
Tener carácter es la más importante de todas las virtudes pero requiere valentía, honestidad y lealtad hacia uno mismo. Sólo así podremos dormir con la conciencia tranquila, haciendo siempre lo correcto y no lo más fácil, no lo que otros indican o desean. El carácter es, por tanto, una actitud mental excepcional y la esencia de nuestra personalidad.
Esto se suele decir un poco a la ligera. con agua de rosas que algunos no tienen carácter y otros no tienen un carácter lo suficientemente fuerte. Por no hablar de aquellos que dicen que el elemento más interesante en una persona más allá del mero aspecto físico es el carácter. Todo esto nos lleva a pensar que Nos encontramos ante una dimensión muy relevante a través de la cual categorizamos a las personas.
El conocimiento te dará poder pero el carácter te dará respeto.
-Bruce Lee-
Piensa que personaje es personalidad son lo mismo es un error muy común. No es así. En psicología, el carácter combina una parte de los fundamentos de la personalidad con el temperamento y las aptitudes. De hecho, la mayoría de los psicólogos que se dedican al estudio de esta interesante dimensión de la personalidad nos explica que influye mucho en el resto de dimensiones psicológicas.
Es, por así decirlo, la quintaesencia de nuestro ser.

El carácter es nuestra voluntad educada.
Todos tenemos puntos fuertes en nuestro carácter, virtudes internas que salen a la luz cuando las necesitamos. Sin embargo, ¿de dónde vienen? ¿Cómo se construye este fascinante artefacto psicológico como es el personaje? Podríamos aventurarnos a decir que es una combinación sutil entre nuestros genes, el entorno en el que crecimos y el resultado de las experiencias vividas. Pero más que esto hay que decir que hay un elemento aún más edificante. Incluso una inspiración.
El carácter de una persona no se forma en un par de días. Hay una cierta voluntariedad, un despertar en el que la persona tarde o temprano toma (o debería tomar) conciencia de sus propios rígidos patrones de pensamiento, de esas actitudes limitantes implantadas durante la educación e incluso de esos códigos de barras invisibles que la propia sociedad imprime en nuestra mente para condicionarnos.
El carácter es también una elección personal, una fuerza acumulada en la que finalmente podemos atrevernos a ser reaccionarios, evaluar nuestras esencias e individualidad sabiendo lo que es correcto en cada momento y actuar en consecuencia. Lo mismo Aristóteles decía que esta dimensión combina el deber moral por un lado y las inclinaciones personales por el otro. . Juntos deben tener un propósito: actuar con nobleza según lo que es correcto. Sólo así podremos garantizar nuestra dignidad nuestra integridad y el bienestar de la propia sociedad.
El carácter y la fuerza personal son las únicas inversiones que valen la pena.
-Walt Whitman-

Tener carácter: tres pilares
Entendimos que cada uno es responsable de su propio carácter. Autores y grandes expertos en el tema como Renne le Senne o Gastón Berger nos dicen que Nuestro carácter no se muestra definitivamente ni durante la niñez ni en la adolescencia. De hecho, con el tiempo nuestros valores, sentimientos y actitudes se consolidan en esta compleja armonía.
Por ello, siempre es el momento adecuado para empezar a suavizar algunas aristas de nuestro carácter o potenciar algunas dimensiones que nos permitirían actuar mucho mejor en nuestra vida diaria.
Inteligencia y carácter: este es el objetivo de la verdadera educación
-Martin Luther King-
Por tanto, muchos autores indican que la formación de nuestro carácter depende de cómo interpretamos, tratamos o nos ubicamos en relación con tres dimensiones bastante concretas que describiremos a continuación.

Emoción
La emocionalidad se refiere a esa capacidad que nos es única y gracias a la cual generamos determinadas emociones en función de determinados estímulos. También da forma a nuestra sensibilidad y a cómo reaccionamos ante emociones otros. De esta dimensión se desprende que No todos reaccionamos de la misma manera ante las mismas cosas y de la misma manera esta diferencia, este matiz, moldea nuestro carácter.
Hay personajes fríos incapaces de reaccionar ante el dolor ajeno y hay personajes más sensibles que, por ejemplo, no dudan en poner en riesgo su vida para ayudar a los demás.
Actividad
Cada uno se guía y actúa en base a valores y principios que interioriza y asimila. Sin embargo, aquí entra en juego uno de los matices más interesantes relacionados con el carácter. No todos somos capaces de reaccionar ante lo que consideramos injusto o contrario a nuestro sistema de valores.
Por ejemplo, si trabajamos en un restaurante donde sobra mucha comida, adoptaremos ciertos comportamientos para que el exceso no vaya a la basura sino a las personas que lo necesitan. Sin embargoTambién hay quienes optan por la inacción para mirar hacia otro lado y no llamar la atención simplemente comportándose como los demás aunque saben que no está bien.
la resonancia
Por último Una dimensión básica para comprender cómo se construye el carácter es la resonancia. Se refiere al tiempo que tardamos en reaccionar cuando vemos o sentimos determinadas cosas. Por ejemplo si acabamos de dejar uno relación infeliz y dependiente. Al cabo de unos meses conocemos a una persona que tiene casi la misma personalidad abusiva que nuestra anterior pareja.
Habrá personas con baja resonancia que aún no han podido interpretar o reaccionar ante experiencias anteriores para aprender de ellas. De esta manera repetirán irremediablemente los mismos errores, dejándose arrastrar por los acontecimientos sin construir un carácter con mayor dignidad, fuerza o incluso un carácter más sano.

Para concluir, como decía al principio, tener carácter es la más importante de nuestras virtudes. Gracias a ella mantenemos el equilibrio entre las olas de la adversidad. gracias a él salimos cada día de la cama sintiéndonos más fuertes corajudo y prepararnos para hacer lo que consideramos correcto siempre.
Por tanto, invirtamos todas nuestras energías en construir un carácter que nos permita ser más libres y felices que cualquier otra cosa.