
Cada experiencia que vivimos afecta la forma en que actuamos, sentimos y pensamos. De alguna manera nos transforma ya sea poco a poco o a pasos agigantados; todo depende de la importancia que le atribuyamos. El problema es que cuando las circunstancias nos golpean tan fuerte que nos hacen tambalear y poner nuestro mundo patas arriba, muchas veces no sabemos cómo comportarnos porque sólo podemos pensar en cómo nos gustaría que las cosas fueran diferentes. Si no aprendemos a aceptar la realidad Las expectativas pueden hacernos mucho daño.
A veces estamos obsesionados con asegurarnos de que todo salga exactamente como queremos. Nos aferramos al escenario de un futuro ideal en el que todas las piezas del rompecabezas encajan perfectamente, esperando que la realidad se desarrolle según nuestros planes. Cuando llega con todas sus imperfecciones nos damos cuenta de que muchas piezas no encajan, no existen o pertenecen a otra persona. Por eso nos sentimos frustrados, perdidos y fuera de lugar. ¿Por qué no aprendemos a aceptar la realidad.
¿Quién nos asegura que todo será como lo imaginamos? Nadie. Es sólo una suposición de nuestra mente, un cuento que nos hemos contado para mantener la calma y así liberarnos de una incómoda sensación de inseguridad. La verdad es que la perfección no siempre es el mejor camino. Confiar en la comodidad de que nuestros planes funcionarán puede ser uno de los mayores obstáculos en nuestro camino. Entonces, ¿qué hacer?
Acepta la realidad. Esto es lo que debe hacer. Dejarnos sorprender y acoger lo que nos regala la vida puede ser una maravillosa opción si se vive con responsabilidad y compromiso. ¿Pero qué es exactamente? Te lo explicaremos en los siguientes párrafos. ¿Listo?
El sabio no hace nada y deja que las cosas sigan su curso.
-Carl Jung-
Aceptar la realidad significa recibir con amor lo que la vida da
Nadar contra corriente puede ser extremadamente arriesgado si no estamos preparados . Como estar en una tormenta de nieve sin fin. Por un lado, nos esforzamos demasiado y nos encontramos sin energía; por el otro, mantenemos la esperanza de que las circunstancias cambien. Si aprendiéramos el arte de aceptar la realidad todo sería más sencillo.
Aceptar significa hacer que el nudo se desenrede. Significa adaptarse en lugar de luchar y aprovechar la corriente para arrastrarnos hacia donde queramos. Significa dejarnos sorprender por lo que sucede en cada momento en lugar de planificarlo todo.
Aceptar la realidad es un arte, un maravilloso desafío que nos hará más libres.

Se trata de recibir con amor y aceptación lo que nos da la vida aprendiendo de cada experiencia y sobre todo comprender que es imposible tenerlo todo bajo control. Si nos dejamos sorprender podremos disfrutar de cada momento. También nos liberaremos de la frustración que genera el conflicto entre lo que imaginamos y lo que realmente está sucediendo.
Al intentar controlar la sucesión de eventos así como el tiempo estaremos desperdiciando energía ya que es inevitable que la mayoría de variables estén fuera de nuestro control. Si ponemos en práctica el arte de paciencia y esperemos y veamos que pasa será mucho más fácil esa angustia y preocupación desaparecerán cuando dejemos de centrarnos en el futuro para mirar el presente.
¿Cómo aceptar la realidad?
Aceptar la realidad es el arte de dejarse llevar aceptar sorpresas y liberar los miedos que nos impiden crecer. Significa vivir el regalo completamente. Hay muchas maneras de practicar este maravilloso arte. Estos son algunos de los más impactantes:
Al aprender a aceptar la realidad será más fácil no encontrarse contra la corriente. Hay cosas por las que no podemos luchar por lo que es inútil perder tiempo, energía y esfuerzo intentando forzar lo que no se puede forzar. Con paciencia y dejando que el camino se muestre tal como es, podremos vivir más plenamente.

Aceptar la realidad: ventajas
No ir contra la corriente es una excelente opción para vivir plenamente . Además, esta práctica nos ofrece importantes beneficios como los siguientes:
Aceptar la realidad significa liberarnos, permitir que las cosas sucedan, aprender de ellas tal como aparecen, aprender de cada experiencia y de cada momento. Todo en la vida tiene su momento.
Aceptar es un arte y somos pintores de una gran obra llamada vida. Nosotros decidimos cómo vivirlo. Aprendamos a aceptar cada momento con los brazos abiertos y lo lograremos.
-Anónimo-
 
             
             
             
             
             
             
             
             
						   
						   
						   
						   
						   
						   
						  