Baobab en el corazón, reflexiones de El Principito

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cuando lo tengas un baobab en el corazón hay que arrancarlo de raíz, sus semillas almacenan miedo, inseguridad, desilusión, ira... Deberíamos hacer como el Principito que cada mañana arrancaba todas las semillas de los titánicos baobabs de su pequeño planeta por miedo a que crecieran demasiado y sus raíces gigantes destruyeran todo lo que amaba.

Hay miedos inteligentes que contribuyen a nuestro bienestar. Se trata de miedos fisiológicos ligados al instinto de supervivencia. A veces, sin embargo, sin darnos cuenta, nos vemos invadidos por semillas de baobab. Se quedan ahí, en el subsuelo de nuestro jardín psicológico y, aunque crecen silenciosamente, alteran nuestro equilibrio y por tanto nuestro comportamiento.

En el planeta del principito hay, como en todos los planetas, hierbas buenas y malas. En consecuencia: buenas semillas de buenas hierbas y malas semillas de malas hierbas.
No
El principito

Entre todas las reflexiones que El principito Este es sin duda uno de los más interesantes. En el libro, el pequeño protagonista erradicaba cada día las malas semillas de su planeta mientras fertilizaba y regaba las buenas. Las malas semillas eran las semillas de baobab que había que erradicar de raíz antes de que consiguieran destruir todo el planeta. Las buenas semillas eran las de rosas y en particular la rosa por la que tenía especial predilección.

Con esta sutil metáfora el autor se refiere a nuestros miedos, esas zonas oscuras donde muchas veces albergamos distorsiones cognitivas . Brotes plantados por la ira, la angustia y la tristeza que con sus raíces socavan los cimientos de nuestro palacio mental.

Un baobab en el corazón cada uno tiene el suyo.

Cultivemos todos algunos baobabs en el Corazón . Sin embargo, hay quienes llevan consigo sólo las semillas invisibles latentes y sin ramificaciones y quienes ahora están dominados por el crecimiento de sus ramificaciones y la fuerza de este árbol que extiende sus raíces y lo trastorna todo hasta el punto de desestabilizarnos. porque el miedos así como los resentimientos empujan hasta el punto de ceder el paso a toda forma de orden interno, lógica y autonomía.

Nordeste El principito en cierto momento el protagonista llega a preguntarle al piloto si las ovejas comen arbustos. Cuando el piloto responde que sí, el Principito reacciona con inmensa alegría, pensando que por fin podrá deshacerse de los amenazantes baobabs. El piloto, sin embargo, se ve obligado a disipar el entusiasmo del niño señalando que los baobabs no son arbustos sino árboles. Son árboles del tamaño de iglesias tan inmensos que ni una manada de elefantes podría comerse uno entero.

El Principito, tratando de imaginar la escena, pensó que tal vez podría hacerlo colocando un elefante encima de otro. Sin embargo, poco después se dio cuenta, con razón, de que probablemente la mejor estrategia era impedir su crecimiento desde el principio. Porque una vez que el baobab ha crecido no hay remedio que funcione. Estos gigantes destructivos deben ser cortados de raíz cuando son pequeños cuando no son más que un montón de semillas...

Había unas semillas terribles en el planeta del principito: eran las semillas de los baobabs.
El suelo estaba infestado de ellos. Ahora un baobab si llegas demasiado tarde ya no podrás deshacerte de él.
Abarrota todo el planeta. Lo atraviesa con sus raíces.
Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son demasiado numerosos, lo hacen explotar.
El principito

La importancia de evitar que los baobabs crezcan en nuestro corazón

¿Alguien ve en la metáfora del baobab utilizada en el principito algo más. Para algunos, las semillas de baobab, además de representar nuestros miedos, representan los gérmenes de los nuestros. malicia . Esta fuerza destructiva que daña el corazón y vuelve al hombre capaz de cometer las peores acciones, dando lugar a escenarios catastróficos de violencia y destrucción. Escenarios que todos tenemos en nuestra memoria colectiva.

En breve Las semillas de baobab siempre han estado y estarán presentes en nuestro interior. Lo único que podemos hacer es elegir si cultivarlas o erradicarlas porque tal como pasó en el planeta del Principito, en nosotros también hay semillas buenas y semillas malas. Varios factores pueden permitir que estas semillas germinen y echen raíces: educación y educación recibida, experiencias de vida, etc.

Sin embargo no debemos olvidar que Depende de nosotros decidir ser buenos y comportarnos como buenos jardineros.

Para tener éxito en esta misión de limpiar el corazón no necesitamos ovejas ni un ejército de elefantes apilados unos encima de otros. Si encontramos un baobab en nuestro corazón es nuestra responsabilidad arrancarlo a su debido tiempo o al menos no cultivar sus semillas. La atención que pongamos en la realización de esta tarea nos permitirá mantener el equilibrio, nos hará más sabios y nos enseñará el disciplina . Ser conscientes de la existencia de estas semillas también nos permite notar cualquier cambio o crecimiento inusual antes de que pequeños problemas acaben convirtiéndose en inmensos y terroríficos baobabs.

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