
Ser madre es una de las experiencias más bonitas que existen. Parece un cliché pero la verdad es que es exactamente así. Llevar una vida y luego traerla al mundo va más allá de la simple biología. Sintiendo el calor, sintiendo el instinto de protección y el cuidado es difícil de olvidar.
Comienza un camino desconocido. Sin embargo, sabemos que no todo será color de rosa… la incertidumbre, los cambios, la presión derivada del sentido del deber. Además, los consejos y modelos de crecimiento pueden cambiar dependiendo de la década en la que nazcas.
-Paolo Mantegazza-
Hoy en día nos inunda una montaña rusa de opiniones respecto a cómo debe ser una madre, qué cualidades debe tener y qué resultados debe conseguir. Cada semana se publican nuevos artículos y libros sobre el camino correcto a seguir en diversas ocasiones. Ser más o menos permisivo con la lactancia materna o no dejar que el bebé duerma en la habitación contigo o en otra son sólo algunos de los temas de debate que calientan los ánimos.
Cada madre es única
Dentro del conflicto sobre cómo ser madre existen diferentes modelos de crianza de un hijo. Se puede hablar de 5 tipos de madres:

Estos son sólo algunos ejemplos. Aunque podemos catalogar y etiquetar distintos tipos de relaciones madre-hijo, lo cierto es que hay tantas madres como mujeres y niños. Una madre puede experimentar un período incierto de duda o pasar por una fase y luego cambiar a medida que sus hijos crecen.
-Jill Churchill-
primero que nada madre luego amiga
Hay un número cada vez mayor de Madres que expresan el deseo de ser amigas de sus hijas. Según el diccionario Treccani amistad es un afecto vivo y mutuo entre dos o más personas generalmente inspirado por la afinidad de sentimientos y la estima mutua. La función del amigo es escuchar, entretener, apoyar, ser cómplice, aprobar, aconsejar o acompañar. A primera vista, todo esto podría coincidir con el papel de madre.
Sin embargo, hay una sutil diferencia. La figura materna debe ser ejemplo, modelo y guía. Una madre es el principal punto de referencia (junto con el padre) que, salvo problemas puntuales, está unida a su hijo por el vínculo más fuerte que existe: el apego. Se trata de la atención recibida sobre el sentimiento de protección y apoyo de primera fase de la vida
El valor de una madre.
Por lo general, el deseo de ser amigo de su hijo aparece cuando él o ella ya es un adolescente o mayor. Es el momento en el que el niño empieza a adquirir mayor autonomía y reclamar su espacio en el mundo.

El miedo a no saber el riesgo de perder el control o la necesidad de sentir que su hijo confía en ellas empuja a muchas madres a querer ser amigas de sus hijos abriéndose a ellos. La verdad es que hay un momento en la vida en el que confiar en los adultos no significa contarles todo. Es esa fase en la que los niños pueden cometer errores por sí solos y en la que los padres no controlan todo lo que hacen.
Mi madre tenía una gran imaginación y una visión del mundo propia. No era culta pero era extremadamente romántica y me inició en las novelas de viajes. (…) Mi madre no era buena en literatura, no era culta pero su imaginación me abrió nuevas puertas. Jugamos a un juego: mirar al cielo e inventar grandes historias observando la forma de las nubes. Esto fue en Banfield. Mis amigos no tuvieron tanta suerte. No tenían madres que miraran las nubes.
-Julio Cortazar-
Los niños deben poder tener secretos, deben poder discutir, que les digan que no, recibir órdenes y que les impongan dioses. límites . Un amigo no es responsable de esto y por eso los amigos son elegidos, abandonados u olvidados. La amistad es por definición un afecto desinteresado.
Una madre debe tener un interés personal y puro en dar valores, enseñar y orientar. Pero también es necesario que sepa dar a sus hijos el espacio adecuado cuando lo necesitan. Poder dejar la puerta abierta para que sepan que pueden contar con ella si toman malas decisiones y esperan. Nunca derribes la puerta y preguntes. Nadie dijo que fuera fácil y ahí está precisamente lo bonito del reto de educar.