Estrés político: cuando la clase política decepciona

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Aunque el síndrome de estrés político no aparece en los manuales clínicos, testimonia una realidad social evidente: la desconfianza y el cansancio, así como las diversas emociones negativas que sienten los ciudadanos hacia los líderes políticos.

Mucha gente está empezando a sufrir estrés político. La incertidumbre, la apatía hacia la clase política y sus mensajes, el cansancio por sus controversias internas y sobre todo el peso de la corrupción están erosionando cada vez más la confianza de los ciudadanos. Son situaciones que provocan emociones negativas: disgusto, decepción, enfado, tristeza…

Jorge Luis Borges sostuvo que los políticos no deberían ser figuras públicas. Esta frase encierra una realidad que muchos cuestionan. Debido a su personalidad y malas decisiones, algunos políticos no deberían ser figuras públicas. No dan el buen ejemplo, no son una fuente de inspiración y, peor aún, no son capaces de mantener el poder.

La política mundial actual es muy compleja. El avance del extremismo de los independentismos, el drama de la inmigración, la corrupción y el retroceso de las políticas sociales nos están hundiendo en una espiral de desconfianza .

A la desconfianza se suma otro factor: la contaminación de la información periodística. Información, opiniones y noticias filtradas diariamente con mayor o menor veracidad a través de los medios de comunicación: televisión, radio y redes sociales. Todo esto nos lleva a sentir indignación o apatía .

El primero puede llevarnos a reaccionar, sacudirnos, tomar un papel activo y desear el cambio. El segundo trae consigo descontento y muy a menudo la pérdida absoluta de confianza en cualquier representante o partido político. Todas estas experiencias parten de una realidad concreta: el síndrome de estrés político.

Un buen político es aquel que sigue siendo conveniente después de haber sido comprado.

-Winston Churchill-

figura que simboliza el síndrome de estrés político.' title='Estrés político: cuando la clase política decepciona
¿Qué es el síndrome de estrés político?

El síndrome de estrés político no aparece en ningún manual clínico. Es un término popular que apareció en un artículo de Psicología hoy en el que se analiza el impacto del estrés político en la mente del niño.

No sabemos si se incluirá en el DSM-V en el futuro ( Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. ) pero está claro que es una realidad sujeta al análisis de politólogos y psicólogos sociales . Tanto es así que ya podemos describir los síntomas. Veámoslo en detalle.

Desencadenantes del estrés político

El síndrome de estrés político está mediado por muchos factores. Estos a su vez tendrán un mayor o menor impacto dependiendo de la personalidad y necesidades de cada individuo. Aquí algunas constantes que lo caracterizan:

  • Sensación de que la clase política se preocupa cada vez menos por sus votantes y cada vez más por sus intereses personales.
  • Implementación de Políticas que favorecen a las clases ricas. .
  • Falta de colaboración entre representantes de una misma clase política para alcanzar acuerdos y promover un clima distendido que beneficie a la población y al planeta.

Incertidumbre política

Hoy todos nos acostamos sin saber qué pasará mañana. Nos despertamos cada día con nuevas noticias sobre corrupción, escuchas telefónicas, despidos y nuevos nombramientos, desacuerdos, amenazas, inmigrantes perdiendo la vida. ataques terroristas …

A estos hechos se suman las desagradables experiencias sociales que los ciudadanos viven cada día con gran preocupación, como es el caso de las subidas de impuestos. La situación política actual empuja a los ciudadanos a un estado de imprevisibilidad casi absoluta.

De la indignación a la impotencia

La incertidumbre es muy interesante desde un punto de vista psicológico. Es común sentirse indignado ya que estamos expuestos a escándalos a diario. corrupción y decisiones legislativas que perjudican a los ciudadanos. Poco a poco llega la resignación. y acabamos dejando de sorprendernos por los escándalos y las insolencias de la clase política.

Casi sin darse cuenta, una parte de la población se vuelve apática e indefensa. Un ejemplo son las escenas públicas completamente inapropiadas de algunos de nuestros representantes. Empezamos a reír y al rato lo olvidamos. Toleramos situaciones inconcebibles por parte de figuras públicas que, como decía Borges, no nos representan dignamente.

¿Cómo gestionar el estrés político?

Ciertas actitudes por parte de la clase política son una constante: se han dado a lo largo de la historia y probablemente seguirán ocurriendo. Sin embargo hoy los medios agudizan su impacto; de ahí el estrés político.

Nos referimos a la difusión de información tóxica y viral en la televisión basura; además, siempre se discuten los mismos temas para desviar la atención de los problemas verdaderamente importantes. ¿Cómo podemos lidiar con el síndrome de estrés político?

  • No debemos ceder ante la impotencia.
  • Como ocurre con todas las demás formas de estrés, no tiene sentido permanecer pasivos porque intensificaremos aún más el malestar. El secreto está en controlar tu exposición a las noticias: limítate a mirar y leer lo que sea apropiado .
  • Cuídate de recibir información veraz y nunca pierdas el sentido crítico.
  • Sentirse insatisfecho con las acciones de la clase política es legítimo, respetable y comprensible. pero si

El activismo, la participación activa en la esfera pública es uno de los derechos más preciados del ciudadano . Basta pensar en todas las luchas pasadas para conseguirlo. Los políticos son nuestros representantes en la medida en que los hemos elegido.

El problema surge cuando el político quiere aprovechar su posición para engañar a la sociedad que le ha concedido un estatus privilegiado. Este problema podría desaparecer si los ciudadanos deciden expulsar a quienes los traicionaron.

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