Realities: ¿por qué nos fascinan tanto?

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Los reality shows están presentes en casi todas las parrillas televisivas del mundo. Fascinan incluso si la mayoría de la gente no sabe por qué. Muchos se sienten atraídos por lo que sucede dentro de los distintos programas porque les parece espontáneo. En realidad todo forma parte de un guión y las posibilidades son muy limitadas.

Los reality shows se han convertido en una parte integral de la programación televisiva en muchos países del mundo. Casi todos ellos han tenido un éxito arrollador que va disminuyendo con el tiempo para dar paso a un nuevo programa con el mismo formato que sustituye al programa anterior. La audiencia de estos programas de televisión llega a millones.

En muchas ocasiones los reality shows han sido considerados televisión basura sobre todo cuando muestran lo peor del ser humano de la manera más cruda. Sin embargo, su audiencia no ha disminuido. Todavía hay millones de personas que siguen estos programas y disfrutan viéndolos con una especie de placer culpable.

Los reality shows aparecieron por primera vez en los años 90 pero su verdadero auge se produjo en el siglo XXI coincidiendo con el desarrollo de realidad virtual y la llamada posverdad.

Lo que debemos preguntarnos es: ¿Cómo logran estos programas fascinar a una audiencia tan amplia y atraer la atención de tantas generaciones? .

La televisión es el espejo en el que se refleja el fracaso de todo nuestro sistema cultural.

-Federico Fellini-

Los protagonistas de los reality shows

El negocio de los reality shows está retransmitiendo la vida en directo o al menos eso quieren hacernos creer. Para lograr este objetivo, por un lado, es necesario que las personas no tengan problemas para exponer su vida privada. Por otro lado, frente a la pantalla debe haber espectadores interesados ​​en conocer los detalles de la vida privada de los protagonistas.

Cuando se abre un casting para participar en uno de estos programas, miles de personas acuden al mismo. Las filas de aspirantes a competidores llenan calles enteras. Los responsables del casting dicen que todas estas personas tienen un propósito común: hacer un cambio radical en sus vidas . Piensan que salir en televisión es una oportunidad de oro para cambiar de vida.

Aunque pueda parecer que cualquiera puede participar en un reality show, la realidad es muy distinta. Se tienen en cuenta determinadas características a la hora de seleccionar a los participantes. El elemento más importante es que la persona tenga unas características físicas, psicológicas o culturales sobredimensionadas. Estos programas no buscan gente corriente o normal.

Las características de los espectadores de reality shows.

Algunos expertos señalan que los espectadores de reality shows son esencialmente de dos tipos. Sin embargo, ambos tipos tienen una característica en común: son voyeurs. A este público le gusta observar los aspectos íntimos de la vida de otras personas sin ser visto. Sin embargo, este voyerismo no tiene la misma motivación para todos y por ello se pueden identificar dos grupos dentro de esta categoría.

El primer grupo es el de los puramente curiosos. Quieren ver a los protagonistas expuestos en su máxima crudeza porque eso les da cierta sentimiento de poder . Por lo general, se sientan frente al televisor y actúan como jueces del comportamiento humano. Están ahí para decir cómo deben comportarse los distintos competidores.

El segundo grupo está formado por personas que se comparan con los participantes del reality show. Se identifican con algunos de ellos y sufren o se alegran en función de los fracasos o victorias de su personaje favorito.

Es como si quisieran realizar sus fantasías con el cuerpo de otra persona. En ellos opera un mecanismo de proyección. Se ven a sí mismos como parte de la aventura dentro del cuerpo de un extraño.

Los aspectos que pueden crear problemas.

Un estudio publicado en Psicología hoy Señala que los espectadores se enamoran tanto de este tipo de programas que terminan creando vínculos muy parecidos a una adicción. Como pasa con las drogas. Los reality shows provocan una fuerte liberación de endorfinas y en consecuencia generar una adicción que puede catalogarse como química.

Los reality shows también estimulan la imaginación de los espectadores de poder ser parte también del programa. A menudo, el público puede votar para eliminar o salvar a un concursante. Esto crea la ilusión de tener un cierto tipo de controlar . Pero los espectadores no hacen más que seguir siendo espectadores. Son testigos de la vida de otras personas mientras ellos dejan de vivir la suya propia.

Los reality shows difícilmente pueden ser otra cosa que mero entretenimiento. Generalmente todo está planeado. Esto significa que carecen de la espontaneidad de la que teóricamente se enorgullecen. Cambias lo que sucede para despertar el mórbido la curiosidad del público apelando a las emociones más básicas. Los reality shows no son una buena alternativa para pasar tiempo libre de calidad.

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