
El mundo virtual es un entorno que nos empuja a construir uno o más personajes para interactuar con otros. Mostrarse y manifestarse en redes sociales ya es rutina . Estas plataformas son verdaderos escaparates que cada uno de nosotros puebla según deseamos representar a la persona que nos gustaría ser.
Lo contrario de lo virtual no es lo real sino el presente. En Internet la gente no tiene presencia material. De una forma u otra todos somos capaces de ocultar una parte de nosotros mismos o dejar que los demás vean sólo lo que queremos. El mismo fenómeno también se puede aplicar a la vida real, pero rara vez llega a ser tan dominante como en Internet. Hoy en día es posible mostrar y demostrar prácticamente cualquier cosa en las redes sociales.
Este fenómeno, que al principio puede parecer irreal e incluso lúdico, corre el riesgo de convertirse fácilmente en un problema real. De hecho, no es raro que al mostrarnos en las redes sociales como lo que no somos, adaptemos las limitaciones que tenemos en la vida real a estas dinámicas, terminando por confundirnos a nosotros mismos y a los demás sobre nuestra verdadera identidad.
En el pasado eras lo que tenías ahora eres lo que compartes
-Godfried Bogaard-
¿Qué podemos mostrar y demostrar en las redes sociales?
La virtualidad en sí misma brinda la posibilidad de falsificar la propia identidad. Puedes comunicar cualquier cosa a otra persona en tiempo real. sin que éste tenga posibilidad de comprobar su veracidad.
Una cosa es mostrar y demostrar en las redes sociales y otra hacerlo en la vida real. La realidad virtual no te permite entrar contacto fisico con la otra persona ni por tanto contrastar lo que se dice con la percepción personal de la realidad.

Siendo este el caso, existen todas las condiciones para que el juego de la identidad avance a lo largo de una línea fronteriza muy delgada. Muchas veces no nos damos cuenta pero ponemos en escena una personaje que representa nuestro yo ideal. Una representación que creamos para luego nutrirla y enriquecerla.
Aprobación y admiración
L' identidad que construimos en y para las redes sociales conlleva riesgos que calificamos de positivos. Cada vez que publicamos algo, recibimos a cambio comentarios de la comunidad. Aprecio si el contenido gustó o indiferencia si no gustó. Esto sienta un precedente que nos lleva a identificar y reconocer lo que aprecia y admira nuestra comunidad virtual.
Mostrarse y manifestarse en las redes sociales también es una forma de competir con otros en el mercado social. Quienes están suficientemente inmersos en este mundo virtual se sienten jueces de los demás, mostrando a menudo una severidad preocupante. Los vínculos que surgen de estas relaciones son tan falsos como frágiles.
La aprobación y admiración que surgen en las redes sociales no son comparables a las de una relación genuina y real. ; son más el fruto de la suma de Me gusta recibidos y sus seguidores. Precisamente de este concepto nacen muchos influencers más acostumbrados a este mercado de personalidades; Todo listo para usar y todo reemplazable.

El autoengaño es el verdadero problema
Las redes sociales nacieron para generar ganancias, lo que en sí mismo no es necesariamente algo malo. Sin embargo, es un terreno fértil para el aumento de presión grupal y por la consolidación de tendencias que no siempre son constructivas o gratificante para las personas y la sociedad.
Las redes sociales son espacios propicios para la banalización de lo relevante. Herramientas que separan en lugar de unir; que fomentan microdictaduras de opiniones, llevando a quienes no se sienten seguros de sí mismos a construir identidades falsas y engañosas.
Al mismo tiempo ejercen un poder condicionante muy fuerte. Mostrarse y manifestarse en redes sociales puede convertirse en una acción a la que acuden muchas más expectativas y sentimientos de quienes realmente deberían ser derramados. Pasar desapercibido después de haber publicado algo es frustrante y se considera humillante hacia uno mismo y hacia el entorno real.
Dialogar y compartir en estas plataformas virtuales es solo una de las muchas formas que tenemos de vincularnos con los demás. . Si nos dejamos absorber por las redes sociales terminaremos menospreciando a nuestra persona y renunciando a la oportunidad de tener experiencias más profundas de amistad y autoexpresión.