
Es difícil de describir Llámame por tu nombre expresar con palabras todas las emociones que nos hacen revivir. Usamos el verbo revivir porque Llámame por tu nombre es más que una película es un diálogo de nuestro adolescente interior con nuestro Yo; es una experiencia, un recuerdo nostálgico de aquellos veranos idílicos que parecían no tener fin. Una declaración de amor a la naturaleza humana, a la vida, a la sencillez, al cuerpo, a las experiencias, al deseo, al primer amor.
Llámame por tu nombre del director italiano Luca Guadagnino y protagonizada por Thimotée Chalamet y Armie Hammerl es una de las películas más importantes de 2018. Estrenada en Festival de Cine de Sundance Estuvo invitada en varios festivales hasta llegar a los Oscar con 4 nominaciones, llevándose el título de mejor guión no original.
La historia que nos presenta Guadagnino pasa por alto la temática gay para llevarnos a un nivel mucho más íntimo y personal, haciendo nuestra esta historia de amor de verano. A diferencia de muchas otras películas similares Llámame por tu nombre no es un melodrama, no es una sobredosis de azúcar, es naturalidad, belleza y emoción en estado puro.
En un mundo cada vez más deshumanizado donde las relaciones se establecen a través de una pantalla donde los libros no son más que olvidados y adornos polvorientos en las estanterías donde el cine quiere impresionarnos con sus efectos especiales, un mundo de zombies que hacen colas larguísimas impulsados por el consumismo, un mundo frío y carente de sentimientos de humanidad y autocrítica Llámame por tu nombre como una cascada de agua fresca y agradable que nos despierta del paraíso artificial en el que vivimos, recordándonos lo que nos hace humanos.
La experiencia Llámame por tu nombre
Elio es un joven adolescente que proviene de una familia estadounidense, italiana, francesa y judía. Pasa los veranos con sus padres en una casa idílica del norte de Italia, no muy lejos del lago de Garda. Su padre es profesor universitario de arqueología y cada año invita a uno de sus alumnos a pasar el verano; y así la familia se encuentra dando la bienvenida a Oliver, un estudiante judío estadounidense. Entre Elio y Oliver nacerá una especial complicidad que les llevará a vivir un intenso verano de autodescubrimiento.
Elio se encuentra en una fase de pleno despertar sexual y descubrimiento de su cuerpo. Es precisamente a través de los ojos de Elio que la historia se desarrolla y es en él donde el público se proyecta. Elio es un joven diferente que creció en un ambiente multicultural con padres cultos y creció entre libros y música para los que tiene un talento especial. Es introvertido e inteligente y ya es experto en muchos temas... excepto en los relacionados con sus sentimientos.

Llámame por tu nombre es una película sincera y natural que nos invita a revivir nuestra experiencia, a reconocernos en Elio y a desear a Oliver tanto como él lo desee. Un deseo descrito descaradamente y sin engaños; el autor no quiere pintarlo bien pero real. La magia de los primeros besos, esos en los que Elio todavía no sabe exactamente qué hacer con la boca, las escenas más íntimas en las que, sin necesidad de hablar, nos transmite sensaciones que nos permiten vernos en él.
La película no es sólo una historia de amor sino una descripción nunca antes vista del deseo. del primer retiro del sexualidad del descubrimiento del cuerpo que marca el punto de no retorno de nuestra infancia.
En el caso de Elio este deseo se confundirá entre la joven Marzia y Oliver; sin embargo, será este último quien transforme su deseo en algo más. Aunque es el tema principal el tema de la homosexualidad pasa casi desapercibido el tema es tratado de forma totalmente natural y sin artificios, convirtiéndolo en parte integral de la vida diaria.
La carga de sensaciones nos lleva a recordar nuestra experiencia personal. Recuerda algo o alguien, una sensación, un olor, un sabor. Él espectador deja de serlo para hacerse partícipe de la experiencia de Elio; casi puedes tocarlo, sentirlo y entrar en la película.
Llámame por tu nombre transforma la pasividad habitual del espectador involucrándolo totalmente en una historia en la que no sucede nada especial y carente de intriga.

La magia del verano
La historia se desarrolla en Italia durante el mágico período del verano de la adolescencia. Esos veranos en los que nada importaba cuando el tiempo parecía detenerse
Guadagnino quería contar una historia en un lugar determinado y en un momento determinado haciéndonos olvidarnos de lo que nos rodea durante las dos horas de visionado. Nos hace recordar veranos lejanos en los que hicimos nuevos amigos, reencontramos a viejos, nos dejamos sorprender por primera vez por la magia del amor, fumamos nuestros primeros cigarrillos o fuimos por primera vez a una discoteca.
Percibimos cada momento del verano de Elio como nuestro con la conciencia de que como todos los veranos tiene un final. una fecha de caducidad para todas las historias de amor nacidas en circunstancias similares. Es precisamente este plazo combinado con la aleatoriedad lo que hace que esta temporada se perciba como un momento mágico. La película nos permite percibirlo con todos nuestros sentidos: el sol, el olor del café, el contacto con un melocotón, la magia de las vacaciones, el agua de un arroyo.

no al silencio
Si Elio hubiera callado sus sentimientos, si no hubiera escuchado su deseo, la historia no hubiera sido la misma. . ¿Hablar o morir? Es la pregunta constante a lo largo de la película. Pero Elio no se quedará con dudas: sin decir demasiado romperá el silencio . A veces no damos voz a nuestros sentimientos, ocultamos nuestra identidad por quién sabe qué motivo y Llámame por tu nombre nos recuerda nuestro lado más humano y nos invita a hablar de nuestros sentimientos.
Ambientada en 1983, cuando aún no se sabía nada sobre Internet y cuando el poder estaba contenido en el libros Se destaca un aire nostálgico desde la ropa hasta los coches. Es un viaje al pasado hacia aquellos veranos en los que conocimos al que creíamos que era el amor de nuestra vida. Elio es un chico culto pero ignora las cosas que realmente importan.
Decir lo correcto y lo mínimo indispensable es esto Llámame por tu nombre . Una película que consigue pintar lo invisible y decir lo inefable sin subterfugios ni vulgaridades, recuperando el lado más humano de nuestra especie. Más que una película, es una experiencia.
Llámame por tu nombre y te llamaré por el mío
-Llámame por tu nombre-