
Cuando comemos cualquier plato, los procesos que se producen en nuestro cuerpo y mente van mucho más allá del simple hecho de introducir alimentos y digerir sustancias. Una escuela de pensamiento vinculada a la neurogastronomía estudia todos los efectos que producen los alimentos .
A diferencia de los animales, comer no es un puro acto de impulso para los humanos. Cuando cogemos comida, los cinco sentidos entran en juego. Y otros factores como la memoria, las emociones y las expectativas.
La diferencia entre sabor y sabor.
Al analizar los fundamentos de la neurogastronomía, gran parte de la información proviene del gusto y el sabor. ¿Pero cuál es la diferencia? El gusto es uno de los cinco sentidos. junto con el olfato, la vista, el tacto y el oído. Lo percibimos gracias a la lengua y otros tejidos inervados de la boca.
Mientras comemos también intervienen el resto de sentidos como la vista y el olfato, a través de los cuales cada plato se percibe de forma distinta. Más allá de eso las diferentes modalidades gustativas se superponen permitiéndonos obtener un sinfín de información sobre alimento . En resumen, el gusto se basa en la capacidad de los receptores nerviosos de la boca para recopilar información.

De esta forma podemos conocer el sabor de los alimentos, el segundo elemento que entra en juego. Los sabores que podemos percibir son esencialmente dulces, salados, ácidos y amargos. El sabor final de cada alimento que consumimos deriva de la combinación de estos sabores esenciales.
Por otro lado, otros elementos influyen en el resultado final: consistencia y apariencia. el olor forma y temperatura. En definitiva, recibimos una gran cantidad de información que influye en nuestras expectativas respecto a la alimentación.
Neurogastronomía: la importancia de la memoria y las emociones
Junto a la combinación de sabores y texturas, otros factores influyen en nuestra actitud ante un plato. Por un lado, están implicadas diferentes áreas del cerebro, por ejemplo las relacionadas con las expectativas. memoria o emociones. En definitiva, ante un determinado alimento podemos sentir cómo nos invaden en unos segundos recuerdos de momentos en los que probamos algo similar.
Esto a su vez determina distintos niveles de aceptación de los alimentos dependiendo de si nuestros recuerdos son buenos o malos. La neurogastronomía es una herramienta que utiliza la alta cocina: el objetivo de un chef es establecer una relación entre el comensal y sus platos.
Comida y felicidad: comida del estado de ánimo
Además de hablar de gusto, sabor y procesos mentales hay que mencionar otro concepto: la cocina de la felicidad. comida del estado de ánimo también una derivación de la neurogastronomía. Los seguidores de esta tendencia sostienen que La cocina tiene un alto grado de influencia en el bienestar general y el estado de ánimo.
El comida del estado de ánimo por eso recurre a todos aquellos Alimentos que estimulan la producción de sustancias químicas en el cerebro. capaz de aumentar nuestros niveles de felicidad . Por ejemplo, las endorfinas y la serotonina.

En el caso de la serotonina, se trata de un neurotransmisor que interviene en la transmisión de mensajes al cerebro además de estar vinculado con el estado de ánimo y el apetito. Allá serotonina se produce a partir de un aminoácido llamado triptófano que se obtiene únicamente a través de alimentos como el pescado, la leche, los huevos o la soja.
Estas sustancias tienen una función muy importante en nuestro sistema nervioso ya que rigen el equilibrio de otros elementos como dopamina y noradrenalina; la combinación de estos neurotransmisores determina la aparición de sentimientos como la angustia y la ansiedad: un buen equilibrio puede significar un mayor control sobre ellos.