar el apetito y/o la inducción de dormir .

Cariño, me haces explotar la feniletilamina.

Cuando estamos enamorados estamos completamente dominados por un compuesto orgánico: la feniletilamina. . Como ya sugiere la palabra, se trata de un elemento que tiene muchas similitudes con las anfetaminas y que junto con la dopamina y la serotonina constituye la receta perfecta para un amor de película.

¿Sabías que el chocolate contiene ¿feniletilamina? Sin embargo, su concentración no es tan alta como en el queso. Sin embargo, la feniletilamina del chocolate se metaboliza mucho más rápidamente que la de algunos productos lácteos.

Si nos preguntamos cuál es la función exacta de este compuesto orgánico, pues es sencillamente sorprendente. Es como un dispositivo biológico que intenta intensificar todas nuestras emociones.

La feniletilamina es como el azúcar de una bebida o la pintura que aplicamos sobre un lienzo: hace que todo sea más intenso. Intensifica la acción de la dopamina y la serotonina y constituye la auténtica química del amor para hacernos sentir felices, realizados e increíblemente motivados...

Serotonina y oxitocina: la unión que consolida nuestro amor

Los neuroquímicos de los cuales

Sin embargo, esto no significa que la oxitocina y la serotonina no estén presentes en esta primera fase. Están ahí, pero es en una etapa posterior cuando cobran mayor importancia, cuando ambos neurotransmisores intensificarán aún más nuestras limitaciones, permitiéndonos entrar en una fase más satisfactoria en la que consolidar la

Veámoslos en detalle:

    La oxitocina es la hormona que crea el amor verdadero.Ya no hablamos de simple enamoramiento o atracción (en la que intervienen más las sustancias vistas hasta ahora) sino de la necesidad de cuidar a la persona amada, de darle cariño, de acariciarla, de ser parte de ella en un compromiso a largo plazo.

Hay que subrayar además que la oxitocina es sobre todo responsable de la creación de vínculos afectivos, no sólo los relacionados con la maternidad o la sexualidad. Se sabe, por ejemplo, que cuanto mayor sea nuestro contacto físico, más acariciamos, abrazamos y besamos, más oxitocina liberará nuestro cerebro.

    La serotonina por su parte se puede definir con una sola palabra: felicidad. Si adquiere mayor relevancia en una fase posterior del enamoramiento es por una razón muy sencilla. Comienza un período en el que nos damos cuenta de que estar al lado de esa persona en particular equivale a experimentar una felicidad más intensa. Por eso es necesario invertir nuestras fuerzas y comprometernos con esta relación para preservar este estado emocional positivo.

Cuando las cosas van bien, la serotonina nos aporta bienestar, nos aporta optimismo, buen humor y satisfacción. depresión .

En conclusión como hemos visto La química del amor orquesta gran parte de nuestro comportamiento, lo queramos o no.

La doctora Helen Fisher nos dice que el ser humano no es la única criatura capaz de enamorarse. Como también señaló Darwin en su época, en el mundo existen más de 100 especies de elefantes, aves y roedores que eligen una pareja con la que permanecen de por vida. Experimentan lo que los expertos han llamado amor romántico primitivo. Pero al final siempre es amor...

Definir esta emoción universal en términos químicos quizás no sea tan evocador como decía Einstein. Pero eso es lo que todos somos en última instancia: una maravillosa maraña de células.

Referencias bibliográficas

Giuliano F.; Allard J. (2001). Dopamina y función sexual. Prensa Int J Impot.

Sabelli H Javaid J. Modulación del afecto por feniletilamina: implicaciones terapéuticas y diagnósticas. Revista de Neuropsiquiatría 1995; 7:6-14.

Pescador H. (2004). Por qué amamos: la naturaleza y la química del amor romántico. Nueva York: Henry Holt.

Pescadora Helen (2005). Porque amamos. Corbaccio

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