Si pierdes un tren no todo está perdido

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¿Cuántas veces hemos pensado en lo que dejamos escapar? al tren que perdimos? Para muchas personas es recurrente. Hablan del pasado de la persona que amaban y abandonan el trabajo en el que nunca intentaron del todo o el viaje que se podría haber hecho pero que no se hizo.

Nuestras historias son fundamentales para nuestro presente. Creencias fundamentales y patrones personales orbitan a su alrededor. Todo es importante y parece indispensable.

Todo es parte de nuestro ser y de nuestra persona y la responsabilidad de lo que nos pasa en la mayoría de los casos es nuestra. Nos pasamos la vida eligiendo. Momentos personales de trabajo social familiar... Tomemos un momento para pensar en cuántas decisiones tomamos cada día.

Siempre elegimos entre dos, tres o cuatro opciones para cosas más o menos importantes. Cuando ya tenemos un pasado determinado Todos tenemos grabados en nuestra mente esos momentos en los que parecía que el mundo había dejado de esperar nuestro sí o no.

Después de perder el tren

Una vez hecha la elección, la suerte está echada. Y cuando las cosas van mal hay muchas maneras de reaccionar. podemos señalar responsabilidades externas o interno, podemos echarle la culpa al Karma o a la mala suerte (dije que no porque me lo dijiste, me salté la entrevista porque no me tranquilizaste, no tuve el coraje, etc.). El hecho es que mentalmente entramos en un círculo vicioso y nos quedamos atrapados dentro de una valla de quejas sobre oportunidades perdidas.

Después de perder una oportunidad, el siguiente paso es asumir la responsabilidad individual de la decisión, emplear suficientes habilidades analíticas y ser capaz de tolerar emociones negativas que surgen de la elección. Las personas que nos rodean podrán comentar y decir lo que piensan al respecto, incluso tendrán derecho a darnos su opinión pero no a juzgarnos.

Lo importante es identificar el nuevo escenario y desviar la atención hacia él. Si nuestra atención viaja en el tren que se aleja hacia el horizonte, las emociones que sintamos derivarán de las raíces de un pasado imposible de cambiar. De esta forma en el presente nos veremos invadidos por emociones con valores negativos como la tristeza.

Sin embargo, estas emociones no son el peor elemento para mantener la atención fija en lo que no se puede cambiar. La peor parte es que cuando permanecemos en este estado somos incapaces de encontrar nuevas oportunidades iguales o mejores que las que lamentamos haber perdido.

¿Único y último?

Si somos personas dudosas o con poca capacidad de decisión, estos momentos cruciales nos revolverán la conciencia día y noche. Si todo lo que nos rodea depende de la respuesta a una pregunta, una oferta o un paso adelante en una relación, nuestros pensamientos toman vuelo y nuestras emociones afloran. Sin embargo si comprobamos la realidad y buscamos consejo en el sabiduría popular encontraremos algunas frases que nos pueden ayudar:

  • Crea tus oportunidades pidiéndolas – Shakti Gawain
  • Para tener éxito, aproveche las oportunidades a la vez que saca conclusiones – Benjamin Franklin
  • Las oportunidades son como el amanecer: si esperas demasiado, las perderás – William Arthur Ward
  • Un pesimista ve la

En cada uno de ellos (pronunciados por grandes personas) hay algo en común que va más allá del mensaje. Hablan de oportunidades en plural. Lo cual puede repetirse una o más veces pero aún muchas.

Por otro lado, familiares, amigos o compañeros nos dicen que las oportunidades sólo se presentan una vez. Su objetivo al decirnos esto era elevar nuestros niveles de alerta y empujarnos a decidir. ¡Pero ten cuidado! Esta presión social o incluso la autopresión personal podría paralizarnos y bloquearnos a la hora de tomar una decisión.

Pasé mal el tiempo. Ahora mi tiempo lo malgasto

William Shakespeare –

Tu gran oportunidad puede estar justo donde estás ahora

Colina de Napoleón él es el autor de estas palabras. Fue uno de los primeros autores de autoayuda. Aunque la frase no es aplicable a todas las circunstancias ni a todas las personas, puede ser un punto de referencia. Perder un tren -una oportunidad- no es una condena para nadie. Sin embargo la sentencia larga es quedarse y ver salir los trenes ignorando a los que llegan.

Y al final del día siempre nos queda una oportunidad perdida:

  • Las opciones que habíamos contemplado
  • El consejo que escuchamos
  • El valor que le damos a nuestras decisiones
  • La capacidad de responsabilizarnos de nuestras acciones.
  • La capacidad de reconstruir a partir de nuestro sentimiento de vacío y pérdida.
  • La lección que aprendimos
  • Las proyecciones sobre el futuro que haremos ante una posible situación similar

Todos perdemos algún tren a veces porque elegimos otros, a veces porque nos retrasamos o no llegamos a tiempo porque tropezamos al subir o porque estábamos durmiendo mientras pasaban temprano en la mañana. Pero lo importante como hemos visto no es la salida del tren sino lo que nos queda una vez que se ha ido y qué hacemos con ello luego.

Mantén la mirada fija en el horizonte mientras haces todo lo que tienes que hacer ahora

-Warren Bennis-

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