
Una persona emocionalmente madura sabe que en muchas ocasiones la vida no es fácil ni justa . No atribuye a nadie la responsabilidad de su felicidad o tristeza y no pone la llave de su bienestar en bolsillos ajenos. Se limita a asumir la responsabilidad de sus decisiones y es el creador de cada uno de sus pasos y elecciones, así como de sus posibles consecuencias.
El concepto de madurez emocional y por tanto de persona emocionalmente madura fue uno de los pilares de las teorías de Albert Ellis. Para quienes no conocen al padre de la terapia cognitivo-conductual, hay que decir que es una de las figuras más destacadas dentro de la psicología. Es difícil igualar su entusiasmo por la vida y su trabajo.
Escribió más de 80 libros, 1800 artículos, formó a más de 200 terapeutas y fundó un instituto que lleva su nombre y en el que A las personas se les enseña a reconocer, refinar y reemplazar sus creencias negativas o limitantes por otras más saludables. . Aquellos que promueven el bienestar y el crecimiento maduro para que puedas alcanzar tus metas.
Todas sus obras transmiten la necesidad de entregar herramientas básicas con las que facilitar el crecimiento y la madurez como seres humanos. Las estrategias o principios que exponemos a continuación contienen la esencia de las nociones que Alberto Ellis nos dio lo que creía que era su verdadero objetivo: hacer que el sufrimiento sea más manejable.
Si los extraterrestres descubrieran cómo pensamos los humanos, se morirían de risa.
-Albert Ellis-
Las verdades aceptadas por una persona emocionalmente madura
1- El mundo no es como tú quieres que sea
A muchos les gustaría poder cambiar el pasado, ser como el escritor que completa un capítulo, lo relee y decide borrar algunos párrafos para que la historia tenga más sentido.
Sin embargo a veces la vida no tiene sentido incluso si es difícil de creer. Ciertas cosas parecen no tener explicación lógica; son acontecimientos, hechos y circunstancias que estamos obligados a aceptar para poder avanzar.
Por tanto, la persona emocionalmente madura ha aprendido que no puede cambiar a los demás. . No puede esperar a que la gente actúe o diga lo que él espera. Semejante actitud sería sin duda una fuente más de sufrimiento.
2- Ella sabe que para ser feliz debe ser responsable de sí misma
Bertrand Malle, psicólogo cognitivo de la Universidad de Brown, realizó uno en 2004. estudio a través del cual analizó la relación entre la felicidad y la forma en que nuestra mente entiende el concepto de responsabilidad personal.
Sin resultados atribuir la responsabilidad de lo que nos pasa a otros genera un claro malestar . Es como vivir en un mundo de avestruces simplemente esconder la cabeza mientras culpamos al mundo por nuestros fracasos y desalientos.
Sin embargo, está claro que no tenemos la controlar en todos los aspectos de nuestra realidad. Sin embargo, tenemos la oportunidad de elegir cómo actuar ante la realidad que nos toca vivir. . Precisamente aquí reside la clave de todo y el camino que sigue cada día la persona emocionalmente madura.
No importa si mi infancia no fue precisamente la mejor, no importa si mi pareja me dejó. La necesidad de recuperarme de lo que me pasó es mía porque el pasado no debe determinarme. El presente me pertenece, soy responsable de mi persona y puedo dirigirla con nuevas y mejores herramientas.
3- Descubrió que tiene permiso para cambiar cuando quiera
La persona emocionalmente madura se da permiso para cambiar . Porque cambiar significa crecer y adaptar tu rumbo con mayor precisión tras adquirir nuevos aprendizajes.
Dar un paso más en nuestro crecimiento significa muchas veces dejar atrás cosas y personas reducir así aquellos lastres que nos limitan y erosionan nuestro valor y bienestar personal . Significa tener coraje y una determinación clara al comprender que nuestro potencial está contenido en nuestra capacidad para enfrentar cambios periódicos.
4- Necesitas llevar una brújula emocional en el bolsillo
En cada recorrido por nuestros caminos vitales necesitamos uno brújula emocional . Siempre nos orientará hacia un Norte en el que los miedos no pesen demasiado, donde las ansiedades no existan y donde la ansiedad no frene nuestros pasos.
La persona emocionalmente madura ha aprendido a gestionar estados que le han causado consecuencias menos que deseables y de los que de alguna manera ha aprendido. Toda brújula debe estar bien calibrada. y esto se aprende con la experiencia prestando más atención a los propios estados internos, a los pensamientos y emociones irracionales que sacan a relucir lo peor de nosotros.
5- No hace falta estar enamorado para ser feliz
La persona emocionalmente madura no busca el amor de forma obsesiva . No lo evita, no lo huye pero al mismo tiempo no lo necesita. Porque sabe que en cuestiones emocionales lo que realmente importa es poder crecer. Aprender junto a alguien que enriquece el camino de nuestra vida, una persona que no prohíbe nuestros valores emocionales sino que los nutre y los expande.
En el corazón de una persona emocionalmente madura sólo el amar ¿Quién sabe sobre el equilibrio? entusiasmo y proyectos en los que ambos socios puedan perseguir sus objetivos teniendo un espacio común. Si esto no sucede, siempre preferirá la soledad porque en este territorio también puede radicar el bienestar y la satisfacción personal.
Para concluir, nos gustaría subrayar un aspecto. Nadie viene a este mundo ya emocionalmente maduro. este título se obtiene con el tiempo adquiriendo día tras día nuevas y mejores habilidades para incluirlas en el bagaje existencial. Por lo tanto, sé receptivo a estas lecciones de vida.
