
Como profesores Cuando un alumno nos pone a prueba podemos sentir cierta confusión sobre cómo reaccionar. Tendemos a perder los nervios y a manejar la situación de forma inadecuada. Puede provocar risas y bromas de otros estudiantes o la incapacidad de resolver la situación. Por este motivo vamos a brindar algunos consejos para afrontar estos eventos que ocurren con más frecuencia de la que deseamos.
Algunos estudios como Los estudiantes como oponentes en las relaciones de poder dentro del aula. Testimonios de profesores Definir al estudiante como un adversario. Sin embargo, este no es el caso. Esto sólo anima a los profesores a comportarse de forma inapropiada: castigar al estudiante que prueba con silenciosa indiferencia o aprovechándose de la posición de poder en la que se encuentra.
Sin embargo, para abordar este tema utilizaremos algunos aspectos interesantes del estudio citado. Son los testimonios de los diferentes profesor gracias a quien podremos notar las buenas y malas estrategias adoptadas en el aula y cómo gestionar la situación.
Estrategias para gestionar al estudiante que desafía
La fuerza del grupo.
Cuando nos encontramos ante un alumno que nos pone a prueba debemos definir claramente si esta actitud se da en un contexto concreto. Por ejemplo cuando está rodeado de amigos. La fuerza del grupo anima y lleva a los niños (también ocurre con los adultos en la vida cotidiana) a cometer determinadas acciones que no harían si estuvieran solos.
Una estrategia para gestionar al estudiante que nos desafía y que suele funcionar es descubre quien soy líder del grupo y entablar amistad con ellos o establecer una relación de confianza con ellos. Para ello es necesario hablar individualmente con cada miembro del grupo. Como lo hizo un maestro:
Era un grupo muy violento pero si te acercabas a algunos de ellos te dabas cuenta de que separados eran algo completamente diferente. Logré hacerme amigo de los líderes y esto fue suficiente para calmar a todo el grupo.

Lucha de poder
Un estudiante también nos pone a prueba para descubrir nuestros puntos débiles. Este comportamiento puede ser particularmente fuerte en las primeras horas de clase. Con su actitud intenta entender si puede hacernos bromas y ponernos nerviosos o por el contrario ponerse en su lugar como estudiante y respetarnos.
En este punto es de vital importancia gestionar bien las emociones . No debemos bajo ningún concepto discutir con el alumno ni ponernos a su nivel. Es importante permanecer en nuestro lugar, hacernos respetar por nuestra posición como adultos y no seguir su juego. Por eso, aunque nos moleste, debemos entender cuándo ignorarlo y cómo responder de manera adecuada y astuta. Veamos algunas situaciones específicas.
El alumno que contradice al profesor
Cree que tiene razón aunque esté equivocado. Se niega a aceptar la explicación y resolución de un problema como dice el profesor. En estos casos no debes perder los estribos. Continuaremos discutiendo y mostrando evidencia de que la resolución del ejercicio demostrado es correcta acompañándolo de muchos ejemplos.
Si la situación se vuelve insostenible le explicaremos que si quiere resolverla como cree, la responsabilidad será suya. Además podemos pedirle al alumno (cuyo ejercicio hemos corregido previamente) que lo haga en la pizarra. Al ver que los compañeros han realizado el ejercicio de forma correcta y equitativa, la presión del grupo llevará al alumno a abandonar la forma equivocada.
El alumno que no tolera los errores del profesor
No soporta que el profesor cometa errores, dedique tiempo a ayudar a resolver un ejercicio o piense demasiado en encontrar una solución de forma independiente. Estos alumnos suelen cambiar de ejercicios mientras el profesor intenta resolver el anterior. Piensan: ¿por qué invertir energía en una batalla contra un problema que alguien más resolverá por mí?

En estas situaciones es importante trabajar solución de problemas por el estudiante. Como docentes actuaremos como apoyo ayudando a los estudiantes a resolver las dificultades que encuentren. No tenemos las respuestas pero las encontramos con ellas.
Estos son algunos de los escenarios en los que nos podemos encontrar. En este sentido muchos Las conductas descritas no son más que un reflejo de los problemas que cada alumno pueda tener en casa. Sin embargo, ante cada desafío que nos plantean, es importante mantener el control de la situación, favoreciendo en ocasiones el respeto a las reglas de comunicación y aprendizaje en lugar de los propios conocimientos. Si la comunicación se ve comprometida será mucho más difícil.