
Caos incertidumbre inestabilidad inesperada hiperconexión soledad ansiedad. La sociedad actual podría definirse con estos y muchos otros sustantivos. En este escenario una de las estrategias de supervivencia es aprender a ser antifrágil un concepto interesante introducido por el ensayista libanés Nassim Nicholas Taleb en 2012.
Sobrevivir y prosperar en un escenario cambiante y lleno de desafíos es más complicado que nunca. Sin embargo, no sólo es posible, hay personas que incluso prosperan en tiempos turbulentos.
El término antifrágil suele asociarse a la figura de la Hidra, la serpiente mítica que es casi imposible de destruir porque en cuanto se corta una cabeza, de la herida nacen dos más. Personalidades que logran reaccionar a pesar del estrés, el dolor y las dificultades.
Evidentemente no es fácil adoptar tal actitud. Es necesario pasar primero por una fase de debilidad para conocer la derrota y la caída. tocar fondo .
Sólo cuando aprendemos de la adversidad sanan nuestras fracturas psicológicas cubriéndose con un nuevo material resistente como el grafeno; nos volvemos, como dice Taleb, antifrágiles.

Aprender a ser antifrágil: ¿qué significa?
En 2007 Nassim Taleb habló de ello en su libro el cisne negro de acontecimientos mundiales inesperados e impredecibles. Taleb, un investigador neoyorquino experto en matemáticas y finanzas, nos empujó a tomar conciencia de hasta qué punto estamos acostumbrados a dar demasiadas cosas por sentado y a dejar poco espacio al factor caos, que en ocasiones altera aspectos de nuestra realidad.
Un cisne negro puede ser, por ejemplo, una crisis económica o sanitaria; o una pérdida personal falla repentino.
Moverse en este lago de aguas inciertas donde de vez en cuando se divisa un cisne negro lo mejor es aprender a ser antifrágil. ¿Qué significa? ¿Para qué es? Es simple: gestionar el estrés causado por acontecimientos inesperados, desarrollar una actitud tranquila y atenta capaz de sobrevivir en todas las situaciones caóticas y en todas las experiencias duras inesperadas y complicadas.
Puedes ser frágil, robusto o antifrágil
Nassim Taleb describe tres comportamientos diferentes ante el desafío:
- Comprender y aceptar todas nuestras emociones.
- Sea creativo para dar diferentes respuestas al mismo problema.

¿Son sinónimos antifragilidad y resiliencia?
La antifragilidad es fundamentalmente un concepto económico. La resiliencia, por otro lado, proviene del mundo de la física. Ambas ideas han sido adoptadas en psicología, especialmente en lo que respecta al crecimiento personal. Por tanto, cabe preguntarse si los dos términos no describen la misma realidad. La respuesta es no.
La resiliencia define nuestra capacidad para adaptarnos a la adversidad, aprender de ella y salir fortalecidos. Ser antifrágil va más allá de simplemente adaptarse a los momentos más difíciles donde se siente incertidumbre o desafío. Significa beneficiarse de gestionarlas con habilidad, viendo la incertidumbre como una oportunidad de crecimiento y poder.
La antifragilidad surge indiscutiblemente de la propia fragilidad. Sólo cuando hayamos experimentado personalmente los efectos del caos o del destino podremos endurecer nuestra piel, nuestro corazón y nuestra mente y comprender que es fundamental reaccionar. Pero no basta con protegernos de las dificultades. Es necesario actuar con intuición para prosperar durante la tormenta.
¿Cómo se aprende a ser antifrágil?
Ninguno de nosotros nace Hidra y quizás a ninguno le gustaría serlo. Aprender a ser antifrágiles significa convertirse en monstruos de piel dura y sangre fría . Este concepto no tiene nada que ver con la agresión. Más bien se trata de trabajar en las siguientes dimensiones:
Aprender a ser antifrágil podría resultar una estrategia de supervivencia ideal en muchos momentos de la vida. Es una propuesta interesante a valorar para dar un paso adelante en nuestro proyecto de vida.