La gran diferencia entre rendirse y saber cuando ya es suficiente

Tiempo De Lectura ~5 Mínimo

Hay historias, relaciones y vínculos que ya no dan nada. Son como un hilo que se ha tensado demasiado como una cometa que quiere escapar y que ya no podemos sujetar como un tren que tiene que salir a tiempo

No estamos dispuestos a alejarnos de personas que son importantes para nosotros ni a dejar de invertir tiempo y energía en un proyecto, ocupación o dinámica que no hace mucho era importante para nosotros. Digamos que no estamos preparados porque nuestro cerebro es muy resistente al cambio. porque para este maravilloso y sofisticado órgano, cada ruptura con la rutina o el hábito implica un salto al vacío que requiere miedo .

Esta inclinación cerebral a permanecer siempre en los mismos espacios en las mismas ocupaciones y en compañía de las mismas personas hace que nos resulte extremadamente difícil traspasar los límites de nuestra zona de confort. Este apego casi obsesivo a lo conocido nos lleva a decirnos cosas como es mejor resistir un poco más o esperar un poco más a ver si las cosas cambian.

Sin embargo, sabemos perfectamente que ciertos cambios nunca ocurrirán y que a veces aguantar un poco más supone esperar demasiado. Nos han educado en la idea clásica e injustificable de que lo que no mata hace más fuerte y que quien abandona algo o a alguien lo hace porque desiste y porque su fuerza de voluntad

Más allá del problema está Dejar de lado estas situaciones al menos por un tiempo es sin duda un acto de valentía y salud.

No siempre es fácil entender cuando es suficiente.

Cuando tropezamos, caemos y nos lastimamos, no dudamos en tratarnos inmediatamente y entender que es mejor evitar esa parte de la acera porque es peligrosa. ¿Por qué no hacemos lo mismo con nuestras relaciones y con cada uno de esos ámbitos que nos hacen sentir? dolor o sufrimiento? Esta sencilla pregunta tiene una respuesta que contiene matices complejos y delicados.

En primer lugar, y por mucho que nos digan lo contrario, en la vida no hay aceras con agujeros ni caminos llenos de piedras. Sabemos que estas metáforas están cansadas, pero el problema es que los peligros en la vida real no pueden identificarse con tanta precisión.

En segundo lugar, debemos recordar que somos criaturas con múltiples necesidades: apego, pertenencia, comunidad, entretenimiento, sexualidad, amistad, trabajo…

Estas variables nos hacen sentir que tenemos que hacer verdaderos actos de fe para intentar, experimentar e incluso sobrevivir. Por eso, a veces incluso ofrecemos segundas y terceras oportunidades a personas menos adecuadas porque la nuestra cerebro Es prosocial y siempre dará más valor a la conexión que a la distancia hacia lo conocido por encima de lo desconocido. .

Todo esto nos ayuda a comprender por qué nos resulta tan difícil ver con claridad cuando algo ha cruzado la línea cuando los costos son mucho mayores que los beneficios y cuando la mente actúa como un verdadero enemigo susurrándonos repetidamente que no nos rindamos y no nos dejemos vencer. Sin embargo, se debe integrar en el cerebro una idea básica y esencial: quien deja de lado algo que es dañino y que no ofrece felicidad no se rinde y sobrevive.

Aprende a descubrir tu punto ideal

Encontrar nuestro punto óptimo es como encontrar nuestro propio equilibrio, nuestra propia homeostasis psicológica y emocional. Sería cuestión de saber en cada momento qué es lo mejor y adecuado para nosotros mismos. Hay que decir, sin embargo, que esta capacidad no está relacionada con la intuición sino con un autoaprendizaje objetivo y meticuloso adquirido a través de la experiencia, la observación y la inferencia de la propia vida gracias al cual se aprende de los errores y aciertos.

El punto dulce es también ese estado en el que todo lo que logramos, lo hacemos y en el que invertimos tiempo y energía nos hace bien y nos satisface. En el momento en que la sombra del estrés de la ofuscación del miedo a lágrimas o agotamiento extremo en cambio habremos entrado en el punto amargo : una zona insalubre de la que debemos salir lo antes posible.

Hay que decir que esta sencilla estrategia se puede aplicar en cualquier aspecto de nuestra existencia. Encontrar este punto óptimo es un acto de sabiduría y una herramienta personal para recordar que todo en esta vida tiene un límite. y

Empecemos a activar este punto dulce en nuestros días para disfrutar de una mejor calidad de vida.

Entradas Populares