
Las altas expectativas a menudo se revelan esperanzas Lo que engaña no son las apariencias sino las expectativas.
Probablemente raza de altas expectativas
Bien el verdadero problema no es la motivación que generan las expectativas sino lo que les atribuimos y la habilidad con la que enmascaramos el riesgo que esconden en el fondo. El
Vivir en el deseo de una existencia perfecta de una relación emocional ideal o un concepto de amistad devoto y abnegado no hace más que generar desconsolación. Significa caer en la eterna trampa de merecer lo mejor sin saber que lo mejor no es necesariamente lo perfecto o lo ideal. sino aquello por lo que vale la pena trabajar día tras día en común para alcanzar una felicidad real, sincera y satisfactoria.

La trampa de las expectativas es una telaraña en la que seguimos prisioneros
A menudo se dice que El concepto que tenemos de nosotros mismos se formó debido a las expectativas que los demás han puesto en nosotros. durante nuestra vida. nuestros padres maestros Profesores, amigos, compañeros de trabajo han tejido este fino manto en el que muchas veces se encierra la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si a esto le sumamos las expectativas que cada individuo deposita en
Pensemos por un momento en esta extraña ironía: muchos son lo que otros esperan que sean pero cuando no lo son nos desesperamos somos
Esta es una realidad que muchas veces surge en las relaciones de pareja porque Es común poner expectativas demasiado altas o rígidas en los demás. como un guión autoimpuesto que esperamos que la otra persona respete para hacernos felices.

Barry Schwartz, profesor de psicología en la Universidad de Swarthmore y autor de libros como La paradoja de la elección, nos explica que cuando se trata de relaciones emocionales deberíamos economizar expectativas o limitarlas centrándolas en nosotros mismos.
La frase no esperes nada de los demás pero deposita tus expectativas en ti mismo esconde una pizca de verdad. Deberíamos poder invertir ante todo en nuestro crecimiento personal.
el efecto Miguel Ángel
La mayoría de los libros de autoayuda nos recuerdan que lo mejor está por llegar y que lo que merecemos está a la vuelta de la esquina. Enfoques de este tipo nos llenan de ilusiones y esperanzas, impulsándonos a buscar continuamente oportunidades cada vez mejores. Sin embargo, debemos proceder con cautela en este sentido por un motivo concreto: Pensar que siempre hay algo mejor de lo que ya tenemos puede llevarnos a una búsqueda eterna e infructuosa. una espera infinita con la esperanza de algo intangible e ilusorio.
En relación a esta idea es bueno reflexionar sobre el efecto Miguel Ángel. Cuando Miguel Ángel, el maravilloso pintor, arquitecto y escultor del Renacimiento, vio un bloque de mármol, lo imaginó. El magia estaba allí escondido y latente. Todo lo que tuvo que hacer fue tomar sus herramientas de trabajo y trazo tras trazo crear una hermosa obra con paciencia, originalidad e ingenio.
Por tanto, las expectativas son positivas siempre que sean realistas y actúen como motor de motivación. Sin embargo, nunca se debe olvidar que Las mejores relaciones son aquellas en las que se trabaja día tras día. porque así nace la perfección del vínculo.
Porque más allá de las apariencias y de las altas expectativas se encuentra sin duda la humilde belleza de cada persona que merece ser descubierta con delicada paciencia y mediante un compromiso decisivo momento tras momento.