Quien no puede controlarse a sí mismo intenta controlar a los demás.

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Las acciones siempre dicen más de quien las realiza que de a quién van dirigidas. En el caso de la manipulación revela miedos e inseguridades.

Las personas que tienen poca o ninguna capacidad para controlar sus miedos, brechas y frustraciones a menudo sienten la necesidad de controlar a los demás para construir una autoimagen fuerte y positiva. Esta necesidad poco a poco se convierte en una exagerada tendencia a mandar y en una enlace rígido y asfixiante que socava la integridad emocional de la otra persona.

Si lo pensamos bien, resulta verdaderamente sorprendente cómo la mente humana es capaz de activar los mecanismos más sofisticados allí donde los necesita. Obviamente no todos lo hacen de la misma manera pero por necesidad Controlar todo y a todos los que nos rodean no es más que un mecanismo de defensa.

¿Intentas controlar todo lo que te rodea? Debemos evitar caer en tal sufrimiento porque quien centra toda su atención en los demás lo hace para evitar lo más importante: controlarse a sí mismo.

Baja autoestima, fuerte inseguridad, una imagen negativa de uno mismo, la incapacidad de gestionar emociones como la ira, la tristeza o la frustración son elementos que a menudo forman este cóctel explosivo en el que la incertidumbre psicológica intenta desesperadamente remendar lo mejor que puede con los medios equivocados. Ante la incapacidad de controlar y afrontar todos estos aspectos, la persona dirige todas sus energías a quienes le rodean. :

Estos son comportamientos que sin duda encontramos con frecuencia en algunas relaciones

Control de los demás y falta de autonomía emocional

La necesidad de control se manifiesta en muchos contextos, momentos y situaciones. Lo podemos ver en la madre o el padre inseguro que controla a su hijo para que no abandone el globo de cristal familiar y permanezca con ellos el mayor tiempo posible. También es común en aquellas relaciones de amistad en las que una de las personas involucradas adopta conductas controladoras, manipuladoras e incluso de chantaje. Estas son personas que exigen todo a los demás: tiempo apoyo emocional y por supuesto obediencia.

Si tenemos a nuestro alrededor personas con estas características entonces sabremos que basta con rascar un poco para descubrir que bajo la superficie de las imposiciones, amenazas y obsesiones se esconde una falta de autonomía emocional. Debido a esta carencia sienten la necesidad no sólo de controlar sino también de tomar. En otras palabras, a veces

Por si todo esto fuera poco, también hay otro matiz interesante e ilustrativo. gracias a uno investigación En un estudio de 2009 realizado por los psiquiatras Friese y Hofman se descubrió que las personas con escasa capacidad de autorregulación se dejan llevar por reacciones emocionales del tipo todo o nada. Esto significa que su impulsividad, su ansiedad por ser alimentado, no admite carencias ni excusas y mucho menos es capaz de ver las necesidades de los demás y ser empático .

Cuando una persona con tendencia al control quiere algo, no lo pide, lo exige. Además, busca satisfacción inmediata y atención incondicional de personas de las que pueda tomar y que siempre estén dispuestas y predispuestas a orbitar dentro de su universo egocéntrico.

¿Qué pasa si queremos controlar a los demás?

Muchas veces es necesario hacer un ejercicio de autorreflexión para evaluar si en realidad somos nosotros quienes tenemos esto. necesidad para controlar a quienes nos rodean. Quizás lo estemos haciendo conscientemente o no y también puede ser que este comportamiento se manifieste de un día para otro sin que realmente nos demos cuenta.

En ocasiones el detonante puede ser una situación de dificultad económica, una ruptura con nuestra pareja o la pérdida de un ser querido. Son momentos de vital importancia en los que el vacío se vuelve concreto y asfixiante. en el que el miedo se apodera de nosotros y no podemos soportar la incertidumbre. La mente comienza a vislumbrar sucesos trágicos, todo parece salirse de control y casi sin darnos cuenta terminamos exigiendo a los demás cosas que a veces van más allá de sus responsabilidades. Caemos en abuso emocional sin darnos cuenta.

¿Qué podemos hacer en estos casos? Intentemos pensar en lo siguiente:

  • Necesitamos entender que controlar a los demás no mejorará la situación . Dominar a las personas que amamos limita las suyas y es improductivo. Al contrario, es útil aprender a controlarnos porque el verdadero problema no siempre se encuentra fuera y hay que buscarlo dentro de nosotros mismos.
  • Necesitamos entender que Ni siquiera podemos controlar el futuro y los acontecimientos que están por suceder. . Lo que está a nuestro alcance, sin embargo, es el presente, lo que está pasando ahora y depende de nosotros.
    Vivir implica admitir que hay más incertidumbres que certezascomprender que no todo se puede mantener bajo control y que es necesario aceptar incluso lo impredecible. Para ello nada mejor que trabajar sobre nosotros mismos, invirtiendo nuestras fuerzas en comprender y gestionar nuestra propia emociones …

Está claro, por tanto, que pocas cosas son tan necesarias para nuestro crecimiento personal como el desarrollo de un buen autocontrol. En definitiva, una persona con una adecuada autonomía emocional y un buen control de sus emociones se permite progresar con mayor armonía e integridad respetandose a sí misma y a los demás.

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