Alice Herz-Sommer: biografía de una artista

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La vida de Alice Herz-Sommer nos muestra dos grandes verdades. La primera: si alguien tiene una infancia relativamente feliz, es poco probable que la vida lo aplaste. La segunda: independientemente de las dificultades, lo que importa es la actitud con la que afrontas las situaciones.

Hoy te contamos sobre la vida de Alice Herz-Sommer. una sobreviviente, una mujer que desafió a la muerte y logró vivir hasta los 110 años.

¿Por qué decimos que es una sobreviviente? Fue condenada a muerte cuando era muy joven: era judía y fue enviada a un campo de concentración. Por eso estaba destinada a ser una víctima. Sin embargo, contra todo pronóstico, le pusieron el sobrenombre de la mujer más optimista del mundo.

En una de las muchas entrevistas que concedió, Alice Herz-Sommer declaró que tenía una hermana gemela con la que compartía la apariencia y los genes de sus padres, pero no su actitud radicalmente opuesta ante la vida. Alice repitió varias veces que ella nació. optimista y que siempre he sabido ver el lado positivo de cada circunstancia incluso en las peores condiciones.

Nunca hablé del pasado porque no quería que mi hijo creciera con odio porque el odio trae más odio. Y lo logré.

-Alice Heart-Verano-

Esta mujer fue muy admirada por la vitalidad que conservó hasta los últimos años de su vida. A pesar de su avanzada edad siguió tocando el piano, su gran pasión, todos los días. Además, tenía casi cien años cuando se matriculó en la universidad. Su entusiasmo por el conocimiento nunca cesó. Descubramos juntos cuáles son los secretos de esta longevidad y de este optimismo con el que siempre ha afrontado la vida.

Alice Herz-Sommer y una infancia feliz

Personas que presentan niveles altos resiliencia casi siempre tuvieron una infancia feliz. Alice Herz-Sommer nació en Praga el 26 de noviembre de 1903. Procedía de una familia de músicos judíos en la que el arte y la cultura ocupaban un lugar fundamental.

Por su casa frecuentaban los artistas e intelectuales más famosos de la época. Por ejemplo Franz Kafka él era uno de los invitados habituales. Una pequeña curiosidad al respecto: la hermana de Alice se casó con el mejor amigo del escritor. Además, la casa era frecuentada por Gustav Mahler, Rainer Maria Rilke, Stefan Zweig y Thomas Mann. Sigmund Freud también era un huésped frecuente de la familia.

Alice desarrolló un profundo amor por la música desde una edad temprana. Desde los ocho años se dedicó con amor y disciplina a estudiar piano y siendo adolescente ya daba conciertos por toda Praga.

La invasión nazi

En 1931, Alice conoció al músico Leopold Sommer. Se casó con él y él se convirtió en el gran amor de su vida. En 1937 nació su único hijo, Raphael. Pero la felicidad no duró mucho y en 1939 Checoslovaquia fue ocupada por los nazis. La mayoría de los judíos se vieron obligados a vivir en el gueto. Alice y su familia gozaban de respeto en la ciudad y quizás por eso se les permitió seguir viviendo en su apartamento.

Sin embargo, la vida empezó a volverse difícil. A medida que avanzaba la guerra, los propios checos comenzaron a discriminación los judíos. En 1942 llegaron las cartas de expulsión de la madre de Alice y los padres de Leopoldo. Fue un momento profundamente dramático.

La propia Alice tuvo que llevar a su madre de setenta y dos años al centro de deportación. Allí se despidió de ella y la vio alejarse sabiendo que iba hacia su muerte. Esa sensación de impotencia fue para ella el momento más desgarrador de su vida. Incluso después de varias décadas, Alice Herz-Sommer siguió recordando a su madre con nostalgia, melancolía y tristeza, especialmente cuando escuchaba la música de Mahler.

Alice Herz-Sommer: una superviviente

En 1943 llegó una nueva orden de expulsión que acabó por separar definitivamente la unidad familiar. Esta vez estaba destinado a Alice, su marido y su hijo. Los tres fueron llevados al Campo de concentración de Theresienstadt (Considerado un campamento de artistas). En teoría los prisioneros habrían recibido un mejor trato pero la realidad fue muy diferente.

En el campo de concentración Alice tuvo que actuar para los nazis que comían y planificaban sus exterminios al ritmo de la música de este maravilloso pianista. Pero Alice también jugó para los internos. Informó que en total realizó 150 funciones y que en numerosas ocasiones la música ayudó a las almas atormentadas de los presos.

Su marido fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz y al despedirse le dijo: ¡No hagas nada voluntariamente! Unos días más tarde, los nazis buscaban voluntarias que quisieran visitar a sus maridos. Alice recordó las palabras de Leopold y se negó. De esta manera logró salvarse. Ella decía que lo más duro era ver a su hijo pasar hambre. Pero para no hacerle sufrir demasiado, siempre se reía.

Alice Herz-Sommer y su hijo estuvieron entre los pocos supervivientes de ese campo de concentración. Después de la guerra se mudaron a Israel. Alice decidió no vivir en el pasado y crió a su hijo lejos del odio. Rafael se convirtió en un violonchelista famoso y Alice murió a la edad de 110 años en Londres.

Sin duda su vida es ejemplar. Gracias a ella podemos ver hasta qué punto el ser humano es capaz de aguantar sufrimiento y cómo nuestra actitud ante la vida puede determinar nuestro futuro.

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